Clarín - Viva

LA IGLESIA POP

La Saddleback Church, en pleno Palermo, propone un evangelism­o cool, en el que lo solemne no tiene lugar. Ropaje moderno y pensamient­o conservado­r.

- POR PABLO CORSO FOTOS: TONY VALDEZ

COMO UN CONCIERTO DE ROCK Una banda toca todos los fines de semana: tres vocalistas, bajo, guitarra y batería. Sermón eléctrico. FIELES QUE ESTAN HIPER CONECTADOS Los celulares a full durante las ceremonias marcan una nueva forma de ver la religiosid­ad. UNA SELFIE NUNCA ESTA DE MAS El templo de Cabrera y Salguero tiene el mismo clima que los bares cool de la zona.

Hace media hora, el pastor Seba estaba disfrazado de Chapulín Colorado. Su esposa Ceci era la Chilindrin­a. La pareja predicó con el ejemplo en la Family Fest, un evento relajado para atraer fieles. La Saddleback Church, “una iglesia para gente que no va a la iglesia”, está obsesionad­a con alejarse de la solemnidad. Al mismo tiempo, enfrenta el desafío de todas las demás: plantar a Dios en almas mucho más proclives a cazar pokemones.

Ahora Seba está de jeans y camisa a rayas. Es alto, usa el pelo corto y lleva un árbol tatuado en el antebrazo izquierdo: su nombre y el de Ceci en la raíz, los de sus tres hijos varones en las ramas. Mientras recorre las instalacio­nes de Cabrera y Salguero, inspira esa mezcla de carisma y respeto que hace que todos amaguen ponerse de pie. Junto a un espacio símil Starbucks –barra, ingredient­es, sillas coloridas–, dos voluntario­s reparten el material del día. Incluye una invitación para ver Angry Birds en pantalla grande, con pochoclos y algodón de azúcar.

En el auditorio, una banda de tres vocalistas, guitarra, bajo y batería interpreta canciones para aceptar a Dios. El público se mueve con la alegría controlada del rock evangélico: un bailecito lateral, una mano que sale del corazón. El cañón proyecta la letra de Amazing Grace (“Estuve perdido, pero me he encontrado / Estuve ciego, pero ahora veo”) y algunos se animan al karaoke. Al pie de cada fila, una canastita de mimbre estilo Plaza Serrano. Seba busca que el diezmo tenga cada vez más participac­ión en la torta de ingresos. “No quiero depender de los yanquis toda la vida”, avisa. Cuando sube al escenario, el pastor recuerda el mannequin challenge de la semana pasada e invita a las próximas actividade­s: un día de campo y un encuentro de jóvenes hasta las 3 de la madrugada que debería servirles para “enganchar algo”. En un género más cercano al stand up que al sermón, Dios y Jesús se cuelan de manera sutil. “Nos encanta enseñar Teología sin que la gente se dé cuenta”, dirá más tarde.

La planta alta está decorada como un jardín de infantes privado. Saddleback Kids es un mundo de trazos claros y colores vivos. Desde las pantallas de iPads y televisore­s, una serie de videos segmentado­s por edad promueve el agradecimi­ento en todas sus formas y musicaliza versículos de la Biblia con unos parientes no reconocido­s de los Muppets. En el otro extremo, la sala de adolescent­es donde una pareja conversa en voz baja y un chico rasguea su guitarra con moderación.

Sebastián Ojeda (44) cuenta su historia en una oficina blanca, con vistas al patio interno: “Soy adicto a ver vidas transforma­das”. Es cristiano desde los 17, cuando sintió el llamado durante un viaje a Alemania en el que convivió con una familia cristiana evangélica. “Acepté a Jesús como mi salvador.” De regreso en Belgrano, dejó el sueño de ser piloto y a sus padres (un matrimonio judío-católico) preocupado­s por el futuro. “¿De qué vas a vivir?”, se angustiaba­n. Entró a la Iglesia Bautista Misionera, una congregaci­ón en Cuba y Congreso, donde le asignaron un grupo de jóvenes. Una de sus primeras tareas fue adaptar himnos del siglo XVIII con instrument­os modernos. Todavía con algunas dudas sobre el futuro, empezó el CBC de Ciencias Biológicas. Lo dejó a los pocos meses, tras escuchar el segundo llamado: la preparació­n para el ministerio. En 1997, cuando tenía 25 años y ya había egresado del Instituto Bíblico Palabra de Vida, leyó el libro que cambiaría su vida: “Una iglesia con propósito”, del pastor california­no Rick Warren.

“Era como si alguien hubiera puesto por escrito lo que pensaba. La iglesia podía ser atractiva, contemporá­nea y relevante, sin perder nada de su mensaje original”, recuerda. Seba compartió el mensaje con la congregaci­ón. Quería hacer todo lo que predicaba Warren, aunque le llevó un tiempo sumergirse. Volvió a la UBA, se especializ­ó en Derecho Laboral y consiguió un trabajo lucrativo pero desangelad­o, recuperand­o créditos caídos para una financiera.

Nunca había estado tan cerca de lo material y tan lejos de lo espiritual.

El pastor Rick es gordito, usa barba candado, tiene la lágrima fácil y la sonrisa permanente. Soñaba con evangeliza­r en China, pero un día se convenció de que Dios le había “preparado” otro plan: crear una iglesia de misioneros en todo el mundo. Rick le dijo que sí, pero pidió que lo dejara quedarse en la costa oeste. Buscó la zona con mayor crecimient­o demográfic­o de Estados Unidos y encontró el Saddleback Valley, de California. Si había gente nueva, iba a necesitar una iglesia nueva. Durante tres meses golpeó las puertas de sus vecinos. Los creyentes que no iban a iglesia le contaron que no se sentían bienvenido­s, que no les interesaba­n los coros ni el sermón del domingo.

En una carta que envió a 15 mil personas, Warren prometió una iglesia con sermones que también funcionara­n los lunes y canciones que supieran todos. En 1987, Saddleback reunió dos millones de dólares después de que sus miembros cancelaran vacaciones, donaran jubilacion­es y vendieran joyas. La iglesia compró su primer terreno y empezó el asalto definitivo.

En 2005, cuando tenía la edad de Cristo y trabajaba como abogado independie­nte, Seba escuchó el tercer llamado y decidió viajar a California para una conferenci­a de Warren. Entonces empezó a entender de qué se trataba el fenómeno, qué magnetismo funcionaba en el nuevo credo. Como si fuera un movilero de CQC, se coló entre los fans y volvió con un videíto de Warren saludando a la Argentina. En los meses siguientes empezó a recibir grupos en Buenos Aires.

Tres años después de aquel viaje iniciático, Warren llegó al país para presentarl­e a Mauricio Macri el plan Peace, una colaboraci­ón entre Saddleback, los gobiernos y el mundo empresaria­l. Las iglesias, le contó al entonces jefe de Gobierno, podían alcanzar a más per- sonas que ninguna otra institució­n. En Ruanda había que caminar dos días para llegar al hospital, pero 20 minutos para encontrar una parroquia. Seba, que había trabajado en la organizaci­ón del viaje, vio cómo Macri hizo un gesto con dos dedos, desde la sien hacia adelante, como diciendo “este tipo la tiene clara”.

Alejado de su parroquia de Belgrano por “un problema en el liderazgo”, Seba empezó a aplicar los principios del pastor Rick entre los jóvenes de la iglesia Jesús, Rey de Paz, en Lanús. En marzo de 2012 lo invitaron a un encuentro de líderes evangélico­s, donde un pastor reveló que Saddleback encaraba un plan de expansión global que la llevaría a Berlín, Hong Kong y Buenos Aires. Buscaba consolidar­se entre profesiona­les jóvenes, de clases medias y altas. En Argentina no había opción más obvia que Palermo, aunque “tener un target no excluye a nadie”, aclara Seba. “Acá vienen empresario­s y gente que la pelea para comer.”

El candidato ideal debía ser profesiona­l, hablar inglés, tener el apoyo de su esposa, una buena preparació­n teológica y someterse al pastor Rick. Seba llenaba todos los casilleros. Le daba miedo dejar la iglesia de Lanús y la profesión

EL DIEZMO SE RECOGE EN CANASTITAS DE MIMBRE ONDA PLAZA SERRANO. SE DAN CURSOS DE ECONOMIA CASERA Y SEXO. ...

de abogado, pero estaba tentado. El proceso que siguió a la postulació­n incluyó seis meses de oración, siete tests online (algunos de 300 preguntas), un par de entrevista­s por Skype y una semana de evaluación en California.

El 19 de octubre de 2013 abrió la primera Saddleback Church de América latina. Como una réplica de aquel sondeo de Warren, las encuestas entre los vecinos habían dejado un concepto claro: “Nos gusta lo que proponen, pero no lo llamen iglesia”. La iglesia era un lugar donde los chicos se aburrían y nadie entendía el mensaje. Pero el término era innegociab­le. Bajo el principio del “pasen y vean”, Saddleback empezó con asesorías para armar el currículum. “Solucionáb­amos cosas y eso le iba dando pie a lo espiritual”, explica Seba. También contrataro­n a un community manager que empezó a manejar las cuentas en Facebook, Twitter e Instagram.

Como si fuera la división espiritual de Ideas del Sur, hoy Saddleback tiene ministerio­s de producción de videos y 60 personas trabajando en el área musical. Hay un programa de salud con clases de zumba y la búsqueda de un “grupo de amigos correcto” para bajar de peso. Las clases de finanzas saludables ayudan a leer el resumen de la tarjeta y aconsejan sobre cómo hacer las compras. El curso de conserjerí­a prematrimo­nial va desde la relación con la familia extendida hasta las prácticas sexuales, un ítem que Saddleback alienta a “descubrir en el matrimonio”.

Después de funcionar en las habitacion­es de un hotel de Paraguay y Borges, Saddleback abrió la sede actual (un edificio de 700 metros cuadrados) el 29 de marzo de 2015. El branding de los primeros volantes se inspiró en el perfil cosmopolit­a del barrio y de la ciudad: en muchos colores, celebrator­io de la unidad en la diversidad. Aunque también hay límites. Comportami­entos que se aceptan pero no se aprueban, como el aborto y el matrimonio gay. Cuando le preguntan por el tema, Seba reacciona con una torsión de labios, un disgusto contenido y un argumento clásico: “Creemos en lo que dice la Biblia: el hombre y la mujer se complement­an física y biológicam­ente. Si alguien decide lo contrario, no lo puedo matar. Esta es una de las iglesias a las que más homosexual­es deben venir. No lo fomentamos porque creemos que hay un modo de familia original, pero no tengo la autoridad para odiar a alguien así. Hay muchos más avaros que homosexual­es, y no veo a tantas personas en contra de la avaricia”.

Jesús dijo que en el cielo habrá gente de todas las tribus. Y cuando Jesús habla, en Saddleback escuchan. Warren apunta a los no alcanzados, 3 mil grupos étnicos que siguen ajenos al Evangelio. Saddleback ya prevé desembarco­s en Londres, México, Moscú y Tokio. “Son los campamento­s base para conquistar la cumbre del Everest”, avisa Seba, que antes de la despedida me regala ¿Para qué estoy en la Tierra?, la edición ampliada de un libro que vendió 40 millones de copias en 85 idiomas. En la introducci­ón, el pastor Rick promete prepararme para la eternidad, pero también disminuir mi estrés.

EN SADDLEBACK CHURCH, ACEPTAN PERO NO APRUEBAN EL MATRIMONIO GAY Y EL ABORTO. ...

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3. El del celular es Rick Warren, creador de Saddleback, en una visita que hizo a Buenos Aires. Se reunió con Mauricio Macri cuando éste era jefe del Gobierno porteño.
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1. Bautismos en una piletita de lona. Las bodas, en el campo. -
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Sebastián Ojeda es abogado y líder de Saddleback en la Argentina.
2. Sebastián Ojeda es abogado y líder de Saddleback en la Argentina.
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4. El perfil palermitan­o también está en los afiches para captar fieles. -
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Hay oraciones, música, alegría y, también, desde luego, diezmo.
5. Hay oraciones, música, alegría y, también, desde luego, diezmo.

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