ADOPTAR EN LA ARGENTINA
UN CAMINO LARGO PERO TAMBIEN POSIBLE
En ningún país la adopción es fácil. Y en la Argentina tampoco. Pero no es imposible. Para empezar, hay que anotarse en el Registro Unico de Aspirantes a Guarda (RUAGA). Puede ser en la Ciudad de Buenos Aires o en juzgados de familia provinciales. En la primera etapa, hay que reunir la documentación necesaria: la famosa “carpeta”. Esta tiene que contener un informe psicológico y socioambiental. Una vez que se aprueba el legajo, los datos del aspirante entran a un registro nacional, cuyos datos están a disposición de todos los juzgados. ¿Con qué criterio los jueces asignan un niño a una familia? “No hay uno solo. Es por orden de inscripción, por las características de los niños, etc. El criterio, al final, es de los jueces con su equipo”, dice Leonor Wainer, de la Fundación Anidar. Ella reconoce que los tiempos de espera son largos, de tres años como mínimo. Y que muchos se cansan y prefieren adoptar en otro lado. La licenciada aclara que, para los jueces, no es lo mismo “entregar un bebé a alguien de 30 que a uno de 50”. La gran mayoría de chicos en condiciones de adoptabilidad en la Argentina tienen entre 6 y 17 años. Según datos de este año, de 5.412 inscriptos en el registro, sólo 820 aceptaban niños mayores de 8. El 90 por ciento quiere bebés. “Cuando uno piensa en tener un hijo, piensa en un bebé. Pero el sistema de adopción tiene otras características –dice Wainer–. La prioridad y el foco están puestos en el derecho del niño a tener una familia. Y no al revés.”