En la encrucijada estadounidense
Habló de su nuevo libro y de los desafíos a la democracia que persisten tras la era de Donald Trump.
“Nacido el Día de los Difuntos y muerto cinco meses antes de su vigésimo noveno cumpleaños, Stephen Crane vivió cinco meses y cinco días en el siglo XX, deshecho por la tuberculosis antes de haber tenido ocasión de conducir un automóvil o contemplar un aeroplano, ver una película proyectada en pantalla grande o escuchar la radio, un personaje del mundo del caballo y la calesa que se perdió el futuro que aguardaba a sus pares, no solo la creación de aquellas máquinas e inventos milagrosos, sino los horrores de la época también, incluida la aniquilación de decenas de millones de vidas en las dos guerras mundiales”.
Así empieza el nuevo ensayo del genial Paul Auster, La llama inmortal de Stephen Crane, un escritor estadounidense que vivió entre 1871 y 1900. Uno de los tantos grandes autores que dio Estados Unidos y que Auster rescata de las tinieblas del olvido que ha sufrido.
“No creo que Crane sea una figura marginal pero ha sido un poco abandonado, entonces lo que quiero hacer es regresarlo al centro del escenario porque creo que merece estar en el panteón de los grandes autores de los Estados Unidos”, dice el autor de Leviatán, de 74 años, en conferencia de prensa para un auditorio virtual de toda América Latina.
El domingo 24, en el cierre del Filba, Auster y su esposa, la escritora Siri Hustvedt, participarán juntos de una conversación sobre el ambiente político y social de Estados Unidos, sus procesos de escritura, la pandemia y su amor y desamor por la ciudad que los inspira: Nueva York.
“De todos los autores de la historia de los Estados Unidos los únicos dos autores jóvenes que capturaron al país de forma arrasadora cuando publicaron sus primeros libros, fueron Scott Fitzgerald con A este lado del paraíso y Stephen Crane, con La roja insignia del valor”, explicó.
Crane murió joven, a los 28 años. “Si yo hubiera muerto a esa edad, habría sido una piedrita que se hunde en el fondo del océano”, expresó, pero Crane dejó una obra que el escritor neoyorkino define como “asombrosa y psicológicamente muy profunda”.
¿Cuáles son las razones que llevaron a Auster a escribir este libro. Hubo varias. “La primera es que Crane tomó una posición filosófica -respondió-. Él estuvo un poco en contra de lo que sucedía con la literatura estadounidense en ese momento, le quitó todo lo moralizante y todos los juicios morales que hacían los escritores en la ficción”.
Según el autor, Crane contaba la verdad de una manera cautelosa, con una mirada como de fotógrafo, de científico o de periodista de investigación. Se preguntaba “¿Qué está pasando?” y lo describía sin emitir un juicio.
Crane vivió algunas de las grandes transformaciones del siglo XX y Auster, otras del siglo XXI como, por ejemplo, la llamada “cultura de la cancelación”. Sobre esto, opinó: “Me causa mucho pesar y no es una tendencia muy prometedora en la cultura estadounidense. Lo hacen chicos jóvenes muy idealistas que están de alguna forma fuera de sí, creo que van a crecer y van a madurar. Pero creo que, con el poder creciente y enorme que tiene la extrema derecha en los Estados Unidos, me preocupa más el peligro de Donald Trump y los republicanos locos que quieren destruir al país. Me parecen tanto más urgentes estos problemas porque vamos a perder la democracia, nos la van a robar frente a nuestros ojos y, salvo que nos unamos y resistamos a esto, en unos pocos años no va a haber Estados Unidos en el sentido como lo conocemos, aquí o en ninguna otra parte del mundo”, puntualizó. w