¿Un milagro en el incendio de la iglesia de Santa Catalina?
El fuego destruyó un altar lateral y dos de sus imágenes; la de santa Inés, que estaba en el medio, resultó intacta.
Un incendio, que pudo haber destruido el histórico templo de Santa Catalina de Siena, en pleno microcentro porteño, fue ocasión de un hecho sorprendente, para muchos catalogado como “milagroso”.
El 23 de abril pasado, producto de un cortocircuito, las llamas alcanzaron el altar lateral de la iglesia del barrio de San Nicolás, que quedó totalmente destruido. En él se erigían las imágenes del Sagrado Corazón y de santa Catalina de Alejandría,y en el centro la estatuilla de santa Inés, que sorprendentemente se mantuvo intacta, con el rosario entre sus manos, a pesar de que había caído sobre ella el armazón de cedro del altar.
Este hecho, que fue rápidamente considerado como “un milagro” cobra mayor fundamento para quienes así lo califican cuando se conoce la historia de martirio de la santa, patrona de las jóvenes, las novias y las prometidas en matrimonio.
Esta bella muchacha romana de familia noble había tenido varios pretendientes, entre ellos el hijo del prefecto de Roma, a los que había rechazado por haberse consagrado a Dios con voto de castidad. Despechado, el joven la denunció a su padre por ser cristiana y fue condenada a morir en la hoguera.
Ante los ojos atónitos de la multitud, encadenada sobre el fuego, las llamas se apagaron. Entonces los verdugos decidieron decapitarla.
La comparación entre los dos hechos avivó la idea de que santa Inés había protagonizado un milagro. El padre Gustavo Antico, párroco de Santa Catalina, admitió su sorpresa: “Increíblemente la imagen está impecable”.
Así lo afirmó también el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva en la misa que celebró la semana pasada por las fiestas patronales: “Estamos ante un hecho sorprendente, con santa Inés que se mantuvo erguida en el incendio Dios nos dice que no podemos quedarnos anímicamente destrozados en el piso –sostuvo–, nos tenemos que levantar y tenemos como testimonio la imagen de santa Inés que se sostuvo aun en las llamas”.
En la homilía utilizó la metáfora del fuego para referirse a que “hay dos fuegos, el que destruye y el que nos anima y nos une. El primero es el que consumió el retablo, el segundo es el que nos anima a seguir y que nos enciende para proteger el valor del patrimonio histórico en la ciudad”. Y animó a no quedarse con la imagen de las cenizas del retablo. “Dejemos que nos encienda el otro fuego –dijo–, el del amor a la Iglesia, los pobres, Dios y la época que nos toca vivir”.
Al momento de agradecer a los vecinos por haberse acercado a la iglesia al momento del incendio, Antico señaló: “Me animo a decir bendito incendio, que nos permite renovarnos. Este momento visibilizó la riqueza de la comunidad de Santa Catalina y se abre un tiempo nuevo. Nos trae preguntas sobre la misión de la iglesia en el microcentro. Celebramos hoy a dos mujeres, Santa Catalina y Santa Inés, para apagar incendios en la vida que generan bronca, enojos y distanciamientos”.