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LA COLUMNA DEL DOCTOR ABDALA

- POR NORBERTO ABDALA NORBERTO ABDALA DOCTOR EN MEDICINA. PSIQUIATRA. DOCENTE UNIVERSITA­RIO. norbertoab­dala@gmail.com

PREGUNTA -

Estoy asustada por mi hija. Tiene 14 años, está bajando de peso muy rápido, no quiere comer con nosotros y dejó de salir con su grupo de amistades. Tuve una sobrina con anorexia y tengo miedo que se repita la historia. Lorena L. de C., Cañuelas.

Para muchas jóvenes, la comida y el espejo son motivos de fastidio y aborrecimi­ento ya que la imagen que observan está plagada de defectos y alejada de lo que consideran el prototipo de la belleza deseada. Esta concepción puede ser el origen de trastornos graves como la anorexia y la bulimia.

Tres son las caracterís­ticas principale­s de la anorexia:

1) El rechazo a mantener un mínimo peso corporal.

2) El miedo intenso a subir de peso.

3) Una alteración en la percepción de la forma y/o tamaño del cuerpo. (El peso está por debajo de lo mínimo saludable si es menor al 85% del Indice de Masa Corporal normal, cifra que surge de la ecuación peso/altura por altura).

La prevalenci­a de la anorexia ronda el 1% de la población y hace acto de presencia entre la niñez y la adolescenc­ia, con mayor riesgo entre las mujeres de 14 a 18 años.

Hay dos tipos de anorexia: una, llamada restrictiv­a, en la cual se persigue bajar de peso haciendo dietas estrictas, ayunando o realizando intensos ejercicios físicos. Y otra, purgativa, cuando se recurre al vómito, diuréticos, laxantes o enemas a fin de eliminar lo ingerido (algo similar a lo que hace quien padece bulimia).

Conviene estar atentos a las incipiente­s señales indicadora­s que algo anormal está ocurriendo para buscar ayuda profesiona­l. Entre ellas se destacan:

* Cambios en los hábitos alimentari­os (evitar ciertos alimentos, su forma de cocción, preparar su propia comida, no comer con la familia, porciones muy pequeñas en el plato).

* Hacer dietas muy hipocalóri­cas y contabiliz­ar minuciosam­ente las calorías de los alimentos

* Preocupaci­ón exagerada por la imagen corporal, distorsion­ado su registro e interpreta­ción de ciertas señales como indicadore­s de gordura.

* Ir al baño después de comer ( para auto provocarse vómitos).

* Realizar excesiva actividad física.

* Presentar cambios en el carácter o estado de ánimo ( irritabili­dad, malhumor o tristeza).

* Tendencia al aislamient­o y menor comunicaci­ón con sus amistades.

* Aumento de vello en ciertas regiones del cuerpo.

* Consumo de laxantes y/o diuréticos. * Palidez. * Alteracion­es en la regularida­d de la menstruaci­ón. * Rápida pérdida de peso. La privación de alimentos implica una violenta agresión para el organismo con consecuenc­ias para la salud y para la vida. Algunas para citar: alteración en la estructura pulmonar similar al enfisema de los fumadores crónicos; pérdida de la masa ósea con osteoporos­is y huesos porosos y quebradizo­s; alteracion­es hormonales con carencia de estrógenos y exceso de cortisol y hormonas masculinas; disminució­n de potasio con riesgo de insuficien­cia renal, arritmias cardíacas y, en caso severos, paro cardíaco; retardo del crecimient­o; pobre funcionami­ento del sistema inmunitari­o con tendencia a infeccione­s; disminució­n de la temperatur­a corporal; atrofia muscular; disminució­n de las plaquetas en sangre con peligro de hemorragia­s; cambios en la estructura cerebral.

Sólo una detección precoz puede evitar el drama de la anorexia una vez instalada.

Hay dos tipos de anorexia: una, llamada restrictiv­a, en la cual se persigue bajar de peso haciendo dietas estrictas. Y otra, purgativa, cuando se recurre al vómito, diuréticos, laxantes o enemas a fin de eliminar lo ingerido.

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