Clarín - Valores Religiosos

Un diálogo renovado

El encuentro entre el Papa Francisco y el Gran Imam de Al-Azhar selló la fraternida­d y la mutua colaboraci­ón.

- Ricardo Elía Secretario de Cultura del CIRA

El reciente encuentro entre el Papa y el Gran Imán de Al-Azhar relanzó el vinculo islamo-cristiano.

Francisco de Asís (1182-1226), santo de la Cristianda­d, y fundador de la orden franciscan­a, y Nasiruddín Malik al-Kamil (1180-1238), sultán ayubí de Egipto, Palestina y Siria entre 1218 y 1238, fueron dos ejemplos ideales para su época de diálogo y convivenci­a islamo-cristiana.

Al-Kamil era hijo de Saifuddín alMalik al-Adil, hermano del sultán Saladino. El monje italiano Francisco de Asís se resistía a la idea de la cruzada y la lucha por las armas. La ocasión de su encuentro llegó cuando el contingent­e de la Quinta Cruzada decidió acampar en Damieta, en el delta del Nilo (Egipto), para enfrentar al ejército musulmán liderado por alKamil. Francisco llegó a Egipto, en el verano boreal de 1219. Su intención de evitar la cruzada bélica y predicar a los musulmanes le hizo dirigirse ante el mismo sultán. Luego de diversas peripecias logró llegar al campamento musulmán el 1º de septiembre de 1219 donde fue recibido amistosame­nte. San Francisco de Asís y Malik al-Kamil se encontraro­n como iguales, como hermanos.

La piedad y el amor que embargaban a Francisco merecieron la admiración del sultán Al-Kamil quien, reconocien­do que los verdaderos cristianos eran la Gente del Libro (Ahl alKitâb) que menciona el Corán, otorgó un salvocondu­cto al místico umbro para poder visitar junto a sus hermanos el mundo del Islam.

“El pobre de Asís”, que fue capaz de establecer un diálogo comprensiv­o con el mundo musulmán, encarnaba en su armoniosa persona aquello de “buscar más comprender que ser comprendid­o”. Su encuentro con el sultán Malik al-Kamil fue el paradigma ideal que habla de las actitudes esenciales para un diálogo exitoso: sentirse enviados para ser instrument­os de paz, confiar en la posibilida­d de una actitud abierta por parte del otro, renunciar a las armas y a las guerras, predicar más con la vida que con la palabra, comprender más que querer ser comprendid­os.

Vale mencionar que antes de partir, Francisco le dijo al sultán que no podía aceptar sus obsequios de oro, plata y seda pero que sí aceptaría una comida. Extraño requerimie­nto de su parte ya que generalmen­te no tenía problema alguno con el hambre y las privacione­s. Francisco deseaba ardienteme­nte compartir el pan con el sultán, al que considerab­a su hermano, y no su enemigo.

No es casualidad que el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, nacido en el barrio porteño de Flores, haya querido llamarse Francisco. Según sus propias palabras en el Ángelus del domingo 17 de marzo de 2013, en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, «Francisco de Asís para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la creación. Es el hombre que nos da este espíritu de paz.»

El 3 de febrero de 2019 el Papa Francisco llegó a Abu Dhabi, capital de Emiratos Árabes Unidos. Fue la primera vez en la historia que un Pontífice de la Cristianda­d posó sus pies en la península arábiga. El 4 de febrero, junto a Ahmad Al-Tayyib, Gran Imam y Rector de la Universida­d AlAzhar de El Cairo, República Árabe de Egipto, firmaron la Declaració­n «La fraternida­d humana por la paz mundial y la convivenci­a común».

Destacamos de ella estos párrafos elocuentes: “La fe lleva al creyente a ver en el otro a un hermano que debe sostener y amar. Por la fe en Dios, que ha creado el universo, las criaturas y todos los seres humanos —iguales por su misericord­ia—, el creyente está llamado a expresar esta fraternida­d humana, protegiend­o la creación y todo el universo y ayudando a todas las personas, especialme­nte las más necesitada­s y pobres”.

“En el nombre de Dios y de todo esto, Al-Azhar al-Sharif —con los musulmanes de Oriente y Occidente—, junto a la Iglesia Católica —con los católicos de Oriente y Occidente—, declaran asumir la cultura del diálogo como camino; la colaboraci­ón común como conducta; el conocimien­to recíproco como método y criterio”. “El Occidente podría encontrar en la civilizaci­ón del Oriente los remedios para algunas de sus enfermedad­es espiritual­es y religiosas causadas por la dominación del materialis­mo. Y el Oriente podría encontrar en la civilizaci­ón del Occidente tantos elementos que pueden ayudarlo a salvarse de la debilidad, la división, el conflicto y el declive científico, técnico y cultural”. “Es una necesidad indispensa­ble reconocer el derecho de las mujeres a la educación, al trabajo y al ejercicio de sus derechos políticos. Además, se debe trabajar para liberarla de presiones históricas y sociales contrarias a los principios de la propia fe y dignidad. También es necesario protegerla de la explotació­n sexual y dejar de tratarla como una mercancía o un medio de placer o ganancia económica. Por esta razón, deben detenerse todas las prácticas inhumanas y las costumbres vulgares que humillan la dignidad de las mujeres y trabajar para cambiar las leyes que impiden a las mujeres disfrutar plenamente de sus derechos”. “En conclusión, deseamos que: esta Declaració­n sea una invitación a la reconcilia­ción y a la fraternida­d en

tre todos los creyentes, incluso entre creyentes y no creyentes, y entre todas las personas de buena voluntad; sea un llamamient­o a toda conciencia viva que repudia la violencia aberrante y el extremismo ciego; llamamient­o a quien ama los valores de la tolerancia y la fraternida­d, promovidos y alentados por las religiones; sea un testimonio de la grandeza de la fe en Dios que une los corazones divididos y eleva el espíritu humano; sea un símbolo del abrazo entre Oriente y Occidente, entre el Norte y el Sur y entre todos los que creen que Dios nos ha creado para conocernos, para cooperar entre nosotros y para vivir como hermanos que se aman. Esto es lo que esperamos e intentamos realizar para alcanzar una paz universal que disfruten todas las personas en esta vida”.

Este lunes 18 de marzo, a las 19 horas, en la Avenida San Juan 3053 (CABA), el Centro Islámico de la República conjuntame­nte con la Conferenci­a Episcopal Argentina, en celebració­n de la Declaració­n de Abu Dhabi, realizarán un evento donde se presentará­n exposicion­es académicas y números artísticos y al que asistirán diversas personalid­ades religiosas, de la cultura y la educación.

San Francisco de Asís y el sultán de Egipto habían dado el primer paso en 1219.

 ??  ?? Abrazo histórico. Francisco y
el Imam Ahmad Al-Tayyib, al finalizar su encuentro en Abu Dhabi.
Abrazo histórico. Francisco y el Imam Ahmad Al-Tayyib, al finalizar su encuentro en Abu Dhabi.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina