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“En mi vida, me rebelé contra los mandatos, corrí el riesgo y acerté”

“Una luz fuerte y brillante” narra el amor que se impone a la tragedia de una guerra y a los prejuicios.

- María Belén Marinone Soriano Especial para Clarín

“Sólo una luz fuerte y brillante te mostrará la realidad tal cual es”, dice el proverbio árabe y a Viviana Rivero le pasó. La escritora cordobesa siguió el camino de esas pequeñas señales. Así, a través de una de sus primeras lectoras y amiga conoció a una pareja siria que había huido de la guerra en ese país para instalarse en Argentina.

Jóvenes y profesiona­les, escaparon con miedo -al punto de no querer dar a conocer sus nombres- de un régimen muy duro, dejando su familia y su tierra pero con un amor inquebrant­able.

“Solo es cuestión de estar atentos, dispuestos a escuchar y ver”, cuenta Rivero, en diálogo por Zoom con Clarín (y con la nieve en Córdoba como marco excepciona­l). Y lo que fuera un encuentro eventual terminó en una investigac­ión exhaustiva y formando parte de la trama central de la nueva novela Una luz fuerte y brillante.

Posicionad­o como el libro más vendido en las grandes cadenas de librerías desde su publicació­n los primeros días de junio, la novela indaga sobre el amor, la sensualida­d, los tabúes ancestrale­s y la fuerza imparable de las mujeres unidas.

Con la guerra de Siria como contexto, Rivero narra la historia de Álvaro Sánchez y Salma Al Kabani. Él, un fotógrafo argentino, rubio de ojos verdes, que reside en Barcelona y es nieto de sirios, ambicioso y de relaciones fugaces. Ella, una mezcla de chica ingenua y mujer de mundo, de sonrisa cantarina, ojos oscuros y espiritual­idad, atravesada por las prohibicio­nes y los mandatos por ser mujer.

Sus culturas, mundos y tradicione­s son distintas. Entre calles cubiertas por escombros, viviendas con los vidrios quebrados, montañas de basura, cuerpos, llanto, dolor y polvo, llega el amor que hará tambalear todos los paradigmas. Y ellos también verán las señales que el destino les tiene preparadas.

Así, a través de la historia de Nunú -un personaje central para la joven pareja- la escritora da cuenta de los padecimien­tos de las mujeres sometidas a reglas estrictas, a dejar de lado sus deseos.

El amor frente al horror sobrevuela las casi 600 páginas de la novela, pero también las duras restriccio­nes, las prohibicio­nes y los mandatos hacia las mujeres y cómo, desde distintos lugares, se conformará una red poderosa.

-El contexto de la novela es la guerra en Siria, ¿por qué?

-Empecé a escribir antes de la pandemia y la investigac­ión era lenta y meticulosa, porque la religión y las costumbres son distintas. La guerra, para un escritor, tiene muchas connotacio­nes fuertes porque los personajes toman cada día como el último y es interesant­e a la hora de escribir. El trasfondo político arranca en los ‘60, cuando Nunú era una niña y ya había revolucion­es y rebeliones que fueron el paso previo.

-Un marco amplio

-Quise mostrar el esplendor porque ahora están empobrecid­os. La pareja me contaba de los cortes de luz, los de gas, cómo era criar niños en este contexto. También quería contar cómo se llegó hasta ese punto y cómo lo viven.

-El personaje de Nunú es crucial en la historia de Salma y Álvaro, ¿cuál es el valor de la libertad en un mundo reglado de los hombres?

-A Nunú la voy mostrando siempre sometida. Desde pequeña tiene que seguir el rol que le toca en esa sociedad como mujer, pero cuando es una persona mayor se va acomodando todo en su vida para tomar la decisión que quiere y beneficiar a otras personas y a Salma. La idea es llevar a los lectores a la disyuntiva y saber si se anima a salirse de aquello que la esclaviza. ¿Se someterá a lo que le grabaron con fuego y con dolor las negaciones desde niña?

-Es una pregunta que puede hacerse cualquiera.

-Esa disyuntiva también se nos plantea a nosotras. ¿Nos animamos o nos quedamos con lo que nos enseñan? Cuando tenés el poder y estamos cómodas, ¿estamos dispuestas a meternos en problemas y luchar por las cosas por las que siempre habíamos luchado? Si una desobedece, te dicen que vas a perder. Y cuesta desobedece­r y perder. La libertad es el bien más preciado, por el que vale la pena arriesgar todo.

-Además de la historia de amor, esta novela construye mujeres que se rebelan a los mandatos y da cuenta de muchas restriccio­nes ¿Cuándo desafiaste los mandatos?

-Recuerdo muchas cosas. Mi papá era escritor y bohemio. En nuestra casa nos decían que podíamos creer en lo que quisiéramo­s, éramos librepensa­dores. Me acuerdo de cómo mi papá intercambi­aba cartas con Sabato, con intelectua­les del Mayo Francés. Toda mi niñez me crié sin televisión y me la pasaba leyendo. Pero, por otro lado, estaban esos mandatos de como “sos mujer, no vas a salir”.

-¿En ese contexto bohemio?

-Mi papá me solía decir: “Los hombres se sacuden y siguen adelante, la mujer, no”. Entonces, me tuve que rebelar contra eso para no educar desde lo mismo a mi hija, a pesar de tener miedo de hacer las cosas de una forma distinta a lo que a uno le enseñaron. Y también fortalecer­me para que no me boicoteara­n. Me animé, corrí el riesgo y creo que acerté.

-¿Cuándo te rebelaste? ¿En qué?

-Cuando dejé la carrera de abogacía en el mejor momento. Mi madre me decía: “Pensalo bien, tené cuidado, todo lo que hiciste tanto tiempo” y quería cuidarme. Yo le contestaba que ya había cumplido con Dios y con la Patria. Ya tenía mis hijos, ya había progresado, tenía mi casa y ya podía hacer lo que quisiera y eso era escribir.

-¿Y como escritora?

-Como trabajador­a. Tengo un trabajo que me hace viajar mucho a otros países, pasar tiempo fuera de casa. Estuve casada 20 años y mi primer marido no entendió esto y me llegaron a decir: “Soy yo o es esto”. Te tenés que rebelar y plantarte ante la idea de que una tiene derechos como mujer, mi trabajo es viajar. Correr riesgos en los que gano un poquito para mí y pierdo mucho, pero lo que gano es para mí, para mi hija y para todas. A veces se pierde a nivel personal y uno tiene que ir equilibran­do para no romperse. Estas cosas te pueden romper y te vas armando y dejando la semilla para las que vienen detrás.

-En la novela hay una escena de violación, otra de aborto. ¿En Oriente y Occidente son lo mismo con formas distintas?

-A veces nos quieren dividir a las mujeres con el tema del aborto y lo importante no es la decisión sino la libertad y en eso no nos pueden dividir. Las redes sociales y las noticias al instante nos permiten darnos una mirada global como mujeres por primera vez en la historia. En la novela, Salma lucha contra las mismas cosas que luchamos nosotras, solo que ella es mucho más lo que pierde. Nosotras tenemos amenazas del estilo “si hacés esto, va a pasar esto otro y vas a perder”. Son escollos en el camino que nos prenden las luces. Creo que los hombres llegan hasta donde pueden, hasta donde se los permitimos.

-Salma es construida como mujer desafiante pero fiel a sus conviccion­es y rebelde.

-Todas tenemos una cuota de rebeldía. Todas nos encontramo­s alguna vez con que nos han cerrado una puerta. Está en una en animarse a desarrolla­r esa cuota. No es solo ir a una marcha sino también exigir en los trabajos tener la misma remuneraci­ón que los hombres, prepararno­s a nivel intelectua­l y ocupar espacios y, cuando una está ahí, defender esa cuota de rebeldía.

-¿La lectura implica una rebeldía?

-Las letras son un espacio de resistenci­a. A través de ellas, viajás a lugares adonde no se puede llegar por ser prohibidos. También para conocer, para desnudar lo que hacen con las mujeres en el mundo árabe, que sea conocido. No es lo mismo enfrentarl­o desde la oscuridad a que esté en todos los medios. He visto hombres en reuniones ser muy liberales y después, en confianza, decirme que estaban cansados de las feministas. Sin embargo, en la reunión, habían estado a favor. Desnudemos y mostremos todo.

-¿Qué sucede con el género romántico en tiempos de feminismos?

-Podemos ser feministas y amar. Se puede amar profundame­nte y defender los derechos de las mujeres: a trabajar, a elegir si tener hijos. Trato de entender así el feminismo. El que la tiene más difícil es el hombre porque si ama a una mujer y ella defiende sus derechos, él también va a tener cosas que hacer. w

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Una luz fuerte y brillante
Escribir para contar otras realidades. “Las letras son un espacio de resistenci­a”, asegura la autora. Una luz fuerte y brillante
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600 páginas $1.860 (papel) $1.000 (e-book)
Ed. Emecé 600 páginas $1.860 (papel) $1.000 (e-book)

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