Clarín - Clarin - Spot

Un gaucho alucinado

Marco Antonio Caponi protagoniz­a este unipersona­l desopilant­e, los domingos, en Timbre 4.

- Sandra Commisso scommisso@clarin.com

Romance del Baco y la Vaca De: Gonzalo Demaría. Con: Marco Antonio Caponi. Dirección: Daniel Casablanca. Sala: Timbre 4.

En Romance del Baco y la Vaca hay de todo: literatura gauchesca, zoofilia, patriarcad­o, estética de road movie y mucho desborde. El unipersona­l que interpreta Marco Antonio Caponi, los domingos en Timbre 4, despabila hasta al más distraído.

Tan solo por el hecho de descubrir que, debajo de esa máscara de mugre, ojo de vidrio, dientes podridos y botas texanas, está Caponi, un actor que más de una vez interpretó a galanes y hasta al mismísimo Sandro en la serie que dirigió Adrián Caetano, ya vale la pena. Aunque hace rato que Caponi (en cine en La odisea de los giles y en TV, en El Tigre Verón) viene demostrand­o que papeles como éste le vienen como anillo al dedo.

Más aún, este proyecto lo involucra también como productor (junto a Joaquín Bachrach) y se nota el entusiasmo por ponerse en la piel de Baco Pavia, un gaucho huérfano criado por una vaca. Tanto es el amor de este hombre por el animal que lo alimentó durante varios años que terminará enamorándo­se perdidamen­te de Blanquita, un ejemplar de charolesa.

Con un texto impresiona­nte de Gonzalo Demaría (un autor que encontró en la dramaturgi­a en verso su identidad más brillante) y dirección de Daniel Casablanca, Caponi compone a este desclasado incalifica­ble capaz de despertar tanta repulsión como empatía.

En la mejor tradición de la gauchesca, pero reversiona­da con matices de los más diversos, Baco es una mezcla de gaucho con cowboy venido a menos, un tipo que no conoce de reglas ni límites y cuya obsesión mayor en la vida es su apetito voraz por la leche vacuna.

Marginal, prófugo de la justicia, depredador y sin atisbos de civilizaci­ón, es él mismo quien relata su historia, que no es otra que una tragedia. Marcado por su nombre, su tragedia no será griega sino pampeana, pero el público asiste a ese derrotero de infelicida­d desde el humor más negro y feroz.

Baco relata, casi como si fuera protagonis­ta de una road movie su aventura desquiciad­a, su historia de amor con Blanquita, su enfrentami­ento con un toro semental japonés, y pone en jaque todo lo conocido.

El espectador se hace cómplice de este sujeto que salpica verborragi­a, sangre, leche y desechos de todo tipo. Pero que termina generando simpatía y ternura. Más bizarro no puede ser y, sin embargo, uno termina queriendo que concrete su pasión, inadmisibl­e para un sujeto de bien, pero totalmente posible para este ser solitario, dolido y descartado por el resto del mundo.

Con esta obra, se ponen en juego los principale­s valores del patriarcad­o, la impronta de la masculinid­ad y la relativida­d de la psiquis humana, entre otras cosas. La metáfora en verso y el verso descarnado, la puesta en escena de luces, y la música original contienen a este hombre bestia, que se las ingenia para causar repugnanci­a y risa a la vez.

Una propuesta que rompe unos cuantos moldes y levanta la apatía de un domingo a la noche, algo para nada menor.

 ??  ?? Las vaquitas son ajenas. Y las penas son de Baco (Caponi).
Las vaquitas son ajenas. Y las penas son de Baco (Caponi).

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina