Amanece, que no es poco
Sí, ya sé, el título hace referencia al de una película viejísima. No recuerdo muy bien de qué se trataba pero el título es imperdible. ¿O no? Quizás porque nos hace reflexionar acerca de que la vida es un regalo y que en cada amanecer hay una nueva esperanza, a pesar de los panoramas sombríos que nunca faltan. Pueden pensar que este optimismo y alegría rayan en lo insano ya que con sólo leer los titulares o mirar los noticieros basta para que la cara se nos estire hasta el suelo. Sin embargo, recuerdo que cuando era chica mamá y papá nos parecían siempre alegres y, seguramente, no sería porque les faltasen problemas. Como a todos. Creo que la generosidad más grande consiste en alentar a las futuras generaciones con frases positivas, con actitudes esperanzadas. No significa ser hipócritas sino simplemente soltar el globo de la imaginación y pensar que, si es cierto que el Universo responde a nuestro pedido, seguramente ellos vivirán en un mundo mejor. Un mundo donde realmente haya paz, amor, solidaridad. Y la mejor manera de prepararlos para que ellos mismos construyan ese mundo es mostrarnos optimistas, a pesar de todo, contra viento y marea. Agradezcamos el poder despertar cada día y aprovechémoslo para pasar momentos alegres junto a los seres queridos. No necesitamos excusas. Simplemente, porque sí, porque vale la pena aprovechar cada instante para amar y ser feliz. Al decir de Conrado Nalé Roxlo: “Música porque sí, música vana, como la vana música del grillo. Mi corazón eglógico y sencillo, se ha despertado grillo esta mañana”.