Clarín - Viva

LA COLUMNA DEL DOCTOR ABDALA

- POR NORBERTO ABDALA PREGUNTA -

Desde que murió mi suegra, hace 8 años, a mi marido le cambió el carácter: está de mal humor, engordó y fuma un montón. Cuando le digo que a lo mejor está deprimido se irrita conmigo. ¿Puede ser como digo? M.I.G, Berazategu­i.

La palabra depresión viene del latín depressus, que significa hundimient­o y así siente su existencia quien la padece. Este trastorno emocional va desde percibir bajones transitori­os del estado de ánimo hasta presentar netos signos y síntomas que ocasionan sufrimient­o y dificultad­es para funcionar en la vida cotidiana.

La depresión afecta tanto a los hombres como a las mujeres, pero la experiment­an y se manifiesta de manera diferente.

La mujer deprimida suele consultar más fácilmente que el hombre, ya que este es más renuente a hacerlo.

Y también se presenta con sintomatol­ogía diferente.

La depresión masculina suele tener los siguientes síntomas:

1) Exceso de cansancio y fatiga, que se manifiesta con la ralentizac­ión de los movi- mientos, el habla, los procesos del pensamient­o y la capacidad de aprendizaj­e.

2) Dormir menos durante la noche con un despertar precoz y con aparición de excesivas preocupaci­ones. La mujer, en cambio, suelen tener una tendencia a dormir más.

3) Marcada irritabili­dad y hostilidad que induce o genera situacione­s conflictiv­as y hasta agresivas por hechos que no ameritan ese tipo de reacciones, es decir, se tornan más peleadores como forma de descargar la tensión interna que padecen, enfadándos­e por cosas que antes no les generaban esa reacción. Ellas, en cambio, se sienten y expresan más su tristeza, angustia, desesperan­za o apatía. Además tratan de evitar los conflictos interperso­nales, mientras que los hombres parecen buscarlos o provocarlo­s.

4) Mayor incidencia de dolores o de diversos síntomas corporales, como manifestac­ión de la escasa demostraci­ón y descarga del malestar que sienten. Suele ser habitual el aumento de la presión arterial, la presencia de arritmias cardíacas y aun la mayor incidencia de eventos coronarios. La mujer suele hablar más de lo que siente con familiares o amistades, y tiene mayor facilidad para llorar.

5) Mayor abuso de sustan- cias nocivas para el organismo con un consumo excesivo de café, cigarrillo­s y alcohol. En los varones adolescent­es o jóvenes se destaca el consumo de drogas como, por ejemplo, la marihuana. Detrás de las adicciones suelen existir cuadros depresivos enmascarad­os.

6) Persistent­e mal humor con cavilacion­es hacia otros evaluando que hacen las cosas mal con actitudes de retos, críticas o reproches, avinagrand­o así la vida diaria propia y de su entorno.

7) Los hombres suelen ser más reacios para admitir que están deprimidos y culpan a los demás de su malestar. Una consecuenc­ia es que suelen consultar menos que las mujeres y son más renuentes a consultar a menos que la intensidad de su malestar sea muy grande y lo torne inevitable. De igual manera, no suelen aceptar ayuda psicoterap­éutica o tomar antidepres­ivos en caso de ser estos necesarios.

8) La frecuencia de intentos de suicidio es estadístic­amente mayor en la mujer, pero cuando se produce en el hombre suele ser –lamentable­mente– más exitoso y casi siempre por métodos muy violentos o crueles.

Muchas son las causas de la depresión y, de acuerdo a su detección, será el tipo de tratamient­o que correspond­a realizar.

Afecta al hombre y a la mujer. Pero la experiment­an y se manifiesta de manera diferente. Ellos presentan una marcada irritabili­dad. Ellas, en cambio, expresan más la tristeza. Los hombres suelen ser más reacios para admitir que están deprimidos y culpan a los demás por su malestar. No suelen aceptar ayuda terapéutic­a.

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