PALADAR ABIERTO
Porotos de soja. Esta semana, Blanca Cotta propone animarse a enriquecer la mesa con milanesas y hamburguesas de soja.
Hace un tiempo vi una propaganda muy graciosa en la que un señor se resistía a comer milanesas de soja. Reflexionando, pensé que hay tantas cosas que nos resistimos a cambiar e insistimos en aferrarnos a viejas costumbres, tradiciones, ideas… No es que esté mal, por ejemplo, celebrar la Pascua, la Navidad y los cumpleaños. Hay tradiciones que unen a la familia y nos acercan a los demás. Pero hay costumbres que arrastramos simplemente por miedo o falta de interés en cambiar y ampliar nuestros horizontes. Y esto vale para todos los órdenes de la vida. Pero como yo estoy aquí, entre ollas y sartenes, le propongo cambiar y, en vez de utilizar nalga, cuadrada o cualquier otro bife finito para preparar milanesas, anímese a hacerlas de soja. Eso sí, déjeme que primero le dé unos consejitos: 1. Coloque los porotos de soja en una cacerola grande y cúbralos con abundante agua. Déjelos así hasta el día siguiente. 2. Al día siguiente, vuelque el agua de remojo y reemplácela por abundante agua “limpia”. 3. Al tercer día, escurra los porotos, colóquelos en una cacerola, cúbralos con abundante agua y añada 1 cucharada de bicarbonato de sodio. Hágalos hervir hasta que estén tiernos y utilícelos como indique la receta. En este caso, la invito a probar unas milanesas de soja riquísimas. ¿Que a pesar de poner todo su empeño en prepararlas su esposo no quiere saber nada de probarlas? Ya cambiará de idea. Mientras usted y los demás coman milanesas, “mastique” mentalmente esta frase de Marco Aurelio: “Lo que es bueno para el enjambre no es bueno para la abeja”.