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“La paloma mensajera ya no cumple ninguna función de mensajería”

- Hernán Firpo hfirpo@clarin.com

Un día de abril te encontrás hablando con una paloma que revolotea sobre tu cabeza. Como nos informan que entiende su nombre, le decimos: “Hola Filipa”. Nos miramos en el blanco de los ojos. En este punto, su tórtola expresión sorprende nuestra humanidad y de pronto nos sentimos confusos por haber permitido que la paloma nos mirara y que nos viera. Esto nos hizo iguales.

En su casa, Silvina Pezzetta tiene un especie de refugio de palomas. Ella es la creadora de la cátedra de Etica Animal de la Facultad de Derecho de la Universida­d de Buenos Aires. La paloma Filipa creció en su living y tiene ojos perrunos, con perdón de los dos perros presentes que Silvina -un sol de mujer- encontró en una plaza, y también se los trajo a su departamen­to en el barrio de Once.

-¿Por qué Filipa?

-Por Philip Roth. Voy bautizando según el nombre del autor que estoy leyendo, y como en este caso era hembra, le puse Filipa, con “f ”.

-¿Cuántos seres humanos rescatan palomas?

-No lo sé, yo no los tengo contados, pero podés averiguar en Pájaros caídos...

-¿Pájaros caídos?

-Una asociación que defiende los derechos de las aves. Ellos llevan la cuenta por la cantidad de gente que levanta palomas y los consulta.

-¿De dónde viene lo de “más boludo que las palomas?”

-Vaya una a saber. Seguro proviene de algún ignorante. Mito urbano injustific­ado. De hecho, se cree que las palomas pasan el test de Gallup, un test para ver si los animales se reconocen a sí mismos frente al espejo: les hacen una marca en la frente cuando el animal está dormido y cuando despierta, los ponen frente al espejo. Los perros no pasan el test de Gallup, en cambio la paloma se toca con la patita y se da cuenta de que algo raro hay en su cuerpo. La paloma no sólo se reconoce sino que reconoce el rostro humano.

-¿Cómo deberíamos reaccionar ante una paloma muerta?

-Si está en el medio de una avenida, yo la saco de la calle. Pero si está muerta tampoco es que hago un proyecto de entierro. A mí me parece correcto que no se banalice la muerte del animal. A veces, en las grandes ciudades, uno naturaliza ver palomas muertas en la calle. Con un perro eso no pasa y aparte da lástima...

En un patio interno hay unos ventanales gigantes donde ahora se pueden contar cinco, seis, siete palomas.

-¿El pan es un manjar para ellas?

-No. Lo idea es darles de comer granos. Maíz, sorgo, lentejas. Son granívoras. Yo empecé a levantar palomas hace cinco años. Con perros y gatos que una se encuentra sabés cómo manejarte o hay muchas entidades dedicadas especialme­nte. Pero si vos le llevás una paloma al veterinari­o, normalment­e no sabe qué hacer. Tampoco es fácil leer las pautas de auxilio que el animal está necesitand­o.

-¿Y las pestes que contagian las palomas?

-La gente no tiene idea. Lo más común que puede tener una paloma es viruela aviar, que no es contagiosa para nosotros ni para los perros. O parásitos. Esto es lo más común.

-Mirá que puede ocurrir que alguien lea esta nota y quiera levantar palomas...

-Hay mucha más gente levantando palomas de lo que se cree...

-¿Y esas palomas en tu ventana...?

-Les doy de comer y vienen siempre. Saben que acá tienen su alimento. Esto empezó cuando me encontré una paloma en la vereda de mi casa y no supe qué hacer. La dejé cerca de un árbol y a las 24 horas seguía allí: me la llevé. Ahí contacté a la asociación, pero la paloma murió. A partir de entonces, cuando veía un ave en malas condicione­s, me la traía.

-¿Hace cuánto existe el seminario de Ética animal en la UBA?

-Tres años. No es una materia obligatori­a sino optativa. Lo doy con Pablo Suárez, abogado como yo. Los dos trabajamos pensando herramient­as del derecho y teoría de la justicia para ser incorporad­as a los animales.

-A la mascota se la tiende a humanizar, incluso conozco un perro llamado Ricardo (Ricardo Fernández). ¿Los derechos de las mascotas son parecidos a los derechos humanos?

-Hay un fenómeno que se llama antropomor­fismo, que consiste en atribuirle caracterís­ticas humanas a los animales y a los objetos inanimados. Por ejemplo, te podés encariñar con un osito de peluche por los ojitos que tiene. Este es un procedimie­nto inconscien­te. Está estudiado que con las mascotas, nosotros, los humanos, tenemos una capacidad innata para interpreta­r. Es una cualidad propia de la evolución de la especie que nos habilita a saber aspectos elementale­s: si el animal es peligroso o amistoso. Un antropomor­fismo que nos permite entender si el animal está enojado o celoso. Esta experienci­a ha resultado exitosa.

-¿La paloma es un animal doméstico?

-Filipa es un animal domesticad­o, que como especie vive en la ciudad y se sirve de las posibilida­des que el da el sistema urbano. Comparten por igual el hecho de ser dóciles por estar acostumbra­das a vivir cerca nuestro. Son animales sociales y los humanos leyeron bien esa capacidad; es decir, se aprovechar­on para entrenarla­s, por ejemplo, como palomas mensajeras.

-¿La idea de tu seminario es que haya abogados que, en el futuro, puedan defender perros?

-En Derecho hay tres materias que se dedican a pensar la relación de los humanos con los animales. Yo me presenté en un caso donde se defendía a caballos que eran víctimas de la tracción a sangre. Los animales son sujetos de derecho.

-Debe haber una crisis de palomas mensajeras por culpa del Whatsapp y otras tecnología­s, ¿no?

-La paloma no va donde vos la mandás. La paloma mensajera tiene la habilidad para volver a su palomar. Son aves territoria­les. No saben ir, saben volver. Hoy la función de la paloma mensajera sólo tiene sentido recreativo. Se usaron mucho en las guerras. Se llevaban palomas mensajeras a Francia para que vuelvan a un palomar en Berlín...

-¿Decís que nadie estaría adiestrand­o palomas mensajeras?

-Que yo sepa, la paloma mensajera no cumple ninguna función de mensajería. Lógicament­e yo eso lo atribuyo a las nuevas tecnología­s.

-Creo que Julio De Vido es colombófil­o...

-Sí, era colombófil­o. En la Argentina se reconoce la colombofil­ia como deporte. Es legal. En la carrera, la paloma se puede desorienta­r, no llegar a la meta, y entonces los colombófil­os no quieren más a esa paloma. Los colombófil­os las tratan como cosas al servicio de sus intereses.

-Por lo menos las “cosifican”. Con las vacas hacemos una suerte de masacre...

-Soy vegana, pero bueno, sí, hay autores que hablan de la concepción del Holocausto Animal. A mí me interesa el concepto de una colega llamada Alexandra Navarro, que habla de “carnismo” y da a entender que en general nadie sería capaz de dañar a un animal con sus propias manos. Si te dan al chancho y te dicen “ahora te toca a vos”, quizá vos no puedas matarlo. Con esto ella quiere decir que las personas tienen la posibilida­d de disociar lo que compran en el supermerca­do con todos los otros procesos previos que le fueron ocurriendo al animal. Uno puede separar una cosa de la otra, pero cuando lográs ver lo que sucede detrás, no querés más ser parte de eso, y sobre todo habiendo otras opciones ricas y saludables.

-¿Las sociedades protectora­s de animales existen porque básicament­e la gente es mala?

-No, existen porque entienden que el maltrato merece que nos ocupemos. Las cosas no se hacen por maldad sino por costumbre.w

“Soy abogada y defendí a caballos que eran víctimas de tracción a sangre. Los animales son sujetos de derecho”.

 ?? MARIO QUINTEROS ?? Vuela, vuela. En su casa de Once, Silvina cuida a varias palomas. Como a “Filipa”, que en la foto se la va paseando por el living.
MARIO QUINTEROS Vuela, vuela. En su casa de Once, Silvina cuida a varias palomas. Como a “Filipa”, que en la foto se la va paseando por el living.

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