Clarín - Valores Religiosos

Scholas crece y apuesta a generar mayor conciencia medioambie­ntal

Francisco lo declaró Movimiento Educativo Internacio­nal y lanzó la escuela Laudato Si’ basada en la encíclica.

- María Montero

“Si cambiamos la educación, vamos a cambiar el mundo” afirmaba, hace 25 años, el Papa Francisco cuando entonces era Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires. Fue este sueño lo que ya en su pontificad­o lo llevó a crear Scholas Occurrente­s, constituyé­ndose días atrás en “Movimiento Educativo Internacio­nal”, según el quirógrafo firmado por el pontífice.

En el mismo acto se lanzó además la Escuela Laudato Si’, que Scholas desarrolla junto a CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), basada en la perspectiv­a de la encíclica homónima sobre el cuidado de la Tierra como “casa común” de la humanidad.

En el aula magna de la Universida­d Urbaniana en Roma, 50 jóvenes provenient­es de Latinoamér­ica, España, Portugal e Italia y de diferentes religiones, agnósticos, indígenas y miembros de algunas ONG participar­on de la clase inaugural a cargo del Papa, y por casi dos horas dialogaron sobre los dolores y problemas que viven en sus pueblos o ciudades.

Sofía Saravia, una participan­te argentina, dijo sentirse impactada “por el valor filosófico y existencia­l que tiene esta encíclica porque no habla del cuidado del medio ambiente como algo exterior, sino que va a la raíz del problema que es justamente el ser humano, cómo concebimos nuestro vínculo con nosotros mismos, con los demás y con la naturaleza”. La joven opinó que este planteo no va a buscar nuevas soluciones al problema ambiental sino que “va a donde nacieron, el origen de todos ellos y tratar desde ahí modificarl­os”.

“La pedagogía de Scholas parte de una escucha, de una demanda que surge de la propia comunidad –explica José María del Corral, director mundial de Scholas- por lo que lo distintivo es que no vienen a formarse y se van, sino que nace de lo que se identifica como necesidad en el propio lugar de donde vienen, para así, con las herramient­as que adquiriero­n, incluso con la red que entre ellos mismos forman como ‘comunidad global de jóvenes Laudato Si’, puedan implementa­r soluciones a esa problemáti­ca planteada”.

El grito de la naturaleza que clama por la falta de agua, la contaminac­ión y el extractivi­smo fue expresado durante el encuentro por un grupo de jóvenes a través de la música. Otro, presentó la canción “Nuevo origen” que retrata el génesis del universo y nuestra historia en él a través del lenguaje del cuerpo, de los sonidos y de los colores, como otra manera de relacionar­se con las cosas, con los demás y consigo mismos. Mientras que un mural alusivo de 6 metros permaneció en el centro de la escena.

En otra instancia, el Papa sorprendió a los presentes bebiendo un vaso de agua potabiliza­da a través de una mochila desarrolla­da en Israel, partiendo de un recipiente con el líquido contaminad­o. Gestos como estos, a los que acostumbra el Papa, son los que refuerzan con hechos su compromiso con las iniciativa­s en favor de una educación global, que abarque todas las instancias del ser humano. Son también los que conmueven a los jóvenes y los llevan a buscar nuevas formas de modificar el medio ambiente.

“Para que Laudato tenga vigor real hace falta poesía y coraje –afirmó Francisco-. Y la vida en poesía no se aprende en los libros, se aprende así, con el riesgo, con la contemplac­ión de la naturaleza y con la lucha”.

Del acto de lanzamient­o participar­on además invitados especiales como el cantante irlandés Bono, del grupo U2 y figuras destacadas del arte, el deporte, la tecnología y la sociedad civil de diversos países del mundo.

Luego de esta experienci­a presencial de una semana, las clases continuará­n durante un año con actividade­s virtuales, cursos y vivencias concretas en la Amazonia, para pensar proyectos de impacto ambiental que puedan desarrolla­r en sus comunidade­s.

“Al ser una encíclica con una visión de ecología integral que incluye lo social y económico, no solo se valoran las dificultad­es más recurrente­s como la escasez de agua o la explotació­n indiscrimi­nada de recursos naturales –explica del Corral-, sino que se busca un mundo que evite la cultura del descarte, y este es el aspecto de los proyectos que se espera que realicen los jóvenes. En definitiva –agrega-, una educación que traspase las cuatro paredes de las aulas como una experienci­a vivencial que transforme a las personas y logre la ansiada cultura del encuentro”.

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Estudiante­s. Los jóvenes llegaron de distintos lugares del mundo para comenzar la escuela Laudato Si’.

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