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“Avengers” o el cuento de la dieta única

- Pablo O. Scholz pscholz@clarin.com

Si usted, lector o lectora, tiene más de 30 años tal vez recuerde que cuando era chico y lo llevaban al cine le compraban maní con chocolate para acompañar la proyección de la película preferida.

Si tiene más de 40, y vivía en los barrios suburbanos, entre una película y otra que exhibían en el doble programa -una era estreno; la otra era el “relleno”-, se compraba un pancho y una (perdón por mencionar la marca) Coca.

Pues bien. Los tiempos han cambiado.

Y, como nunca, la semana pasada y ésta, en que algunos días más del 80% de las salas de toda la Argentina ofrecían una sola película: Avengers: Endgame. La oferta era casi única. No se podía saborear otra cosa. Y eso que la película de los Estudios Marvel dura tres horas y un minuto. Esto es: no hay mucha rotación horaria diaria, no hay posibilida­d de ofrecer muchas funciones en una misma sala. Y no hay intervalo en las proyeccion­es, por lo que el pochoclo, el pancho y (perdón por mencionar la marca) la Coca hay que comprarlos antes de que arranque la película con Robert Downey Jr. y la docena de superhéroe­s que lo acompañan.

A lo mejor se pregunte qué relación hay entre los productos del Candy bar y el cine. Eso, si usted tiene más de 50 años. Porque las nuevas generacion­es, las que ahora llenan las salas, no pueden vivir sin consumir.

Y el negocio de los complejos multipanta­llas es ése. Ganan mucho más dinero con la venta de los productos del Candy que con lo que les queda del precio de la entrada. Si llegan temprano a un complejo, tal vez tienen la suerte -o no- de ver cómo reciben las enormes bolsas con el pochoclo elaborado -no todos los complejos, eh-, y eso que usted paga cientos de pesos tiene un costo muy bajo.

De la entrada de cine, restado el 10 % para el Instituto nacional de Cine y Artes Audiovisua­les (con ello se fomenta el cine nacional, por lo que si un tanque llena las salas es bueno a nivel de lo que recauda el INCAA, pero ciertament­e malo porque no deja pantallas para ver precisamen­te ese cine nacional), ese 90% se reparte en partes iguales -o algo así- entre el exhibidor (dueño de los cines) y el distribuid­or, el “dueño” de la película. Alguna vez contaremos en detalle cuántos pesos le quedan al productor del filme en cuestión si se trata de una película nacional.

En este caso particular de Avengers: Endgame, no corrió durante los primeros días en cartel ningún 2x1, que es lo que la mayoría del público que va a los cines utiliza. Es una manera de abaratar gastos… y comprar en el Candy. O no.

En la Argentina las salas o pantallas no llegan a mil. A diferencia de otros países, el porcentaje entre cantidad de habitantes y cantidad de butacas disponible es menor. Se han cerrado muchos cines en nuestro país a lo largo de los últimos años, sobre todo cuando llegó la “reconversi­ón” en los ’90. Las salas para más de mil, dos mil espectador­es en la práctica desapareci­eron o se transforma­ron en locales de ropa de segunda selección, bingos, galerías o gimnasios (caminar por la calle Lavalle causa desolación), cuando no templos religiosos (el Atlas Lavalle, tal vez la más linda sala de Buenos Aires).

Fue cuando llegaron los complejos multipanta­llas. Cinemark fue el primero en poner pie. Luego llegarían las cadenas Hoyts y Showcenter.

Y son esos complejos los que fomentan el consumo de los productos del Candy. Obvio, nadie está obligado a comprar o consumir (eso de que no se puede ingresar a las salas con productos que no sean del complejo no es tan así).

La queja por el monopolio de las salas que tuvo -y tiene esta semana también- Avengers: Endgame viene de todas partes. El público, porque no tiene otras ofertas para ver, ya que los otros filmes en cartel tienen horarios de funciones marginales (si los tienen). Y de los productore­s de cine nacional, y distribuid­ores independie­ntes, por la defensa del cine argentino, independie­nte o de culto.

Cuando al público se le da solamente una cosa, sea buena, muy buena o paupérrima, puede acostumbra­rse a eso. No hay tal oferta y demanda, porque desde las cadenas se decide cuál es la oferta.

Las cosas son así. En su primera semana en cartel Avengers: Endgame fue vista por 1.808.528 espectador­es. Lo convierte en el filme más taquillero del año, con sólo 7 días en cartel. Ya en 6 jornadas, con 1.627.131, había desplazado a Wifi Ralph, que en 15 semanas llevó 1.578.028 personas…

La dieta cuando es única, no es buena. Ni saludable. Y cansa.

Hubo días en que el 80% de las salas daban “Avengers”. La dieta única no es rica. Ni saludable. Cansa.

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