AL CALOR DE LA LEVADURA
Leudar o no leudar. El secreto para que la masa no se aplaste es un medio tibio. Y después, Blanca Cotta propone ¡pancitos de manteca!
Aesta altura del verano escucho más de una vez: “Lo que mata es el calor”. Sinceramente creo que cada estación tiene su encanto. A falta de aire acondicionado o pileta, siempre hay un ventilador, un abanico o quizás jugar con la manguera en el patio con los nietos.
Como reza el refrán: “Al mal tiempo, buena cara”. No nos quejemos tanto y disfrutemos más de la vida, aunque haga frío o calor. Claro que mi alma de cocinera me lleva a pensar en quién podría decir “Lo que mata es el calor”: la levadura. Cuando trabaje con levadura recuerde que el fermento desempeña el rol de un obrero, cuyo trabajo consiste en “levantar la masa”. Como todo obrero, su trabajo será excelente si lo realiza en un medio tibio, agradable (en lugar de “medio” léase “agua”).
¡Hay que evitar que la masa fracase por falta de leudado! En síntesis: la levadura pren- sada ( la que llamamos fresca), siempre exige disolverse en un medio tibio. Del mismo modo que la masa, una vez armada, deberá leudar en un medio con temperatura agradable. Incluso, si usted no la usa enseguida, podrá estacionarla en la heladera y el fermento no se arruinará.
¿Que por qué hablo tanto de la levadura? Porque tengo una recetita simple que le permitirá utilizarla para llenar la casa con ese delicioso “olor a pan caliente”.