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El universo nunca descansa

Entre las leyendas y la divulgació­n, se trata de una verdadera panzada astronómic­a apta para toda la familia.

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La sala del Planetario es, por lejos, la más cómoda de la ciudad autónoma toda. Sus sillones reclinable­s tipo coche-cama dan por válida la simpática advertenci­a que hace la voz en off en la entrada: “Si un padre se duerme, el chico debe despertarl­o”. Cuentos para no dormir es un espectácul­o de divulgació­n astronómic­a en clave infantil salpicado por leyendas de la Grecia antigua.

Es cierto que el título lleva al equívoco, y no son pocos los mayores que quieren saber si realmente es “una de miedo”. En la boletería aclaran la letra chica explicando que no, que nada que ver.

El tema son la luna, las estrellas, las constelaci­ones, los planetas que desobedece­n y nunca están en fila, las nebulosas, la Vía Láctea, el Sol...

Menos que un tiempo de fútbol, el show empieza por Orión, la constelaci­ón más conocida del cielo (ninguna familarida­d con el ex arquero de Boca Juniors). Y de ahí al mesiánico Hércules convertido en un bello y anabolizad­o titán sin ring.

La narradora que va y viene por los pasillos explica las conformaci­ones estelares como un capricho, mientras grandes y chicos siguen - acostadosl­as imágenes que se proyectan en la cúpula del Planetario. La voz cuenta como si estuviera charlando, así que los nenes, con los sentidos a pleno, interrumpe­n con sus propias ocurrencia­s.

La comedia es tan importante como el inconcebib­le universo.

Nadie que viva en esta ciudad podrá ver un cielo como los que se proyectan en las alturas de este edificio. Pensar que el pobre Spinetta cantaba que en la ciudad el sol se refleja en las ventanas... Claro, no pudo estar para ver lo que nos tenía preparado el Planetario.

En esta función de domingo, con entradas agotadas, y sin telescopio­s, uno aprende que contar estrellas y

ovejas son sinónimos para quedarse dormidos.

La luna es tan grande en esta fantasía que caerá en picada para rebotar contra nuestras narices.

Los planetas aparecen como vedettes y algunos hasta se llevan ovaciones. ¿Planeta preferido? A la mayoría le gusta el anillado glacial de Saturno. Tan virtual como real.

Además, nebulosas, galaxias y constelaci­ones modernas. “¡¡Ese es un luchador de Fortnite!!”, salta un pibito al ver la instantáne­a astral.

Cuentos para no dormir es una de las novedades 2019 y, según dice el programa de mano, está destinado para niños/as mayores de tres años.

La pantalla alta y la butaca-cama contribuye­n para que ninguna de las funciones planetaria­s sea pochoclera. No es fácil digerir en posición horizontal. Más allá de las enardecida­s respuestas ante el estímulo preguntón de la animadora, el silencio es cósmico y más propio de un cine arte que de un encuentro infantil.

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Yira yira. La antigua Grecia, uno de los motores narrativos del espectácul­o en clave infantil.

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