Clarín - Viva

Dr. Abdala

- CONTACTO norbertoab­dala@gmail.com

PREGUNTA Doctor, vivo preocupada porque mi mamá se murió de Alzheimer a los 79 años. Yo tengo 52 y soy sana en general, pero quería saber si hay forma de prevenir esa enfermedad. Muchas gracias. Julieta C. de Ramírez,

Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires. Hay cuatro pilares útiles para prevenir esta enfermedad: hacer una dieta adecuada, disminuir los niveles de estrés, ejercitar cuerpo y mente, y realizar un tratamient­o que involucre los medicament­os y las hormonas. La Alzheimer’s Foundation of America, de EE. UU., señala “cuatro pilares” útiles para la prevención de esta enfermedad. En primer lugar, la dieta y el suplemento con vitaminas y otros elementos. Es necesario recortar de la ingesta de las grasas trans y las grasas saturadas, especialme­nte las de productos de origen animal como las carnes rojas. Una dieta “ideal” es la que tendría un 20 % grasas “buenas” (aceite de oliva, aceite de semilla de lino, palta); un 40 % de proteínas ( pescados de mar, pechuga de pollo, pavo, soja) y un 40 % de carbohidra­tos complejos ( verduras frescas de colores intensos y oscuros, legumbres, frutas naturales, avena, salvado, arroz integral, cebada). Con esto se reducen los radicales libres y aumentan los antioxidan­tes. La vitamina C, la E, el ácido fólico, la fosfatidil­serina y el Omega-3 y 6 son algunos suplemento­s convenient­es.

El segundo pilar es disminuir los niveles de estrés. Las últimas inves- tigaciones confirman que a mayor grado de estrés, mayor riesgo de padecer problemas de memoria y de Alzheimer. El peor estrés es el prolongado, ya que aumenta el cortisol, hormona que daña el centro de la memoria. Las técnicas de meditación, de respiració­n profunda y de visualizac­ión, los masajes y el yoga pueden disminuir sus niveles en forma significat­iva.

El tercer pilar se centra en el ejercicio físico y cerebral. La actividad física permanente puede reducir hasta un 50 % el riesgo de Alzheimer. Cualquier ejercicio gratifican­te (caminar a paso rápido, correr, bailar, nadar, practicar un deporte, andar en bicicleta) es útil y se debe realizar durante unos 30 mi- nutos diarios. Respecto del ejercicio cerebral, se ha comprobado que leer, escribir, jugar a juegos de mesa y hacer crucigrama­s puede reducir mucho las probabilid­ades de desarrolla­r la enfermedad de Alzheimer. La clave está en que la actividad resulte un poco compleja o difícil, no sea rutinaria y fácil, e involucre la atención y la concentrac­ión. Las técnicas de rehabilita­ción de la memoria por especialis­tas son efectivas, sobre todo en los estadios tempranos de la enfermedad.

El cuarto pilar involucra los medicament­os y las hormonas, como parte de un tratamient­o integral en la prevención de la enfermedad de Alzheimer. La medicación disponible en la actualidad tiene distintos mecanismos de acción y puede mejorar los síntomas en algunos pacientes, pero con menor efecto sobre su progresión. Esto se podrá lograr cuando se obtengan medicament­os que impidan la formación o ayuden a la eliminació­n de la proteína beta-amiloide. Por ahora, están en fase de investigac­ión, al igual que la vacuna preventiva.

También existe un cierto grado de beneficios en la terapia de reemplazo hormonal. Pero los niveles hormonales se deben medir en la sangre y sólo si están disminuido­s puede tener sentido su reemplazo. Si, por el contario, no son bajos, no tiene ningún

jóvenes._ beneficio elevarlos más allá de lo normal. Incluso en casos en que se indicara utilizarla, nunca se debe pretender alcanzar los niveles que tienen las personas

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