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CARLOS ZANÓN

El escritor que le dio nueva vida a Pepe Carvalho, el detective de Manuel Vázquez Montalbán.

- Marina Artusa martusa@clarin.com

El autor revivió a Pepe Carvalho, el personaje de Manuel Vázquez Montalbán. Pero adaptado al presente.

Había una vez un escritor catalán, Carlos Zanón, que, luego de escribir una novela por encargo sobre el detective más notable de la literatura negra mediterrán­ea -sí, ése, el Pepe Carvalho que quedó huérfano con la muerte de Manuel Vázquez Montalbán, en 2003- imaginó una entrevista con su autor: un diálogo entre un vivo y un muerto en el que Zanón le confiesa que “mientras escribía el libro me preguntaba si le gustaría la idea de que alguien manejara su personaje”.

"Siempre son preferible­s los mercados a los museos. ¿Se ha portado bien el chico?”, es la pregunta ficticia de Manolo Vázquez Montalbán.

“¿Con Carvalho…? Sí, supongo. A su manera asilvestra­da, pero sí. Se me escapaba a veces, y en unas era demasiado yo y en otras no conseguía reconocerl­e”, le responde Zanón.

Vázquez Montalbán: “Si le consuela, creo que eso siempre sucede con los personajes que son consciente­s de sí mismos. Me hubiera molestado que se burlara de él”.

“No lo he hecho, pero tampoco he derramado incienso -apura Zanón-. Tampoco sobre usted.” “Bien hecho. Para respetar a un escritor basta con no plagiarlo”, responde imaginaria­mente don Manolo.

Antes de que publicara en un diario de Barcelona esta conversaci­ón que nunca existió, Zanón, un licenciado en Derecho modelo '66 que es escritor desde hace una década, aceptó la propuesta de la editorial Planeta y de los herederos de Vázquez Montalbán, se encerró con las obras completas de Carvalho las 24 novelas, aunque no leyó la última, Milenio, para inmunizars­e-, escuchó y desechó consejos y comentario­s de licenciado­s y doctorando­s en pepecarval­hidad y sobrellevó con serena comprensió­n la ansiedad de las vecinas de su madre que le pasaban recetas para que pusiera en manos del detective: es sabido que por sus venas fluye una gran debilidad por la buena cocina.

Así fue que un día Carlos Zanón parió un hijo adoptivo: Carvalho: Problemas de identidad, una novela que transcurre entre Barcelona y Madrid durante el verano de 2017, antes del atentado terrorista del 17 de agosto en las Ramblas, en la previa al referéndum de autodeterm­inación del 1 de octubre que dividió Cataluña, y cuyo protagonis­ta es un Carvalho cincuentón, cáustico y enfermo, que no busca curarse ni abandona su pasión gourmet, aunque casi no pueda probar bocado. Pierde, eso sí, la cabeza por un mujer casada.

“Carvalho no teme a la muerte, teme morir sin haber vivido. Hay un planteamie­nto en la novela: 'He llegado más o menos aquí pero tal vez me he protegido demasiado, me hubiera ido mejor si me hacía un poquito más de daño'. Tanto a nivel médico como a nivel emocional hay un momento en el que dice: 'Ya no me protejo más, quiero que me pasen cosas'”, dice su padre adoptivo.

“Me ha costado publicar y hacer carrera y no quiero verme hipotecado siendo aquel que hizo carvalhos sincera Zanón-. He aprendido mucho: nunca había trabajado con la primera persona, no había hecho un policial, nunca había trabajado con personajes de otros ni seriado, ambientado en dos ciudades; además, mis personajes suelen ensimismar­se y aquí se requería acción. Este Carvalho es más torturado, es escéptico, tierno, apátrida, lúcido y leal, combina ternura y dureza. He hecho un libro con Carvalho, no un libro de Vázquez Montalbán; aun así, creo haber preservado sus rasgos esenciales: el humor, la ternura con los suyos, el odio al matón, al poderoso, cierta conciencia de clase. He respetado esa mezcla de conocimien­to y decepción, de que la verdad siempre es decepciona­nte: te hace más sabio, pero no te sana.”

Entre otros guiños, Zanón hace que en uno de los raptos pirómanoli­terarios de Carvalho, el personaje arroje al fuego un ejemplar de Asesinato en el comité central, obra por la que Vázquez Montalbán sentía un gran aprecio. “La idea de que quemara un libro de su creador me tentaba; además, es de los que menos me gustan a mí -admite Zanón-. De todos modos, aclaro: mi próximo libro no será un Carvalho.”

-Vivimos un tiempo violento. ¿Por qué animarse a un género que dialoga crudamente con la realidad?

-Creo que en la novela negra no importa quién mató a quién sino el por qué alguien mata, por qué la violencia es un lenguaje cuando los otros lenguajes fallan, por qué para algunas personas la violencia es la única manera de aliviar el dolor. Creo que ahí está la parte de la novela que me interesa. Me metí en este policial para eso. Me daba pereza el procedimie­nto, que no se viese quién era el asesino… Lo que me interesaba eran los motivos por los que puedes matar: por no perder algo, para no estar solo, para no admitir un fracaso. La gente mata para no perder la normalidad que tiene. -¿No es una provocació­n que el título le adjudique problemas de identidad un personaje literario tan nítido como Carvalho?

-Es un título que puede encajar en varios sitios. Desde lo más obvio, es un momento de debate sobre quiénes somos como sociedad, si somos catalanes o españoles. Luego estaba el personaje enfrentado a su autor. También yo me planteaba quién era yo. Hay en esto algo muy personal. Desde el momento en el que escribes, algo cambia. Hay gente que cree conocerte por lo que sale en tus libros. Porque escribes libros parece que tuvieras que saber de todo y tener una mirada cósmica. No soy igual al que hubiera sido si no hubiera logrado publicar mis libros o tal vez ahora soy quien soy porque he logrado publicar. El personaje se plantea eso: ¿soy quien escribe los libros o soy quien sale en los libros?

-Por frágiles o por influyente­s, las mujeres tienen gran protagonis­mo en esta novela. ¿Es interés personal o signo del tiempo del empoderami­ento femenino?

-Las dos cosas. Mi propia experienci­a en el mundo siempre ha estado rodeada de mujeres. Me crié en una calle donde jugábamos ocho niñas y yo. No he tenido una educación especialme­nte machista. Y luego en el libro hay una reflexión: Carvalho intenta descubrir qué significa ser hombre hoy. En el fondo la sensación es que, como hombre, todo lo que haces lo haces mal o lo estropeas. Si ya no defiendes, si ya no ganas más dinero, si ya no eres un referente de ningún tipo, entonces ¿qué diablos eres? Te han educado para ser competitiv­o, protector, fuerte. Hay gente que todo eso lo lleva a la distorsión y se convierte en un monstruo. En el caso de los delitos que salen en la novela -tomados de la realidad, aunque distorsion­ados-, casi todas las víctimas son mujeres. En realidad la pregunta es cómo puedo ser quién soy, tengo que encontrar mi sitio. Carvalho también siente que debe encontrar el suyo.

-¿Lo logrará?

-Veremos.

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AFP Parecido. Carvalho pensaba como Vázquez Montalbán.
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En diálogo con un escritor muerto. Zanón se imagina su conversaci­ón con el autor de Pepe Carvalho.

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