UN DILEMA INESPERADO
Los autos inteligentes son una realidad. Cada vez más modelos aparecen en el mercado con un nivel de tecnología con el que antes sólo podíamos soñar. No se trata sólo de poder escuchar la música que tenemos en el teléfono, sino conocer su ubicación precisa, evitar robos y recibir en tiempo real información sobre el tráfico. La próxima frontera son los vehículos autónomos, que no necesitarán conductor y prometen ser una realidad en muchos países para 2020. Aunque aún existen numerosas cuestiones por resolver, sobre todo en el marco legal en el que se inscribirían estos automóviles, la promesa es que bajarán drásticamente los accidentes. La adopción de esta nueva tecnología, sin embargo, podría traer consecuencias insospechadas. La más inusual de todas es la que denunció la publicación estadounidense Slate: una baja considerable en la cantidad de trasplantes de órganos en aquel país. Y es que uno de cada cinco donantes es una víctima de un accidente automovilístico, por lo que podría producirse una emergencia sanitaria nacional. Es por eso que, además de preparar la legislación y las rutas para los nuevos vehículos, muchos especialistas sugieren en ir pensando por anticipado cómo resolver este dilema.