Charles Mingus, contrabajista
Harapiento, pero inigualable
En la primavera de 1936, tras la actuación de la magistral orquesta de Count Basie, se organizó una jam en el Reno Club que presidía el baterista Jo “Papa” Jones y de la que participó Parker, con sólo 15 años. Subió en el momento en el que comenzaba un tema de velocísimo tempo, y tras un par de fallidas entradas, Jones le indicó con un golpe de platillo que bajase. Charlie no lo entendió, y la historia se repitió hasta que el baterista sacó un platillo del soporte y lo arrojó al piso provocando un estruendo.
A pesar de las risas y las bromas crueles, Parker alcanzó a dedicarle un saludo de despedida. Lejos de amilanarse, el papelón hizo que dedicara más horas al instrumento. “Esa historia debió de ocurrir antes de 1937, porque cuando yo lo escuché ya tocaba bien”, decía Jay Mcshann el director de orquesta y pianista que le dio la primera oportunidad real a Parker. A finales de septiembre del mismo año, el veterano saxofonista de
Nueva York II: a veces, segundas partes pueden ser buenas
Su segunda llegada a Nueva York fue en 1941, con la orquesta de Mcshann, a la que tiempo después abandonará. En una de sus primeras noches neoyorquinas, la orquesta de MCS hann compitió en el Savoy con la de Luckie Millinder, en la que estaban Gillespie y Sister Rosetta Tharpe,y ganó por paliza. Parker tuvo mucho que ver con este triunfo, en especial por sus versiones de Cherokee y Clap Hands, Here Comes Charles. El gran Ben Webster, presente en esta batalla, fue hasta la famosa Calle 52 (calle de los clubes de jazz)... w
Lo quería mucho, no podía soportar ver lo que se hacía... Lo hablé con él en el Birland. Y vi lágrimas en sus ojos”.
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