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Lo bueno de ser una villana

La actriz, que interpreta a la madre de Calu Rivero en la telenovela de Telefe, se luce con un personaje perverso.

- Sandra Commisso scommisso@clarin.com

“Me tocó un personaje bárbaro que recién se está empezando a desarrolla­r”, dice Patricia Viggiano sobre María Marta Cervantes. El personaje es la madre de Luciana (Calu Rivero) en Campanas en la noche (lunes a jueves a las 22.30 por Telefe), una de las villanas de la historia, que mantiene una relación amorosa con su yerno Vito (Esteban Lamothe), otro de los malvados de la tira.

La actriz está feliz por tener entre manos a esta mujer sin escrúpulos que manipula la vida de todos los de su entorno. “Hacía tiempo que no tenía un rol tan bueno. Ella es arquitecta y tiene mucho carácter. Pero sobre todo, maneja la vida de toda su familia”, asegura Viggiano.

Manipulado­ra y ambiciosa, lo más fuerte del personaje de María Marta es el triángulo amoroso (secreto) que mantiene con su hija y su yerno. “Ella es pasional, pura pulsión. Elabora estrategia­s a medida que se le presentan las situacione­s, intuitivam­ente. Y no tiene registro de culpa”.

Entusiasma­da con componer a esta mujer, Viggiano anticipa que lo peor aún está por venir. “Con el correr de los capítulos van a aparecer momentos muy difíciles para ella, donde se va a entender por qué tiene esta actitud, sobre todo con su hija”, dice.

La actriz es una habitué en muchas tiras desde hace años, pero María Marta es una de los papeles más complejos que le tocó interpreta­r. “No muestra sus sentimient­os, y con el tiempo se va a complicar más esa competenci­a que mantiene con su hija por el amor de Vito”, adelanta.

El de María Marta, aunque sea una mujer sin prejuicios ni escrúpulos, despectiva con sus afectos cercanos, es un personaje muy dramático y solitario. “Es muy dificil de componer, porque es alguien que está muy alejado de mí, de lo que soy yo. Pero eso lo hace más interesant­e”, dice Viggiano. “Le busqué una forma de caminar y hablar que no se parezca en nada a mí. María Marta no tiene filtros y siempre se maneja al límite”.

Para Viggiano es la segunda vez que, en la ficción, su personaje es una madre vinculada en un triángulo amoroso con su hija y su yerno. “La anterior fue en Verano del '98, pero la diferencia es que esa mujer sí se sentía muy mal, con mucha culpa. En cambio, María Marta es más sádica”.

En general, en las telenovela­s los villanos y villanas suelen ser tan odiados como amados. “Creo que eso ocurre porque ellos hacen lo que la mayoría no se permitiría hacer. Son esas fuerzas de oscuridad que dejan que surja el bien”.

Dedicada a dar clases de teatro desde hace años, disfruta del bajo perfil y de sus roles en tiras. “La telenovela es un género poco valorado, y aún hay mucho prejuicio alrededor. Pero los actores, actrices y directores de tiras trabajamos con todo en contra y ponemos mucho oficio. Y a mí me gusta esa salida al toro constante”.w

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Viggiano. “Hacía tiempo que no tenía un papel como éste. Es muy difcícil, porque no se pare-ce en nada a mí”.

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