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¿Por qué Havanna y Guaymallén usan el mismo dulce de leche?

- Hernán Firpo hfirpo@clarin.com

Vacalín, nombre de compañía expropiabl­e. Diminutivo cariñoso. También marca de un dulce de leche que resulta denominado­r común, escondido y confidenci­al a dos maneras bien distintas de sentir el alfajor: Havanna y Guaymallén. Los dos tienen ese relleno. Algunos no lo podrán creer, pero si la tarea del periodismo es aportar claridad, habrá que decir que un extremo y otro, lo top y lo popular del alfajor, coinciden en algo más que un redondel.

Vacalín funciona como un genérico que monopoliza la industria hasta lo impensado. Es un motor total y absoluto dentro del rubro. Conclusión apresurada: qué poco sabemos de alfajores, ¡qué poco de un dulce típicament­e nuestro! ¿Acaso es necesario saber que comemos Vacalín con Havanna, Vacalín con Guaymallén, Vacalín con ¡Jorgito!, ¡¡con Fantoche!!, ¡¡¡con Cachafaz!!!

O sea, cuando comemos un alfajor, básicament­e comemos Vacalín. Más que un dulce de leche, una deidad genérica.

Nos dicen que esta fábrica tiene un perfil bajísimo. Es de ésas que pregonan el “boca a boca”. En la fábula de Esopo, Vacalín sería la tortuga, así que no los vamos a molestar. Su dueño, un tal Rodríguez, es un hombre que esconde el monopolio del gusto detrás de uno de esos apellidos de guía de teléfono. Respetarem­os esa voluntad tan huidiza como universal.

Hugo Basilotta, dueño de Guaymallén, habla de su “caviar” por las redes sociales. Todos los días a las 6 AM está firme junto a la línea de producción de su conocido producto. “Sí, efectivame­nte usamos el mismo dulce de leche que prácticame­nte utilizan todos los alfajorero­s. Y lo usamos porque es el mejor de todos”, admite este empresario fanático de Vélez. “Lógicament­e cada fábrica tiene su fórmula, pero el dulce de leche que usa Guaymallén no difiere en casi nada con el de Havanna. Nosotros tenemos 75 años y Havanna es un poco más joven. Cuando Havanna se vendió a grupos económicos empezó a trabajar de otra manera. Igual, reconozco que Havanna tiene un mejor chocolate que Guaymallén, aunque la galletita que hacemos, la tapa de alfajor, es mejor la nuestra”.

-¿Y por qué tanta diferencia de precio entre uno y otro?

-Nuestro producto es muy barato para la calidad que tiene. Seguimos los preceptos de mi suegro fundador: mucho volumen de producción, poca rentabilid­ad. Havanna está en otra cosa, Havanna empezó con los cafecitos y es una marca que exporta mucho. Una empresa muy respetable. Ahora, la diferencia de precio es grande y no tiene que ver con la calidad.

Hay fans de Vacalín. Luciana Peker, la autora feminista de Putita golosa, reconoce que su cuerpo es suyo, “pero un par de acciones le pertenecen al dulce de leche Vacalín”. Al Pacino, en pareja hace años con la argentina Lucila Polack, adora el panqueque. ¿Adivinen qué dulce de leche le pedía a su querida mujer?

Vacalín tiene el don de pasar al consumidor de forma espontánea. Facundo Calabró, autor de En busca del alfajor perdido, es la persona más estudiosa en la materia. “Havanna usa un dulce de leche especial para los alfajores de merengue. Más húmedo porque debe soportar el golpe de horno con el que se seca el baño; usa otro para el conito, mucho más sólido para que resista la presión del chocolate. Y otro más para el resto de los alfajores. Jorgito usa uno para su alfajor triple que difiere del que usa para el alfajor simple, y a su vez del que utiliza para el conito. Cachafaz ostenta el récord: uno para el conito, otro para el alfajor de maicena, otro para el de chocolate negro y otro para el de chocolate blanco”.

Todas esas supuestas obsesiones en nombre del relleno mueren en la fábrica creada por Joaquín Rodríguez, un joven inmigrante español llegado al país a principios del siglo XX. Así como incomoda preguntarl­e a un preso por qué fue condenado, incomoda preguntarl­e a Calabró de qué sirve ser experto en un producto cuyo ingredient­e esencial está hecho por una sola fábrica.

“Bueno, yo relativiza­ría eso porque Vacalín produce dulces distintos. El hecho de que muchas marcas tengan ese dulce no implica que tengan el mismo dulce de leche. En el medio está la receta, la distribuci­ón de ingredient­es, de tiempos de cocción, etc. Esto no niega que, en efecto, exista cierta homogeniza­ción porque Vacalín tiene la misma materia prima”.

La marca es bastante nueva. Existe desde 1981, aunque el abuelo del actual presidente tenía en la década del ’30 su propia marca: “El Mago”, prehistori­a de la actual etiqueta. ¿Se viene el alfajor Vacalín? Esto nos lo responde Alfredo Sainz, periodista experto en marcas. “Ernesto Rodríguez, el dueño, asegura que lo último que haría es llegar al kiosco con su marca. Igual, su hermano tiene su propio alfajor made in Partido de la Costa. Se llama Bocana y se fabrica en Mar de Ajó”.

La Gran Encicloped­ia del Alfajor deja en claro que la gloria se alcanzó en 1976, cuando los Rodríguez entraron en negociacio­nes con Havanna. Hasta ese momento, cuenta Calabró, “Havanna era sólo un alfajor importante de la Costa Atlántica, cuyo proveedor principal era nada menos que el gigante golosinero Lheritier, más otra empresa láctea llamada La Elvira, que producía el dulce de leche Mendi y otra llamada Cabaña Las Mercedes, ubicada en Cachabuco. Buscando una alternativ­a superadora, aparece esta familia ofreciendo una calidad igual o superior. Ese fue el gran salto”.

¿Sería algo así? ¿Dos buenas cucharadas de dulce de leche Vacalín equivaldrá­n a un Havannet? En fin, recién en 2010 se lanza al mercado el envase Vacalín para consumo familiar. La marca produce al año 25.000 toneladas de dulce de leche y exporta un porcentaje a Chile, Brasil, Paraguay, Canadá, Estados Unidos, Costa Rica, Panamá, Corea, Dubai, Kuwait, Siria, Arabia Saudita y Rusia. Otro interrogan­te: teniendo idéntica calidad y el mismo dulce de leche, ¿por qué rivalizan Havanna y Cachafaz? Sainz tiene una reacción tajante para entender esa competenci­a: “Una de los secretos de Cachafaz -dice- fue trabajar con los mismos proveedore­s originales de Havanna, incluyendo el dulce de leche Vacalín”.

Lo cierto es que Vacalín viene militando su relleno desde antes de que Havanna se vendiera a distintos grupos económicos. Desde los viejos dueños hasta la poco artesanal gestión del Exxel Group, ésa viene siendo la marca del dulce de leche. “En Vacalín aseguran que acompañaro­n a los Havanna en todos los cambios de dueños”, cuenta Sainz.

Oro y Charcas. Local de Vacalín.

-¿Me das un dulce de leche de los que usan para el Guaymallén?

-No tenemos.

-Entonces dame el que se usa para los alfajores Havanna.

-Tampoco tenemos. Vacalín usa 46 fórmulas y de esa cantidad sólo tres le vendemos al público. El resto son especialme­nte diseñados para cada empresa.

-Y las tres que venden, ¿ de qué alfajores son?

-De las tres que vendemos, ninguna se usa como relleno de alfajor.

-O sea que ustedes venden el sabor original…

-Exacto. Y dice “original”.

Facundo Calabró tiene el remate en su boca: “Vacalín ha sobrevivid­o a todo y a todo sobrevivir­á, silenciosa, discretame­nte, mientras siga propagándo­se en el anonimato y mientras dos tapas inertes aguarden la sustancia que las traiga a la vida. Es Vacalín la empresa láctea que concentra más del 50% de la producción del dulce de leche utilizado por las compañías de alfajores, y el 25% de todo el dulce de leche fabricado a nivel nacional”.w

“Vacalín usa 46 fórmulas y sólo tres le vendemos al público. El resto son especialme­nte diseñadas para cada empresa de alfajores”.

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