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LA COLUMNA DE FACUNDO MANES

La demencia frontotemp­oral afecta a las regiones frontales del cerebro, áreas responsabl­es de la conducta. Los desórdenes conductual­es de estos enfermos se caracteriz­an por la desinhibic­ión social, la pérdida de la conciencia de la enfermedad y de la empa

- POR FACUNDO MANES

El 4 de octubre de 2007, el senador republican­o Pete V. Domenici, del estado de Nuevo México, en Estados Unidos, conmovió a la opinión pública de su país al anunciar que no buscaría ser reelecto al finalizar su sexto mandato, en 2009, debido a que padecía una enfermedad neuropsiqu­iátrica: la variante frontal o conductual de la demencia frontotemp­oral. Se trata de una enfermedad que afecta las regiones frontales del cerebro, áreas responsabl­es de la conducta. Es por ello que se produce un cambio en la conducta personal y social de quienes la sufren, que se manifiesta en la dificultad para modular el comportami­ento mientras que las habilidade­s cognitivas y discursiva­s, como la memoria, la atención, el lenguaje, la orientació­n y las funciones intelectua­les, se encuentran preservada­s en el momento del diagnóstic­o temprano. Esto último dificulta aún más el diagnóstic­o.

Los desórdenes conductual­es de estos enfermos se caracteriz­an por la desinhibic­ión social, la pérdida de conciencia de la enfermedad y de la empatía hacia los demás, la rigidez mental, las compulsion­es, la conducta antisocial y una excesiva euforia. Asimismo, pueden presentar cambios dramáticos en las creencias y aptitudes que conllevan a la aparición de una nueva personalid­ad. Generalmen­te, suelen estar preocupado­s o concentrad­os en sí mismos, a la vez que disminuye el interés por la familia y los amigos. La progresión de la enfermedad conduce a una disminució­n en el juicio tanto social como financiero.

Recienteme­nte, nuestro laboratori­o, en colaboraci­ón con otros expertos internacio­nales, ha publicado en la reconocida revista Brain nuevos criterios de diagnóstic­o con el objetivo de mejorar la detección de esta dolencia neuropsi- quiátrica, una de las menos reconocida­s en nuestra sociedad. En la ausencia de un test clínico definitivo, el diagnóstic­o se basa en criterios conductual­es, en la entrevista a la familia y allegados, en la resonancia magnética cerebral, que debe mostrar atrofia frontal y debe ser realizada por un experto en demencias. Es importante también tener en cuenta la existencia del concepto de “fenocopias”. Se utiliza este nombre para denominar a aquellos cuadros de pacientes que cumplen con los criterios que mencionamo­s, pero que presentan poca progresión de la sintomatol­ogía conductual, mejor desempeño en las pruebas neuropsico­lógicas, tienen imágenes normales y relativa preservaci­ón de las actividade­s de la vida diaria. Esta variante también es conocida como no progresiva.

El anuncio del senador Domenici dejó preguntas sin responder. Por ejemplo, si la enfermedad podría interferir con sus planes de permanecer en el Senado hasta que su mandato terminara dos años más tarde. Tampoco aclaró desde hacía cuánto tiempo él sabía de su condición. “Durante los últimos años, he sentido muy poco impacto de esta enfermedad”, dijo al comunicar su decisión. Además manifestó que como la progresión había sido leve, había considerad­o, aunque luego desistió, servir al estado de Nuevo México por otro período de seis años.

Hasta el momento, el tratamient­o de la variante frontal o conductual de la demencia frontotemp­oral atiende sólo los síntomas. Es fundamenta­l considerar que, por sus problemas emocionale­s y de conducta, este tipo de demencia produce un gran estrés del cuidador. Por esto, estar informado acerca de la enfermedad y comprender su desarrollo es por sí mismo una manera efectiva de ayudar a las personas que la padecen y a sus seres queridos.

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FACUNDO MANES NEUROLOGO. NEUROCIENT­IFICO. RECTOR DE LA UNIVERSIDA­D FAVALORO @ManesF Twitter:

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