Mirada artística sobre el desgarro de la inmigración
El chileno Máximo Corvalán Pincheira presenta una serie de obras inspiradas en el cruce de fronteras.
Sigmund Freud dijo del psicoanálisis que es “la cura por la palabra”, se podría afirmar -sin miedo al error- que Máximo Corvalan Pincheira busca “la cura por el arte”.
“Soy hijo de un detenido desaparecido de la dictadura de Pinochet. Pero mi madre sale exiliada, entonces yo vivo el exilio, como un inmigrante o un refugiado político durante 17 años”, se autodefine el artista plástico chileno. A lo largo de su carrera, se ha propuesto investigar cómo cala en las subjetividades humanas la experiencia del desarraigo y conocer “a las personas que hay detrás de las cifras de migraciones; sus razones, las condiciones de su viaje”.
Todo esto se propone plasmar en Trazo mutable, una muestra que reúne –en su primera etapa- ocho obras y archivos en el Centro Cultural Matta, de la embajada chilena.
Máximo salió de su Chile natal en 1973, siendo un bebé. "Nos embarcamos en una experiencia de vida nómade, que transcurrirá en Bogotá, Colombia; Berlín, Alemania; La Habana, Cuba; y Ciudad de México”, explica. Es por eso que el artista se identi- fica con quienes van por el mundo en busca de un nuevo hogar y un nuevo modo de subsistencia.
La muestra incluye videos, performances, instalaciones, obras escultóricas y fotografías, con los que construye una narración que es el resultado de largas horas de escucha (más de 40 entrevistas), en tres continentes: Asia, Europa y Sudamérica. Las obras que se exhiben han sido realizadas en España; Corea; Chile y Argentina.
El recorrido comienza con Aziz (Barcelona, 2017), una instalación compuesta por un video y un espejo de agua que vibra con un mecanismo electromagnético en función del audio del relato de Aziz Fayé, un migrante senegalés que llega accidentalmente a la ciudad de Barcelona después de cuatro intentos, cruzando el Mediterráneo en una “patera”, especie de barcaza pequeña. “Ppretendo hacer un homenaje a la fortaleza de este hombre y, también, a todas las personas muertas en el Mediterráneo”, sintetiza Corvalan-pincheira. "Me interesa buscar la sanación, a través de la obra, de alguna manera hacer un trabajo constructivo. Toda la instalación es una metáfora."
La siguiente estación es para apreciar Proyecto MOR: Movimiento Ocular Rápido (Seúl, 2016), tres fotografías y un video que muestran rostros humanos superpuestos, para evidenciar la diversidad de culturas, etnias y lenguas. “Lo que hago es fusionar las imágenes, con una intención quizás ingenua de pretender que somos todos hermanos. Pero, al superponer los rostros, sucede que se vuelve una cosa medio monstruosa y, entonces, el mensaje es que no es tan fácil, finalmente, el problema de la migración ya que somos todos muy distintos ”, dice Pincheira.
En el centro del salón, frente a la entrada, se encuentra Mochila (Buenos Aires, 2018). Una mochila de tamaño mediano hecha de cemento macizo, con tiras de una tradicional.“esta es una pieza que construí acá, en Argentina y que tiene que ver con un entrevistado que se llama Jackson, que viene de Senegal”, cuenta el artista. “Una de las preguntas que hago a la gente, es cómo construye su maleta cuando decide irse. Y él me dice ‘bueno, fue muy difícil porque toda la ropa que usábamos, la compartíamos con nuestros hermanos, entonces decidí solo echar una muda. Pero lo que me gustaría llevarme es a mi familia completa, a mi cultura, mi comida, todo y esa es una mochila muy pesada’”.
Del otro lado del salón, hay una instalación llamada Trompos: sobre mapas del mundo, los visitantes accionan trompos que llevan en su extremo un bolígrafo, de manera que, al girar, van trazando líneas sobre el mapa donde figuran los itinerarios que hacen los migrantes alrededor del mundo. El proyecto tuvo tres versiones: Seúl (2016), Barcelona (2017) y Santiago de Chile (2018). Y, actualmente, Buenos Aires.
“Esta obra une todo el proyecto. Es una pieza lúdica que tiene que ver
con cómo conjugar las fronteras, atravesándolas, reduciéndolas o expandiéndolas. El trompo, es un objeto que no tiene un origen determinado sino que pertenece a todas las culturas y a todas las tradiciones. Las distintas intervenciones se van tapando unas a otras”, se entusiasma.
Al avanzar un poco más, nos encontramos con Remover (Seúl, 2017), una serie de videos de árboles que están apuntalados por varillas de tres patas, para que se mantengan erguidos, a lo que se suma -en una sala central- una enorme pantalla con imágenes de una bailarina coreana que danza con dificultad, ya que debe lidiar con las mismas varillas que la sujetan y apuntalan.
El artista explica que “en Corea, los árboles son transplantados de un lugar a otro y, para ello, se les cortan las
raíces, se les colocan, además, estos trípodes para sujetarlos porque, de otra manera, no alcanzarían a afirmarse solos. Por otra parte, Corea es el país con el índice de suicidios juveniles más alto, incluso más alto que en Japón pero, también, tiene el índice más alto de coeficiente intelectual. Es el país cuya población es la más inteligente del mundo. Y esto está en la misma relación que con los suicidios porque el grado de exigencia es brutal. Estas dos relaciones, la de los árboles y la de los jóvenes a mí me hacían sentido porque uno podria decir, en términos metafóricos, que en Corea no crecen los árboles chuecos... -O crecen derechos o se matan...
-Exacto. Pero, si te fijas, la forma en que los amarran es muy oriental, es muy bella. Y, lo que hago yo con eso es una performance donde invito a una bailarina coreana a desarrollar un baile con esta estructura. El concepto es que debes aprender a moverte con esto. Un poco la idea es 'me muevo pese a todo. Igual me muevo, igual bailo. Igual sonrío a la vida'”.
Hay un espacio llamado Documentación (Buenos Aires, 2018) en el que se muestran tres videos con un total de 21 entrevistas a inmigrantes de Santiago de Chile y Barcelona, realizadas en la Argentina. El espacio está dispuesto como si fuera el lugar donde se toman las huellas biométricas en un registro civil, un aeropuerto o un consulado.
“Argentina, en el tema de migraciones, es un país solidario. Jackson, el senegalés, el primer día fue a hacer un curriculum (en francés) a un cyber y la empleada del local terminó haciéndoselo en castellano”.
“Somos todos hermanos pero no todo es tan fácil, porque a la vez somos muy distintos”, señala.