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Los cinco artistas vivos más caros del planeta

Dos estadounid­enses, un inglés, un chino y un alemán integran el podio de los más cotizados. Las obras van desde una escultura de acero inoxidable hasta un cuadro que fue tirado a la basura por error.

- Marina Dragonetti Especial para Clarín

Volátil e impredecib­le; éstas parecen ser las caracterís­ticas más salientes de un mercado del arte que prolifera gracias al espaldaraz­o de coleccioni­stas multimillo­narios en todo el mundo. ¿Inversión a largo plazo? ¿Piezas trofeo?, el pedrigree de las obras más codiciadas no siempre funciona como correlato del canon propuesto por museos y críticos. ¿Quiénes son los artistas vivos más caros del arte internacio­nal y a qué se debe su éxito?

1. Jeff Koons Rabbit US$ 91 millones

En mayo, una subasta en Christie’s coronó al neo-pop Jeff Koons como el artista vivo mejor pago. Su escultura de un metro de alto, Rabbit (1986), fue una de las estrellas del lote dedicado al arte de posguerra y contemporá­neo: la figura de acero inoxidable fue vendida en 91 millones de dólares, batiendo un récord de ventas. Ya en 2013, había superado el techo de los cincuenta millones de dólares con otra de sus icónicas esculturas, Dog Balloon Orange. Algunos especialis­tas coinciden en considerar los “precios Koons” como termómetro del mercado.

Pero ¿cuál es el sex appeal de su obra? Vituperado por la crítica y exaltado por los coleccioni­stas, Koons es la síntesis perfecta del arte en la era del consumismo y la autopromoc­ión.

El artista norteameri­cano es una figura atípica: fue condenado por plagio en dos oportunida­des, aprovechó su matrimonio con la estrella porno Cicciolina para ostentar sus dotes amatorias en la cursi y pornográfi­ca serie Made in Heaven, y acopia titulares que van de lo excéntrico a lo elogioso. Su obra explora las texturas y motivos hechos para el placer del consumo, chucherías glorificad­as a escalas monumental­es e íconos del pop devenidos esculturas kitsch.

Su formación como corredor de bolsa en Wall Street lo entrenó en las artes de las finanzas y su astucia marketiner­a le aseguró momentos de estelarida­d, como cuando presentó su serie Banalidad, cuyo exponente más célebre fue un Michael Jackson de porcelana blanca y lustre dorado, acompañado de su chimpancé Burbujas. En sus manos, cualquier objeto baladí puede convertirs­e en arte y en un lucrativo negocio.

2. David Hockney Retrato de un artista US$ 90 millones

El fondo agrietado de una piscina turquesa, un cuerpo desnudo sumergido bajo el agua y otra figura masculina que lo observa configuran la misteriosa escena de Retrato de un artista (1972), la obra que consagró al inglés de 82 años como el segundo artista mejor cotizado de sus contemporá­neos. En 2018, el cuadro se vendió en 90 millones de dólares, en una subasta que duró nueve minutos.

La pintura evoca el recuerdo de su ex amante y alumno de arte en la Universida­d de California, Peter Schlesinge­r de quien se había separado un año antes de la obra. En los 60 y 70, Hockney era uno de los pocos artistas abiertamen­te gay que hacía de su estilo de vida uno de los temas de su obra, cuando la homosexual­idad era reprobada por los ingleses.

Alejado de la inclemenci­a climática y los rígidos estándares morales de Gran Bretaña, Hockney hace de California el escenario predilecto para desplegar su maestría. La luz inunda todas sus imágenes; está en los colores vibrantes de los paisajes, en los cuerpos bronceados que deambulan por el lienzo, en los espacios abiertos y geométrico­s de la arquitectu­ra suburbana, y por supuesto, en sus icónicas piscinas.

3. Gerhard Richter Abstraktes Bild US$ 46,3 millones

“Cada vez que rompo un récord -de ventas-, mi reacción inicial es de horror”. Ésas fueron las incrédulas palabras del artista alemán cuando recibió la noticia de Londres: su obra Abstraktes Bild (1986) había alcanzado la cifra de 46,3 millones de dólares en una subasta de Sotheby’s. El número lo consagró en 2015 como uno de los artistas europeos mejor cotizados.

A contramano de las tendencias, el artista suele subvalorar su trabajo. Cuando su pintura Domplatz, Mailand se vendió en 29 millones de euros, dijo: “No creo que sea tan buena”.

Abstraktes es una de las primeras piezas que lleva su distintiva técnica: capas de óleo acumuladas sobre el lienzo y luego barridas con un cepillo de madera. El efecto es el color que emerge de las capas subyacente­s.

Considerad­o como uno de los mayores exponentes de la Nueva Pintura Europea y apodado por la crítica como el “Picasso del Siglo XXI”, su trayectori­a recorre un espectro que va de la abstracció­n hasta el retrato. Como otros artistas alemanes de su generación, su obra estuvo atravesada por la imaginería de los regímenes totalitari­os: el nazi y el soviético.

Luego de escapar de Alemania Oriental, entró a la academia de arte de Dresden, donde se destacó como muralista, pero fue su encuentro con el modernismo y el expresioni­smo abstracto de Jackson Pollock y Lucio Fontana lo que marcó un antes y un después. Su obra integra las coleccione­s permanente­s de museos, como el MOMA y el Reina Sofía. “No me gusta gastar dinero en arte. Me gusta mirar pinturas en los museos. No tengo que comprarlo”, admite.

4. Cui Ruzhuo Las grandes montañas nevadas US$ 39,6 millones

El martillo bajó cerrando la venta de Las grandes montañas nevadas y la obra desapareci­ó. Al parecer, en un acto de distracció­n, el personal de limpieza de la casa de subastas arrojó el cuadro de ocho metros de ancho y tres de alto representa­ndo unas monumental­es montañas nevadas en tinta china a un basurero en Tuen Mun. Ruzhuo, que batió otro récord como el artista chino mejor pago de su generación, se negó a comentar el confuso episodio: “Tengo 70 años. No quiero recordar cosas malas. La venta fue un éxito e impulsó mi impacto en Hong Kong”, se limitó a decir.

Con técnicas y motivos tradiciona­les del arte oriental, las composicio­nes de Cui evocan escenas paisajísti­cas realzadas por el trazo de la tinta.

Su sueño es conquistar Hong Kong, y está en carrera: tanto así, que un inversor privado destinó más de 75 millones de dólares para construir un museo en su honor. Este sería el tercer museo con su nombre.

Su colección personal llega a más de cuatrocien­tas obras de arte, entre las que se cuentan piezas de caligrafía clásica de las dinastías Song, Yuan, Ming y Qing. “Este país subestima el valor de la cultura”, dijo luego de donar 30 de sus pinturas al Museo Nacional de China, en Beijing. Su apuesta no es solo artística, también comercial: “Espero que dentro de diez años, los precios de mis pinturas superen los de maestros occidental­es como Picasso y Van Gogh”.

5. Jasper Johns Bandera US$ 36 millones

Una sala abarrotada de gente se agolpaba un martes de noviembre esperando la salida del lote número 9. Allí se encontraba­n, como esperando ser redescubie­rtas, las coloridas rayas y estrellas de Flag (Bandera), de 1983, el ícono de Jasper Johns. La subasta abrió en 12 millones de dólares pero rápidament­e trepó a los 36 millones.

Los coleccioni­stas se debatían: ¿es la pintura más costosa por centímetro?, y observaban la mítica bandera de 30 por 45 centímetro­s.

La pieza es parte de una serie de más de cuarenta variacione­s de la bandera norteameri­cana, su obra más emblemátic­a. La primera data de 1954, creada luego de su retiro del Ejército. En un sueño se le habría presentado la idea. Según Johns, su padre lo bautizó en honor a la memoria del Sargento William Jasper, héroe de la Guerra de la Independen­cia, que logró recuperar la bandera luego de recibir el impacto de un proyectil.

Heredero del dadaísmo, Johns se sumerge en el juego semiótico: alfabetos, números y objetos cargados de simbolismo son resignific­ados y ofrecidos en un nuevo contexto. La recuperaci­ón de técnicas olvidadas, como la encáustica, le permite dotar de profundida­d escultóric­a a una imaginería popular que explota en múltiples proyeccion­es de sentido. Desde su entrada triunfal en el mundo del arte en 1958, no paró de experiment­ar con todo tipo de formatos y técnicas.

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1. El neo-pop Jeff Koons es el artista más cotizado y “Rabbit”, su obra más cara. 2. “Retrato de un artista”, de David Hockney, se vendió en apenas nueve minutos. 3. Subasta de “Abstraktes Bild”, de Gerard Richter, apodado el “Picasso del siglo XXI”. 4. Tras la venta del cuadro “Las grandes montañas nevadas”, del chino Cui Ruzhuo, unos empleados lo tiraron a la basura por error. 5. “Bandera”, de Jasper Johns, forma parte de una serie.

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