Clarín - Viva

UN YOUTUBER “DE TERROR”

Nació en Venezuela y se radicó en la Argentina. Sus videos, perturbado­res, tienen millones de seguidores en YouTube. De ahí saltó al libro. Un éxito imparable.

- POR LEONARDO TORRESI FOTOS: CONSTANZA NISCOVOLOS

¿QUE HAY DETRAS DE DROSS? LOS VIDEOS DE MIEDO Y FANTASIA DE ESTE VENEZOLANO CUENTAN CON 6 MILLONES DE SEGUIDORES.

Pero Dross quién es? Si le hacemos esta pregunta a una chica o a un chico de 13, 14, 15 años, contestará como quien fue arrojado a una jaula absurda de lo obvio: “‘¡¡¡Dross!!!’ ¿Cómo quién es?” Es posible que estemos hablando con uno de los 2.500 fans que el año pasado, en la Feria del Libro, hicieron una cola de seis horas para llevarse un libro firmado o una foto con él.

Y seguro será de los millones que vieron una, diez, muchas veces, unos videos de You Tube que se llaman:

“Las grabacione­s de fantasmas más perturbado­ras” (casi 5 millones de vistas).

“Las 7 canciones y melodías más aterradora­s de la historia” (más de 5 millones de vistas).

“7 finales de series más perturbado­res” (más de seis millones de vistas).

No es difícil discernir las palabras clave que componen la fórmula del éxito.

Cerca de cumplir los 35, el venezolano que agita el misterio con su personaje de anteojos negros y sombrero ya lleva diez años instalado en Argentina.

Su nombre es Angel David Revilla y vino de Venezuela en abril de 2007. Hacía tres años su madre estaba acá, y él se había recibido de comunicado­r social en su país. Con hambre de escritura, armó su blog, El Diario de Dross, un acierto en la web.

“Mi sueño –dice– era publicar libros, y entonces me metí a You Tube (ahí su nombre es DrossRotza­nk). Fue la evolución natural del blog. Pero además dije: si me va bien, la gente de ( la editorial) Planeta me va a hacer caso. Tomó su tiempo. Pero funcionó.”

En su departamen­to de zona norte, parecemos estar invitados a un “Espacio Dross”. Las tapas de sus libros están hechas unos cuadros grandes; la pared del pasillo tiene pintado su grito de guerra: Coñooo. En el sillón, en un centro de mesa, en una repisa arriba de su escri- torio/comando hay un montón de muñequitos; más grandes, más chicos. Son regalos. Hay un chanchito, un Darth Vader. Y también un símil Playmobil y varios peluches que son él: son muñecos de Dross, made in la casa de los fans.

A los 23 años ya había escrito Luna de Plutón, que recién publicó en 2015. Leía a Agatha Christie, a Lovecraft, al inglés Clive Barker, al venezolano Jaime Ballestas. “No me hallaba en otra parte que no fuera leyendo. Ahora estoy ocupadísmo”, se queja un poco, pero sólo un poco. A la vista hay un ticket de avión: unas horas después de la nota se irá de gira promociona­l a México, el país que, por volumen de población, le aporta más suscriptor­es.

El libro nuevo by Dross, como figura en la tapa, se llama La Guerra de Ysaak. Por las dudas arriba se aclara que se trata de Luna de Plutón II. El narrador es amigo. En la primera oración te pide: “Olvidate de la tierra”. Porque todo ocurre en otro planeta, también habitado, llamado Yovedi. En Yovedi hay “vida inteligent­e”, en el sentido de que no hay guerras, ni indigencia. Pero algo pasa (o mucho: es una novela de casi 600 páginas) y el ex niño Hathor, ahora un adulto joven, debe reaparecer como salvador.

¿Y quién es Ysaak del título? Estudiante, 19 años, tigre blanco, nos ayuda la guía al final del libro. Hay mucho que retener y uno puede ir y venir de esas páginas, que ofrecen precisione­s sobre sitios ( Yovedi, por ejemplo, es un planeta “un poco más pequeño que Neptuno”) y nombres ( los Tenazian vendrían a ser como unos superarmen­ios: un pueblo progresist­a y avanzado capaz de hacer viajes interestel­ares).

Todas esas cosas están en la cabeza de Dross, que a esta altura se siente “más escritor que youtuber”, aunque sabe que no es la hora de abandonar un oficio que se toma con seriedad. “Para cada video de 7 minutos escribo un guión de dos páginas y lo corrijo dos veces; hago la locución, busco imágenes, hago la musicaliza­ción y la edición.” Sus famosos Top 7 perturbado­res pueden llevar-

le doce horas de trabajo. Como se levanta temprano y es bastante rutinario ya tiene 70 historias en parrilla. No puede relajarse si quiere mantener el ritmo de tres produccion­es por semana.

Después del párrafo anterior, si la pregunta es ¿Un youtuber trabaja?, la respuesta es: bastante.

Al principio hacía otro tipo de videos. Mostraba su (anterior) casa y soltaba más groserías. El primero fue en un “género” que también le dio resultado a varios de sus pares: se grabó jugando a un videojuego muy difícil, que lo hacía enojar. “Me iba bien, pero en un momento me reinventab­a o me estancaba. Y con los videos de terror llegué a los 10 millones de suscriptor­es, y ya casi voy por 11” ¿Algún secreto? “Son videos que tocan los nervios. Y un poquito la moral.”

Probar con los libros “fue saber cómo trasladar de café a té”, se le ocurre. Son de ciencia ficción, de fantasía, de humor negro. “Un poco engañosos, porque están apuntados a lectores juveniles pero tienen bastantes cosas de adultos.” Piensa: “Me gusta regocijarm­e con la idea de que son como las películas animadas de los viejos tiempos. Algo políticame­nte correcto, pero que te puede dar un infarto.” Lo encauza: “Como el libro original de Pinocho”. En definitiva: “No es mala intención”. La fama de un youtuber es un poco distinta. “Entiendo la diferencia con algo tan brusco como la popularida­d de la TV. Pero cada vez que salgo hay una o muchas personas que me piden fotos. Y me siento feliz como la primera vez.”

Quiere afirmarse como escritor, pero en su ecosistema parece condenado al éxito. Probó en YouNow, un streaming en vivo, y juntó 36.000 personas. Es verdad que cuando los ceros son tan cuantiosos se mezclan en los ojos y quizá no digan nada especial. Y tampoco, o tal vez sólo en EE.UU, la web da para vivir con holgura: “Te diría que hoy los libros son mi fuente de ingreso más estable.”

A Venezuela no volvió. “No es un misterio que estoy completame­nte en contra de lo que está pasando: está a punto de ser un Estado fallido.” De allá extraña las arepas, pero acá le gustaron enseguida el mate y el asado. “Argentina es mi casa: lo mío por Argentina es amor.” Se ve que hay retribució­n: “En una presentaci­ón, una chica saltó una valla para estar a mi lado. Cuando pasan estas cosas me quedo sin palabras, me surge el instinto de contener, de abrazar”.

Cuando sale de la pieza vestido de Dross, jugamos a pensar que es una mezcla de Indiana Jones, Ozzy Osbourne y Joey Ramone, Nada, eso. Fin.

“MIS VIDEOS TOCAN LOS NERVIOS. Y UN POQUITO LA MORAL. ATRAEN POR ESO.” ...

“LOS FANS ME DEJAN SIN PALABRAS. ME SURGE EL INSTINTO DE CONTENER.” ...

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PERSONAJE. Cerca de los 35, juega al misterio con su look de youtuber.
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