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“Aserejé”, la mejor canción de verano de toda la historia

Aquel hit de Las Ketchup. Es de 2002, pero sigue en la memoria colectiva.

- Hernán Firpo hfirpo@clarin.com

Una canción de verano es de cachondeo, para divertirse. No es lo mismo que un tema editado en otra estación del año. Por ejemplo, el folclore no puede hacer canciones de verano. El tango, menos que menos.

Las canciones de verano dan vida más allá de la muerte artística y por lo general son tan pasajeras y livianas como imperecede­ras. Para bien o para mal, uno se acuerda de los temas de verano y hace rankings de consumo irónico. Eso no pasa en primavera.

Spinetta nunca tuvo temas de verano. Facundo Cabral, tampoco. Ser un éxito estival no es para cualquiera. La atención nunca viene sola, hay que saber llamarla.

Se pueden ganar premios y entrar en la historia con una canción de verano. Es más, todos los veranos esperamos una canción, aunque sea brasileña. Fenómeno curioso que no sucede en otras estaciones del año.

Canciones de verano eran las de Marama y Rombai, dicen algunos. La temática estival tiene recetas: debe ser un poco tonta y tilinga, contener palabras como “ola”, “mar”, neones de bares, sexo playero a la luz de la luna y sonar tipo: “Oh nena, donde están los planes que hicimos…” para finalizar esperanzad­or con un “todavía el sol se esconde en el paraíso”.

Aserejé fue contra la corriente, porque armó un hit pegadizo, pero clavó una historia narcótica y evasiva que hasta tiene su momento satánico. Para tema de verano, un montón. Un Sgt. Pepper con condimento de fast food.

En una sola presa, las Ketchup (el grupo femenino que interpreta la canción) embadurnar­on el planeta con un tema gracioso sobre un sujeto llamado Diego que cuando empieza a sonar Rapper’s Delight, de The Sugarhill Gang, “la baila y la goza y la canta”, pero la baila y la goza como si fuera Roberto Quenedi, el personaje de Capusotto que “habla en un inglés de mierda”. Aserejé, ja deje/ dejebe tude jebere / Sebiunouba / majabi an de bugui / an de buididipí, dice el tema.

El tal Diego canta por aproximaci­ón y pronuncia como Tarzán. Una obra maestra. Una canción dentro de otra. Si Donald puede vivir del sucundum-sucundum, es justo y lícito que estas chicas, para colmo lindas, se hayan forrado para toda la cosecha.

Encima, Aserejé tuvo desde versión lírica hasta unplugged. Y lo del mensaje satánico es algo que ni Ozzy Osbourne pudo lograr. Más no se le puede pedir. El único problema es que el verano pasa y llega el otoño y luego el invierno.

2002: Aserejé fue el tema principal de un álbum debut del que no importan los detalles. Rápidament­e el tema comenzó a sonar en discotecas, bares, radios.

El nombre de las hermanas Muñoz ya estaba grabado a fuego en las listas de éxitos musicales gracias a la opinión pública, siempre tan proclive a la justicia por mano propia.

Aserejé fue número uno en más de 20 países, vendió siete millones de copias y ocupó el puesto 103 de los singles más vendidos de la historia de la música, por encima de Hit me Baby One More Time de Britney Spears, del mítico Whenever, Wherever de Shakira o del Wannabe de las Spice Girls.

En un diccionari­o VIP, esto del placer por una melodía se da en llamar “melolagnia”, es decir, un placer que proviene no de la práctica sexual sino de una canción, de una melodía, de la música en sí. El verano es apto para la melolagnia. Y Shakira también lo sabe.

Aserejé empezó a sonar como sonaba la Lambada unos años antes. ¿Se acuerdan? A propósito, ¿la lambada fue un ritmo que se extinguió en una sola canción?

Aserejé la cantaban Las Ketchup, pero entre 2001 y mediados de 2002 ocurrió un fenómeno segurament­e tramado por Hellmann’s con la complicida­d de Mcdonald’s: dos movimiento­s musicales construido­s alrededor de aderezos resulta más que sospechoso. Primero la mayonesa y después el ketchup. La perdición de la comida chatarra.

Las Ketchup llegaron cuando Mayonesa (del grupo Chocolate Latino) recién estaba dejando de rotar en las radios. Más que casualidad, un trabajo subliminal de la hamburgues­a con papas fritas.

Tenían 20, 21 y 23 años Pilar, Lola y Lucía Muñoz. Las vidas de estas tres hermanas nacidas en Córdoba, España, hijas de un guitarrist­a flamenco, cambiaron para siempre en un abrir y cerrar de ojos. Ahora mismo, 2023, una de ellas sonríe, bonita como siempre, desde una mansión en La Toscana.

Ahí nos fijamos en Google: Hijas del tomate se llamaba el álbum. ¿Qué más? Bautizadas como Las Ketchup en referencia directa al nombre artístico de su padre andaluz, Juanma el Tomate.

Pasatistas desde el nombre las pibas: claro, el ketchup no tiene más pretensión que el de ser acompañant­e de una guarnición. O sea, perfil bajo. Un tema y a otra cosa. El destino del one hit wonder es conocer las mieles de la fama y aislarse a un olvido intermiten­te.

El año pasado fue título: “20 años de Aserejé, un hit inspirado en un narcotrafi­cante y acusado de influencia­s demoníacas: la noche de excesos hecha canción”.

Hemos visto al trío sentado en muebles de ratán, dando una entrevista para acercarse a cierta clase de eternidad. Las hemos estudiado en Youtube intentando buscar el mensaje satánico, y siempre terminamos en babia con las piernas y los ojos de una de ellas.

Un martes cualquiera buscás en internet cómo hacer ketchup casero y terminás en la canción con 271 millones de vistas. La vida son las cosas que nos pasan mientras escuchamos hits. ■

 ?? ?? Tres hermanas. Lola, Lucía y Pilar Muñoz conformaro­n Las Ketchup. Se pusieron ese nombre por su padre, artista él, Juanma el Tomate.
Tres hermanas. Lola, Lucía y Pilar Muñoz conformaro­n Las Ketchup. Se pusieron ese nombre por su padre, artista él, Juanma el Tomate.
 ?? ?? Cifras. Ellas tenían poco más de veinte años; su hit vendió 20 millones de discos.
Cifras. Ellas tenían poco más de veinte años; su hit vendió 20 millones de discos.

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