La “otra” película de Diego
Una historia que comenzó a escribirse en la Argentina, pasó a manos europeas y nunca se estrenó en el punto de origen. A Benicio del Toro le cortaron las piernas antes de entrar a la cancha. Estaba preparado para cuerpear el modo Maradona, pero lo excluyeron por su estatura (más de 1,90) y por su cachet (11 millones de dólares por película).
Marco Risi estaba obsesionado por filmar la vida de Diego, pero el protagonista no aparecía ni en latitudes rioplatenses, ni en España ni en Italia. Amagó con Gael García Bernal, que había sido El Che en Diarios de motocicleta, pero se decidió finalmente por un australiano italianizado, Marco Leonardi, el actor que Giuseppe Tornatore había elegido para Cinema Paradiso. El muchacho no solo había demostrado tener espalda para un tanque cinematográfico: le pegaba con la zurda.
El título no era original, pero garantizaba atención: La mano di Dio (La mano de Dios, The Hand of God). Un drama puro puñal. A los 100 segundos de iniciado el filme el protagonista ya está desplomado en un jardín de Punta del Este y milésimas después lo vemos tendido en la Bombonera, agonizando imaginariamente ante su “Yo” de Fiorito.
Trece años antes de la polémica por la serie de Amazon Maradona, sueño bendito, el hijo del gran Dino Risi resumió -en una hora y cincuenta minutosel ascenso y la caída maradoneana. Presentó su historia en los cines italianos en 2007. Juan Leyrado como Guillermo Coppola, Julieta Díáz como Claudia Villafañe, Emiliano Kaczka como Jorge Cyterszpiller. Bombos y platillos. Finalmente su filme nunca llegó a la patria del Diez. O sí: llegó en versión pirata.
“La aventura del guión empezó en 2000 como una serie. Hubo compras y ventas de derechos y todo derivó en la película basada en el guión de la serie. En principio iba a ser una coproducción entre Polka y el grupo Árbol de España”, cuenta el guionista Leonardo Bechini (Poli-ladrón y una docena de éxitos más).
“Todo fue muy loco y raro. Unos italianos compraron el proyecto y yo ni siquiera supe que figuraba como guionista de esa película. Nunca hablé con el director ni me enteré de que filmaban. Respetaron el guión muy poco. Yo había discutido mucho con los españoles (del proyecto inicial), que en ese entonces eran muy pacatos. No existían las plataformas y no se animaban por TV a tocar las partes fuertes de la historia”, suma Bechini, que se sincera: “Vi la película y no me gustó”.
El filme demandó 9 millones de euros, y se rodó en Fiorito, La Paternal, La Boca y Nápoles.w