Clarín - Viva

Hacer reír sólo por 60 segundos

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Para un aspirante a humorista, lograr actuar en un Gran Rex es uno de los logros máximos, un momento consagrato­rio en su carrera. En el caso de Grego Rossello, se trató de una demostraci­ón más del poder que encontró en Instagram, la red social en la que sube día por medio pequeños monólogos y escenas cotidianas que ya lo volvieron una estrella.

“Desde que arranqué, hace poco más de 2 años, y hasta el día de hoy, uso las redes sociales para lograr que la gente me venga a ver al teatro. Hace 7 años que hago stand up y eso es lo que amo hacer. Arranqué como todos, con una cuenta en la que subía fotos mías, pero cuando Instagram permitió subir videos, empecé a grabarme ni bien salía de terapia, estaba con la cabeza maquinando a full. Me había dejado una chica que en ese momento era importante para mí, y contaba las situacione­s que vivía. Empecé sumando 50 seguidores por semana, después fueron 500, un mes más tarde mil y terminé 2015 con 250 mil personas que veían mis videos”, le cuenta a Viva.

Otro que triunfa gracias a los videos es Lucas Lezín, un cordobés que es parte del colectivo Hecatombe, responsabl­es de algunos de los videos más populares de YouTube. En su faceta solista, Lucas sube día por medio pequeños monólogos a Instagram, mediante filtros que deforman su voz y su cara, generando una suerte de versión psicodélic­a y joven de Enrique Pinti. “Cuando hablo o discuto suelo hacer muchos gestos, así que eso queda acentuado en los clips, además de que hablo mucho y muy rápido. El primer video lo subí mientras estudiaba para el último examen final de mi carrera y me sentía harto de estar sentado. El éxito fue inmediato: muchísimas personas comenzaron a compartirl­o y ahí descubrí que tenía una oportunida­d para explorar el mundo de los monólogos”, revela. Hoy recorre el país con un show de stand up en el que, al igual que Rossello, agota funciones sin utilizar ni publicidad ni difusión tradiciona­l, sólo comunicand­o las fechas en sus redes sociales.

“En ocasiones, Instagram puede parece una red frívola, superficia­l, donde la gente se toma cien selfies antes de subir una y sólo aparecen platos de comida sofisticad­os como sushi caro o paisajes de vacaciones. Creo que lo que hago gusta porque salgo con ojeras, en ángulos que no me favorecen… No es que juego de perdedor, sino que me muestro como todo el mundo es”, describió Grego, quien puede ser considerad­o el pionero de los Instagramm­ers del humor. Lucas coincide en que la clave es lo espontáneo: “En Instagram te ven en el día a día y listo, pero en YouTube hay archivo y te localizan. El video que subo hoy a Instagram es difícil que se vea mañana, tiene que hablar de lo que está pasando en ese momento, ése es su valor”.

Los dos, cuyas vidas cambiaron gracias a la app, están agradecido­s de haber encontrado su sello: “No diría que Instagram tiene algo que no tienen las otras redes… en todo caso tiene junto todo lo que tienen las otras”, concluye Grego.

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