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“Esta novela es una pequeña venganza familiar”

La escritora presentó “Salsa”, una historia de migrantes con pasos de baile que hace un guiño a sus ancestros.

- Ivana Romero iromero@clarin.com

Cuando las calles callan, cuando el euro no sube ni baja, una turba de caderas calientes y andares elásticos avanza desde África y América, se apodera de la ciudad”, escribe Clara Obligado en un tramo de Salsa. La argentina que reside en España publicó esta novela en 2002 y acaba de reeditarla por el sello catalán Entre ambos. En 1976, durante su juventud, la autora nacida en Buenos Aires se exilió en Madrid y comenzó a escribir libros que reformulan las fronteras geográfica­s y así crean una lengua poblada de registros llegados de aquí y allá. “El tema de las migracione­s, legales e ilegales, empezó a ser visto en España hace relativame­nte poco. De hecho, cuando se publicó Salsa por primera vez nadie advirtió que se trataba de eso”, dice Obligado en un café de Recoleta, de paso por el país para presentar su libro.

Se trata de una novela nimbada de luz nocturna. Y es que toda la trama se teje en torno a un local de baile que se abre cuando el día se repliega. Allí, a Los Bongoseros de Bratislava, se llega atravesand­o algunas callecitas de Madrid. En ese reino de nombre mestizo quien manda es Jamaica Bronx. Ni jamaiquina ni venida de Nueva York, esta mujeraza de edad indefinida teje alrededor suyo una red de personajes que tampoco son quienes dicen ser. La identidad se esconde, se reinventa. Ahí, la única verdad es la que dicta el roce de los cuerpos, las pieles que exudan deseo. Y el deseo, se sabe, no pide pasaportes.

- ¿Qué podés contar sobre

-Es el primer libro en España que habló de la inmigració­n actual, por lo cual hubiese merecido más atención. Pero en vez de eso, lo compararon con La colmena. No tengo nada en contra del libro de Camilo José Cela pero no era el caso. Para mí en ese momento la inmigració­n era una realidad cotidiana pero para un español, no. No nos habían visto, no estábamos. Por eso acepté reeditarlo: me parece que el libro merece otra oportunida­d.

-¿Es verdad que lo escribiste en discotecas?

-Sí. Conozco a varios bailarines de salsa que me han llevado a recorrer distintos lugares del mundo; incluso, a los más pesados. Y mientras todos bailaban, yo escribía. Así conocí a Ulises, un bailarín bellísimo, que de veras llegó de Senegal y de casualidad terminó siendo salsero. También Omara existe en la vida real y es una gran amiga. Ella es cubana, morena... ¡y racista! Se casó con un blanco.

-¿Y cómo es que Omara termina poseída por la cautiva Felicitas Coliqueo?

-Ahí hay dos juegos. Uno es contar la “Historia del guerrero y la cautiva”, de Borges, al revés, desde la perspectiv­a de ella. El otro, parafrasea­r a Santos Vega. ¡Te lo dice la bisnieta de Obligado, el autor de ese poema! Fue una pequeña venganza familiar: apropiarme de algo tan emblemátic­o y pasarlo por el filtro de la extranjeri­dad más absoluta.

-En algún momento Jamaica piensa que la vida es telenovela. Y el libro parece coquetear con eso.

-Claro que sí: es un culebrón. El gran culebrón empieza con la tragedia griega. Me parece que reivindica­rlo es darle a la literatura una óptica más popular y al mismo tiempo, rescatar las tradicione­s literarias profundas.

Obligado fue una de las primeras coordinado­ras de talleres literarios en España. “A escribir se aprende, porque es un oficio como cualquier otro”, dice mientras cuenta que en la escuela de escritores que dirige hay más de cien estudiante­s y que incluso tienen editorial propia para primeras obras. En 1996, su libro La hija de Marx obtuvo el Premio Femenino Lumen. A partir de entonces, la escritora no dejó de escribir ni de ganar premios. Esa novela es una delicia erótica que explora el deseo de Annushka Dolgorukov, hija ilegítima del gran teórico socialista. En verdad, Annushka nunca existió. Pero de esa manera, la escritora puso en primer plano a las mujeres burguesas del siglo XIX. “No te das una idea de lo difícil que es reconstrui­r la historia de las mujeres que vivieron antes de, digamos, mitad del siglo XX”, dice Obligado, que también se encarga de explorar universos femeninos al margen de toda corrección política. -En Salsa decís que las mujeres después de los cincuenta y los inmigrante­s resultan invisibles. -Sí, es lo que pienso. Se encuentra completand­o una trilogía que empezó con El libro de los viajes equivocado­s y La muerte juega a los dados. “El primer libro habla de la crisis europea y el segundo, de la Argentina. El tercero se llamará Fui sobre agua construida. Tiene que ver con Madrid”, adelanta. -¿Qué se ha modificado desde la publicació­n original de Salsa en 2002?

-Que somos más visibles. Las sucesivas desgracias de los sucesivos países van trayendo inmigrante­s a España. A la vez, hay españoles que se van corridos por la crisis. Y la deuda pendiente son los refugiados, gente que queda varada, fuera del sistema.

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RUBEN DIGILIO Actualidad. “El tema de las migracione­s empezó a ser visto en España hace relativame­nte poco”, dice.Clara Obligado Ed. Entre ambos 240 págs $ 1200
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Salsa.

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