BIFECITOS A LA PIMIENTA NEGRA
Bifecitos especiales. Blanca Cotta propone triturar granos de pimienta negra y hacer unos bifes de sabor inolvidable.
Hace ya mucho tiempo ( para mí no existe la distancia en el tiempo, siempre que pueda recordar algo ahora mismo), un señor muy amable llamado Enrique me regaló un pedacito de sueño: una plantita de calicanto, igualita a la que crecía frente a la dirección de mi querida Escuela Normal de Quilmes, con sus florcitas escondidas y ese aroma irrepetible de una infancia lejana y feliz, llena de recuerdos queridos. Enseguida la planté en una maceta pero no hubo caso.
Poquito a poco fue despidiéndose y se fue. Son tristes las despedidas. Sobre todo cuando uno no sabe el tiempo que tardaremos en encontrarnos. Pero hace un par de semanas, en el mismo lugar donde la había plantado, por primera vez descubrí que había crecido una plantita igual. Pasaron quince días y no cesaba de dar hojitas nuevas. Mi alegría me duró justo hasta el día en que Nelly, una señora que trabajaba en casa, me dijo: “¡Cómo ha crecido el yuyo que puso en esa maceta, señora!”. Hay palabras que pueden pincharle el globo a cualquiera… ¿ Yuyo dijo? ¡Y yo que creía que era un hijito de mi calicanto querido! Pero… ¿y si fuera cierto? ¿Y si fuera un yuyo de verdad? ¿Cómo me digo a mí misma que me equivoqué? No puedo. Para mí seguirá siendo mi calicanto e ignoraré a quien me diga lo contrario.
Quizás ese yuyo tenga el alma del calicanto y voy a cuidarlo con el mismo cariño. A veces es mejor ignorar la verdad que reconocerla. “Vuela niño en la doble/ luna del pecho;/ él triste de cebolla;/ tú satisfecho./ No te derrumbes,/ No sepas lo que pasa,/ ni lo que ocurre… (Miguel Hernández).