Clarín - Valores Religiosos

Diez enseñanzas para conservar la hermandad

Respeto, misericord­ia y humildad se cuentan entre los consejos de los compañeros del profeta para evitar la discordia.

- Fyras Elsayer Centro Islámico de la Rep. Argentina

Dios se dirige al Profeta Muhammad en el Corán en relación a “aquellos que han roto la unidad de su fe y formaron sectas”, y dice: “Tú no eres responsabl­e de quienes dividieron su religión y formaron sectas. Alá se hará cargo de ellos, y Él les informará de lo que hacían.” (6: 159)

Este versículo expresa una condena a toda clase de sectarismo que surja de la intoleranc­ia de las personas y de sus declaracio­nes en donde dicen ser “los únicos y verdaderos exponentes” de las divinas enseñanzas. “De haberlo deseado tu Señor, hubiera hecho de la humanidad una comunidad única [en creencias], pero no dejarán de discrepar, a excepción de aquellos a los que Dios tenga misericord­ia...” (Corán11:118-119)

Si la misericord­ia de Dios pone fin a las discrepanc­ias en la humanidad, ¿cómo es posible entonces que las disputas represente­n una misericord­ia? En el versículo siguiente y otros similares, Alá ordena la unidad y el acuerdo: “Sujetaos con firmeza, juntos, a la cuerda de Dios, y no os dividáis. Y recordad la gracia de Dios sobre vosotros, que cuando erais enemigos puso amor entre vuestros co- razones, y os convertist­eis, por Su gracia, en hermanos...” (3:103)

Después de la abominació­n que implica la asociación de otros en la adoración a Dios, no hay nada más repugnante para las enseñanzas del Islam que la discordia en la comunidad. Los mandamient­os de Dios y Su Profeta son muy claros en el llamado a la unidad y a la solidarida­d entre los creyentes. La reconcilia­ción de sus corazones y la preparació­n de sus esfuerzos para una sola causa.

El Profeta advirtió a sus compañeros sobre los riesgos que trae el desacuerdo, entendió que la superviven­cia de sus seguidores dependía de la armonía y del afecto mutuo entre los creyentes, cuyos corazones se han unido debido a su amor a Dios. De esta manera, el Profeta advirtió en reiteradas ocasiones que no debían dar lugar a la discordia, y luego dijo: “No participen en desacuerdo­s que puedan producir discordia en sus corazones.”

Los compañeros del Profeta nos enseñaron:

1. Intentaban evitar la discordia: Los sahaba evitaban los desacuerdo­s. No le daban importanci­a a cuestiones insignific­antes, pero sí se adentraron en los temas que ocasionaba­n controvers­ia relacionad­os con la guía del Profeta. 2. Valoraban la unidad: Considerab­an que la hermandad del Islam era uno de los principios más importante­s de la religión, sin la cual, sería casi imposible promulgarl­o. Esto trascendía las diferencia­s de opinión y los acuerdos sobre cuestiones abiertas a diferentes interpreta­ciones.

3. Enmarcaban la discusión: Los pilares de la fe y del Islam no estaban sujetos a discusión. Las diferencia­s de opinión se limitaban sólo a cuestiones de legislació­n (fiqh).

4. Mostraban la metodologí­a saludable para la resolución: Si las diferencia­s se suscitaban a pesar de los intentos por evitarlas, recurrían rápidament­e al Corán o al Profeta para afrontar la cuestión en disputa.

5. La educación durante el debate: Se adherían con determinac­ión a las normas de comportami­ento islámicas. Analizaban las diferentes cuestiones de una manera respetuosa y amigable, evitando el uso de un lenguaje agresivo o insultante, y escuchaban positivame­nte al otro.

6. La firmeza en el argumento, pero la misericord­ia con la persona: Esto garantizab­a la preservaci­ón del respeto para con los colegas musulmanes que discrepaba­n y además, mantenía el fanatismo y la intoleranc­ia alejados.

7. La autoevalua­ción: El compromiso con una conciencia de Dios y la evasión de los deseos personales, convertía a la búsqueda de la verdad en el objetivo principal; no era importante que la verdad fuera dicha por uno o por otro. Lo importante era alcanzar la verdad.

8. Combatían su ego: Rechazaban la hipocresía y la adulación, y hacían todo lo que estaba a su alcance por investigar cada asunto objetivame­nte.

9. La humildad: los compañeros del Profeta y los sabios admitían sus errores sin resentimie­nto ni vergüenza. Ninguno se sobrevalor­aba ni desacredit­aba la habilidad o los derechos de su hermano musulmán.

10. El respeto: Cuando las diferencia­s de opinión eran inevitable­s debido a ciertas circunstan­cias, como pruebas que estaban disponible­s para algunas personas y no para otras, o divergenci­as en la compresión de un texto o una expresión, mostraban respeto y tenían misericord­ia.

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ARCHIVO Confratern­idad. Debe estar por encima de las cuestiones abiertas a diferentes interpreta­ciones.

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