UN TEMPLO DE CARNES CORDOBESAS
Jesús María se encuentra sobre el antiguo Camino Real (ahora RN 9) a metros de Colonia Caroya y a 70 km de Córdoba Capital. Es muy conocida por su multitudinario y popular festival de la doma y del folklore. Si pasan por la zona, visiten una de las mejores parrillas del país. La experiencia (obviamente dirigida a los carnívoros empedernidos) puede llegar a tocar niveles de éxtasis absoluto. Y sí, porque Juan Garrido, su dueño, cumple a rajatabla con un legado familiar que tiene más de 50 años. Su obsesión por la materia prima local es diaria. Su relación con los pequeños proveedores de la zona es paciente, minuciosa y exigente. Su objetivo es asegurarse la mejor carne vacuna disponible. Nada de feedlot. A él no le gusta y no lo quiere para sus clientes. Los excepcionales cabritos que ofrece son de Quilino. En la primera visi- ta, sugiero probar la degustación libre completa (incluye empanada criolla y ensalada con vegetales de quintas de la zona o las míticas papas fritas con huevo revuelto). Es una prueba de resistencia entre 14 y 17 cortes, cocinados en el momento y servidos en secuencia. En su punto perfecto. Las porciones, por supuesto, son bocados. Llegan cuadril, matambre, costilla de ternera, churrasco de ternera, costillita de cerdo, solomillo de cerdo, carré de cerdo, cabrito, pollo, riñón, chinchulín, molleja, chorizo, morcilla. Los domingos, hay costilla ancha cocinada lentamente y cortes ahumados. La calidad de la materia prima y la maestría del asador son tan elevados que se logra apreciar los diferentes sabores y texturas de los cortes. Si ya conocen la casa vayan directo al bife de chorizo (400 g), al celestial cabrito o al asado (300 g). Una fiesta digna de Jesús María.