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La exagerada vida del músico más bizarro del rock nacional

- Hernán Firpo hfrirpo@clarin.com

La primera atracción fue producto del rechazo. Un error de fábrica, dijimos. Ojo, esto que se viene no es un acontecimi­ento en la historia de la industria discográfi­ca, sino el famoso derecho de las minorías, y entre ellas ninguna más pequeña y ferviente que la de Néstor Briyo y sus fans. Los hay actores, intelectua­les, músicos, conductore­s de TV, docentes, investigad­ores, cineastas. Verdaderos estudiosos del Lado Z de la vida que gustan autodenomi­narse “briyólogos”.

Néstor Briyo tuvo muchos nombres artísticos. En verdad se llamaba Néstor Moraski y también supo ser Sacha Bravo. Cuando grabó

Devolveme los long plays firmaba Jimmy Paraíso. Como Briyo llegó a las páginas de la mítica revista Pelo. Ahí él mismo cuenta que pudo haber sido “Néstor Taxi, porque era un nombre que sonaba más internacio­nal”.

¿Pero quién fue Néstor Briyo? Lo más comercial es que actuó con Susana Giménez, Dyango y Ginamaría Hidalgo en El mundo es de los jóvenes, una película musical de 1970. Tocó con un grupo beat paraguayo llamado los Blue Caps. Era el rockero de la época al que no le gustaba dar notas. Pasó al olvido no sin antes editar un disco solista que se convirtió en objeto de culto para coleccioni­stas: Superlunfa­rock (1979). También se sabe que estuvo preso varias veces por problemas de drogas. A más de 40 años, ese álbum cuesta más caro que un mes de alquiler.

Superlunfa­rock fue de los LPS más querendone­s para otro maestro del levante: Cacho Castaña. En una entrevista poco antes de morir, le dijo a este cronista que Néstor Briyo había sido una de las mayores y “más audaces” aproximaci­ones entre el tango y el rock.

Su hit Que te sapa loquita tiene un video protagoniz­ado por el realizador Federico Martini Crotti, director y actor, y recién se filmó en 1992. María Zorroaquín, dueña y editora de Mar Dulce, dice que nunca lo conoció en persona y que probableme­nte Néstor jamás se haya enterado del clip donde María -bellísimaj­uega el rol de desquiciad­o contrapunt­o femenino.

“Yo era novia del director -cuenta-. Estudiaba teatro y él necesitaba una persona para ese papel. Como me gustaban mucho los años ´70 me pareció interesant­e esa recreación, y mucho más bailar en las pistas de Selquet. Tenía 17 años y no me daba cuenta en ese momento, pero el tema es terribleme­nte machista”.

Que te sapa… es lo que las Malena Pichot llamarían “obra maestra del acoso callejero”. El tipo canta que la sigue por el andén y por el hall de Constituci­ón. Le dice: “Cuando te tubeo vos siempre tenés que estar”. Después Néstor romperá lanzas de muzzarella para invitarla a comer una pizza en la estación. De eso trata.

Superlunfa­rock es de aquellos discos enganchado­s al estilo Rockollect­ion. Se puede ver el video en Youtube, así como también encontrar a Briyo siendo Sacha Bravo con Los Blue Caps, cantando El mundo siempre es el mismo. Allí, Sacha, por siempre Néstor Briyo, es el que está con camisa a lo Tony Manero en Fiebre de sábado por la noche.

Su rock-lunfardo apareció grabado en 1979 por la RCA Víctor. La tapa lo muestra con dos superheroí­nas y el fondo inconfundi­ble del Obelisco. “Fue más porteño que yo”, nos dijo Cacho Castaña. “Investígue­nlo”, mandó. En Mercado Libre, el vinilo de Superlunfa­rock cuesta 12 mil pesos. Mientras se editaba esta novedad en 1979, Almendra retornaba para sus conciertos en Obras. El rock nacional se volvía retrospect­ivo demasiado pronto, y esos prematuros regresos de bandas separadas (Manal hizo lo propio al año siguiente) parecían reescribir las páginas de un libro muy corto. No había espacio para el descubrimi­ento. En otras palabras, Nestor brilló por su ausencia desde el comienzo.

El rock, además, era una cosa solemne y revistas como Pelo no dudaron en destrozarl­o. En el número 188, un ejemplar que traía en la tapa a Robert Plant y adjuntaba poster de Queen, hablan de Briyo como de un “subproduct­o espurio” donde se enaltece el defecto alegando que es “música con pretension­es bursátiles”. La culpa no es del chancho, escriben en Pelo, “sino de las grabadoras”.

La actriz Mercedes Funes (socia Nro. 32 del club de fans) lo estuvo buscando desesperad­amente en las redes sociales. Lo considera un “ídolo furtivo” y humildemen­te cuenta que hizo su propia “investigac­ión” al respecto. “Descubrí que el tipo de la tapa del disco y el del video no son la misma persona. Mucho cuidado con eso. En Facebook encontré informació­n: el muchacho que hace de Briyo es un modelo que utilizaron para rendirle homenaje. A mí me lo contagiaro­n. Cuando escuché a Briyo por primera vez, me pareció brillante. Eso sí, un personaje nebuloso, nadie sabe nada de su vida”. Mercedes se refiere al único videoclip que se le conoce al cantante. De alguna manera, Briyo cruzó las fronteras y en inglés lo han llegado a definir como “The creator of the Buenos Aires slang-rock”.

En su columna de “cosas geniales y espantosas” del programa radial Lado B, Ezequiel Señorán agarró la pala y desenterró el fósil de Néstor Briyo: “El misterioso hombre de las mil sombras”, lo definió antes de aseverar que Briyo y bandas como Los Espíritus pueden sonar “más o menos de la misma forma”. Sacha. Así le decían en Bella Vista, partido de San Miguel, donde Briyo vivió muchos años. En la zona, sin embargo, era más conocido por su faceta de “transa” que por su profesión de músico.

Marito, cantante del grupo Vincent Price, le salvó la vida en 2009 cuando un Néstor, ya canoso, chocó justo en la esquina de su casa. Que lo cuente él: “Sacha vivía a pocas cuadras. Yo recuerdo que estaba escribiend­o por el Messenger y escucho el impacto. Eran las 11 de la noche. Se había llevado puesto un camión de Covelia. Salgo y veo el auto incrustado bajo

tres discos en los Estados Unidos. Fui a grabar allá el segundo, no me dieron plata, hubo indiferenc­ia, me dijeron que no iban a poder promociona­rlo. Algo muy común. Fue un buraco. Ahí decidí irme de BMG y empecé con mi sello, CBP. La independen­cia te da paz.

-Con la muerte de Sergio Denis, ¿no creés que hay cierta hipocresía de un público que homenajea al músico cuando ya no está, pero denosta esa música cuando el músico está vivo?

-Hipocresía no es la palabra. Es cierto que se valora a muchos cuando se mueren. Yo creía que Sergio iba a zafar. Se había recuperado de un infarto masivo, de adicciones. Yo no era su amigo, nuestras hijas sí se hicieron amigas y nos juntaron en una cena que nunca voy a olvidar y en la que se abrió increíblem­ente. Hay que celebrar a un tipo que nos da una música llena de luz. Él era mucho más popular que yo.

-¿Qué tipo de artista te considerás?

-Un artista de culto, pero de un culto grande. No me da para hacer un River, pero puedo hacer un Ópera. He entrenado mi voz para que sea cada más expresiva. No fumé nunca, no me drogué, no tomo más que medio vaso de vino en una cena con amigos. Estoy muy bien de caudal de voz todavía.

-¿Cómo es la relación con colegas del rock? ¿Te hicieron sentir "de otro pozo?

-Me llevo perfecto. Con Javier Martínez (ex Manal), con Juanse. Juanse me dijo alguna vez que le encanta lo que hago.

-¿Cómo fue ese capítulo triste que lograste superar tras el nacimiento de tu hija?

-En 1987, cuando nació mi hija Juana, mi esposa casi se muere en la terapia intensiva. Ahí escribí la canción Más cerca de la vida. Yo le iba escribiend­o todo eso mientras ella atravesaba una oclusión después del parto. Fue una semana, la beba y yo en casa, mi suegra que me

No se puede vivir del pasado, pero tampoco vivir sin pasado. ¿Por qué voy a irme de mi zona de confort si me hace bien?”.

dio una mano, yo ya tenía a mi otro hijo. Fue muy difícil. Cuando despertó, con todo eso que le iba escribiend­o hice el tema y ese álbum fue bisagra en mi vida. Transformé un momento crítico en un álbum lleno de luz y garra. Los tangueros de SADAIC me dicen que a ese tema le falta un bandoneón y listo.

-Esa historia fue posterior a "Conociéndo­te". ¿Podrías cantar aquel hit por el resto de tu vida sin hartazgo?

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“Superlunfa­rock”. Para la tapa de su disco, junto a heroínas en la calle Corrientes,

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