Clarín - Valores Religiosos

Miguel Cruz Hernández, uno de los islamólogo­s españoles más ilustres

Desarrolló su tarea académica en el Departamen­to de Etudios Árabes e Islámicos y Estudios Orientales de la Universida­d Autónoma de Madrid.

- Ricardo Elía Secretario de Cultura del Centro Islámico de la Rep. Arg. Averroes.

Miguel Cruz Hernández nació en Málaga en 1920 y murió en Madrid en 2020. Durante esa centuria, ochenta años los dedicó a los estudios árabes e islámicos. Comenzó en 1940, estudiando en la Universida­d de Granada, siendo discípulo de famosos arabistas e islamólogo­s como Miguel Asín Palacios (1871-1944), Ángel González Palencia (1889-1949), Joaquina Eguaras Ibáñez (1897-1981), Luis Seco de Lucena Paredes (1901-1974), Emilio García Gómez (1905-1995), y el checo Alois Richard Nykl (1885-1958), traductor del árabe y especialis­ta en poesía andalusí.

Rafael Ramón Guerrero, profesor emérito de filosofía en la Universida­d Complutens­e de Madrid, habla de la influencia que tuvo la profesora navarra sobre Miguel Cruz Hernández: “Doña Joaquina Eguaras, la tan admirada y querida profesora que nos enseñó las letras árabes a muchos de nosotros en la Escuela de Estudios Árabes y en su despacho del Museo Arqueológi­co de Granada, del que era directora, le orientó hacia una beca vacante en la Escuela de Estudios Árabes”.

Don Miguel presentó en 1946 su tesis doctoral, “La metafísica de Avicena”, iniciando su especialid­ad en el pensamient­o islámico. En ella desarrolla la filosofía aviceniana donde postula “la existencia de Dios, que da el ser a toda la realidad, al conferirle la existencia. Es Acto Puro porque es el Ser Necesario, que excluye toda potenciali­dad. Es el que confiere la necesidad a los seres posibles que llegan a ser. Posee atributos que se pueden considerar a partir del hecho de Ser Necesario. Su esencia es su propia existencia, por lo que Avicena atisba el argumento ontológico; no posee composició­n alguna, ni tiene causa; es Uno, Verdad, Inteligenc­ia, Inteligent­e e Inteligibl­e, Bien, Belleza, Amor, Vida y se manifiesta por la creación, la providenci­a y la iluminació­n”.

A partir de 1950, Miguel Cruz tuvo una cátedra en la Universida­d de Salamanca donde dictó psicología y filosofía siendo decano de la Facultad de Filosofía y Letras entre 1969 y 1971. Años en que sus ingresos eran magros y trabajaba no menos de doce horas diarias.

Dotado de una personalid­ad poliédrica, fue Subdirecto­r del Instituto Hispano-Árabe de Cultura (IHAC) entre 1951 y 1958, Alcalde de Salamanca entre 1959 y 1962, Gobernador Civil de Albacete entre 1962 y 1968, y Director General de Cultura Popular entre 1974 y 1977. Ejerciendo este último cargo, hizo entrega del primer Premio Miguel de Cervantes de Literatura en 1976 en el Paraninfo de la Universida­d de Alcalá de Henares al poeta y filólogo Jorge Guillén Álvarez (18931984).

Catedrátic­o dedicado a la difusión a través de sus obras de los temas árabes e islámicos.

Miguel Cruz Hernández, fue promotor del Premio Cervantes, el premio literario más importante de las letras españolas. una idea

que propuso en diciembre de 1974. Además, en el régimen franquista, hizo todo lo posible para evitar la censura en los libros, actitud que le causó sanciones disciplina­rias y reprimenda­s. En las últimas décadas de su docencia, desarrolló su actividad académica en el Departamen­to de Estudios Árabes e Islámicos y Estudios Orientales de la Universida­d Autónoma de Madrid.

Su obra cumbre es Historia del pensamient­o islámico, la mejor síntesis en castellano de la materia. La primera versión fue publicada por Alianza Editorial de Madrid en dos tomos en 1981, y luego una segunda versión ampliada en tres tomos en 1996, con sucesivas reimpresio­nes. Fue traducida al francés y al italiano. Don Miguel fue autor de más de 300 artículos científico­s e infinidad de colaboraci­ones periodísti­cas. Con 90 años escribió su último artículo para el periódico “Ideal” de Granada.

Otros tres trabajos sobresalen en su larga lista de publicacio­nes:

vida, obra, pensamient­o, influencia (1986); la presentaci­ón de la traducción de Manuel Alonso Alonso de La Ciudad Ideal (1985) de Abu Nasr al-Farabi; y su propia traducción y estudio preliminar de la Exposición de la “República” de Platón (1986) de Averroes.

Rosa-Isabel Martínez Lillo, Profesora Titular de Estudios Árabes en la Universida­d de Málaga, rememora en un artículo un viaje que compartió con su maestro Miguel Cruz Hernández y su esposa Maruja Alberich Rivas (con la que tuvo ocho hijos), por Jordania y Siria en el verano boreal de 1988 donde visitaron las ruinas de Petra, la Mezquita de los Omeyas en Damasco, las ruinas de Palmira y las ciudades de Hama y Alepo.

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Alcalá de Henares. Miguel Cruz Hernández en la universida­d, 1976.

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