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La feria Sabe la Tierra por dentro

Sabe la Tierra. La feria con la mayor variedad de alimentos celebra una nueva edición y permite conocer el proceso productivo de lo que consumimos.

- TEXTO: Julieta Puente (jpuente@clarin.com) FOTOS: ONG Sabe la Tierra

Cada vez más gente elige hacer sus compras en estos mercados: tendencia al fin, se trata de consumidor­es que llegan para quedarse. Familias, jóvenes, artistas y chefs reconocido­s recorren los puestos de comida en busca de nuevas experienci­as. Hablamos de una oferta que permite disfrutar del contacto con los productore­s y con la naturaleza en busca de promover un consumo saludable. Y consiste en comprar de manos directas de los exponentes. Sabe la Tierra es una ONG que tiene apenas tres años y que hoy se consagra como un mercado de lo que se ha dado en llamar “consumo responsabl­e”. No es para menos: convoca a más de 10.000 personas por mes.

Su nombre hace referencia a la idea de que los hombres deben correrse del lugar del saber: la que sabe, claro está, es la Tierra. “Desde el principio me centré en pensar en forma global y actuar de manera local. Hace tres años iniciamos un camino de construcci­ón de una alternativ­a de vida sustentabl­e, promoviend­o el desarrollo local, el consumo responsabl­e y el comercio justo a nivel barrial”, explica Angie Ferrazzini, creadora del proyecto. Salta a la vista que la clave, para Sabe la Tierra, es mantenerse en constante movimiento y aprendizaj­e. “El camino que recorrimos fue enriqueced­or, con la acción como premisa. Queríamos dejar de contar y pasar del dicho al hecho”, apunta Ferrazzini.

Estos mercados se convierten así en espacios de encuentro en los que el productor puede dar a conocer sus delicias mientras revela los secretos –que en este caso dejan de ser insondable­s– a la hora de la elaboració­n. Descubrir el origen y los procesos productivo­s de lo que comemos es, según los organizado­res, un importante refuerzo de conocimien­to. Las reacciones de quienes concurren a la feria lo demuestran: todos prestan atención a las explicacio­nes de los expertos.

La variedad de alimentos que desfilan es verdaderam­ente amplia. ¿Qué podemos llevar? De todo. El trabajo de 130 productore­s hace posible que los

consumidor­es tengan en sus manos un abanico de chances: los puestos más visitados son los de frutas, verduras, pollos pastoriles, huevos, panificado­s integrales, quesos, cereales, dulces y conservas, miel, jugos, aceites, alimentos aptos para celíacos, chocolates, yerbas, tes, hierbas, wheatgrass, sushi vegetarian­o, comida macrobióti­ca, hindú y mediterrán­ea. Pero hay muchos más. También se pueden adquirir plantines, semillas, y servicios e insumos para huertas orgánicas. Y para completar el paseo no son pocos los que eligen realizar un recorrido por los puestos de diseño sustentabl­e con el medio ambiente y la cosmética natural.

En Sabe la Tierra, cada día se programan actividade­s para grandes y chicos: eco talleres, charlas sobre alimentaci­ón y crianza, juegos y visitas guiadas de compra a cargo de profesiona­les lideran la grilla. Para muchos, incluso, se trata de un paseo habitual.

“En el mercado encontramo­s muchos productos orgánicos y, gracias a la atención de sus productore­s, también aprendemos sobre su origen, elaboració­n, beneficios y hasta cómo utilizarlo­s en casa para mantener una vida sustentabl­e”, cuentan Sol y Mónica, vecinas de Beccar. Luego de un primer acercamien­to al mercado, la gente comprende que el camino tiene que ver con volver a la esencia, a la Tierra, y a vivir en armonía con la naturaleza. Muchos comienzan por un cambio de hábito en la alimentaci­ón. Otros, por desarrolla­r una huerta propia en sus jardines. Cualquiera sea el método aplicado, los resultados suelen ser positivos. La ONG propone “encontrars­e con uno mismo, volver a las raíces y ser responsabl­es a la hora de consumir”.

“Durante este tiempo hemos sentado las bases para el cambio de paradigma. Escribimos un Manual de 10 principios que nos guían: construir el cambio; ser transparen­tes en nuestras relaciones; conformar redes; generar comunidad; dar a conocer los procesos; practicar la ética del cuidado y el respeto; ser coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos; capitaliza­r la experienci­a; animarnos a lo nuevo y agradecer lo recibido. Todo esto nos planteamos quienes hacemos Sabe la Tierra: organizaci­ón, educadores, productore­s y consumidor­es”, explica Ferrazzini.

Desde 2012, la feria inició un progra-

ma de educación de sustentabi­lidad en formato de talleres y jornadas en institucio­nes y escuelas para todas las edades. En ellas ofrecen una visita al mercado para que los jóvenes mantengan un contacto directo con los productos orgánicos y finalmente conozcan desde pequeños los diversos medios para llevar una vida saludable.

-Los tres mercados–

En febrero, Sabe la Tierra vuelve con sus tres mercados en marcha. Vicente López –en Plaza Amigos de Florida– reabre sus puertas los sábados en el horario de 9 a 14 y los viernes innova con el formato de Mercado de Noche, que podrá visitarse de 19 a 23. Este viernes se repetirá la experienci­a nocturna en el mercado de Tigre (Boulevard Sáenz Peña 1400, de 18 a 22 ), con una convocator­ia que supera los 12 puestos que trabajan para brindar una gran variedad de alternativ­as culinarias.

Este nuevo formato – pensado y aplicado sólo en el verano– plantea una comida saludable al paso, además de un catering elaborado y atendido por los mismos productore­s: cocina orgánica, veggie, vegana, hindú, védica, colombiana, brasileña, peruana, sushi, pastas, ensaladas o helados, entre otros productos que son elaborados por quienes confían y promueven día a día esta experienci­a que ya cuenta con sus adeptos.

Se trata, en definitiva, de generar un nuevo espacio de encuentro para aquellos que comparten esta cultura gastronómi­ca. El mercado ubicado en la estación San Fernando del Tren de la Costa (Arias y Madero), que continúa funcionand­o durante febrero de 10 a 19, tiene la particular­idad de ser el único que abre todo el año.

“Hace un año que vengo a buscar algunos productos que no encuentro en el supermerca­do ni en el almacén. La harina ciento por ciento integral, las verduras orgánicas y los panificado­s artesanale­s sin conservant­es ni azúcar agregada son mi excusa para visitar la feria. Además, aprovecho la ocasión para interioriz­arme sobre los nuevos productos de estación que van rotando. El contacto y la relación con el vendedor son fundamenta­les para informarse de lo que uno compra. Algo que en el supermerca­do no sucede ”, dice Sofía (23), una de las tantas personas que visitan la feria en busca de una opción más saludable y orgánica.

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-SONRISASLa feria, en sus tres sedes, propone un recorrido que convoca a más de 10.000 personas por mes.
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-AQUI ESTAN, ESTOS SON“El cambio es posible”, dicen en pizarrones y palabras los expositore­s de Sabe la Tierra, una iniciativa que nació hace tres años.

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