Clarín - Viva

UN VENUSINO EN LA COPA

- MIRADA POR ANA MARÍA SHUA

En Venus se considera a mi amigo Pluf un gran experto en lenguas y culturas terrícolas. Su especialid­ad es el hábitat pampeano. No es la primera vez que viene para un Mundial de fútbol.

El señor Pluf habla un castellano un poco raro pero con buena pronunciac­ión, tiene garlipetas, pernuflos y es tornasolad­o.

El pasaje desde Venus es caro, pero él dice que vale pena ver a la humanidad (y en particular a sus interesant­es pampeanos) en ese curioso estado mundialist­a.

Todos los machos de la especie y cada vez más hembras, de cualquier edad, de cualquier condición socio-económica, dejan de lado cualquier otra preocupaci­ón: la pobreza, la falta de vivienda, la inflación, los impuestos, las tarifas o el precio del dólar. Y se concentran en sus pantallas para mirar a un grupo de hombres jóvenes, vestidos con pantalones cortos y camisetas, corriendo injustific­adamente por una gran extensión de césped.

La primera vez no fue fácil hacerle entender a Pluf por qué veintidós muchachos corrían detrás de una sola pelota cuando hubiera sido tan sencillo que cada uno tuviera la suya. Con el tiempo fue captando más, aunque todavía no terminó de asimilar el tema del orsay.

–Mundial raro –comenta Pluf–. Islandia sí, Holanda no, Italia no, Argentina casi casi.

–Casi casi no existe, Pluf –lo reté–. O estás adentro o estás afuera. Nosotros estamos adentro y punto.

–Adentro seis pepinos contra España, yo Pluf escuché. ¿Qué función cumplen hortalizas en partido de fútbol? –No se cuenta, Pluf, era un amistoso. –¿Amigos convidan con pepinos a los amigos?

–¡Lo importante es que vamos al Mundial, Pluf, y nuestro grupo es una papa!

–Papas, pepinos…¿Ensalada? Pero Nigeria no tan papa. ¿Batata quizás? –como les decía, Pluf aprendió bastante en los últimos años–. Y Mundial no en Rusia, como estaba programado –siguió diciendo.

–¿Cómo que no, Pluf? Si hasta Maradona va, ahora que le levantaron la denuncia por acoso sexual.

–¿Pluf mal informado o veinte países retiraron diplomátic­os de Rusia?

– Sí, por el envenenami­ento del ex espía Skrypal y su hija, en Londres, aparenteme­nte con un gas nervioso ruso…

–¿Retiran diplomátic­os y mandan jugadores? Humanos raros. En Venus no haríamos así.

–En Venus se quedarían sin un negoción, Pluf, nadie quiere perderse la plata del Mundial. ¿Ustedes tienen algún juego parecido? Pluf lo pensó un poco. – Sí –me contestó, agitando alegrement­e los pernuflos–. Parecido. En Venus hay que pegarle a una bulda con las garlipetas –y cambió de tema–. ¿Países europeos necesitan visa para Rusia? ¿Y pampeanos no?

–¡Alguna buena nos tenía que tocar! Sí, los argentinos entramos sin visa. Piden un “Fan ID”, que no es lo mismo. Y podemos ganar, porque tenemos grandes jugadores.

– Grandes jugadores es lo mismo jugadores que ya están grandes…

–¡Messi nunca va a estar grande, Pluf, Messi es grande y punto! –este Pluf a veces me saca de las casillas.

–En Venus también tenemos truco así –me contestó Pluf sin impresiona­rse–. Jugador se pone pegamento instantáne­o en la garlipeta y se le queda pegada la bulda. ¡Igual a como se le pega la pelota a los botines de Messi!

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