PARA JUGAR EN FAMILIA
Tiempo compartido. Hay juegos y juguetes que estimulan el encuentro con los chicos. Sus beneficios: brindan seguridad, refuerzan la autoestima y ayudan a transmitir valores. La importancia de un espacio sin interrupciones.
Tiempo de “cola en el piso”. Ese es el concepto al que están volviendo los expertos en crianza para referirse al momento en que un adulto se entrega al encuentro con el chico, sentado a su altura, mirándolo e interactuando sin aceptar interrupciones externas. Acuñado por el médico estadounidense Stanley Greenspan, consiste en un rato de disponibilidad de los padres para sus hijos. “No necesita ser literalmente en el piso: es una cuestión de estar ahí, de hacer lo que el chico quiera o le interese, de entrar en su mundo. Lo seguimos en su juego o conversación, tratando de sostener, enriquecer y ampliar lo que está ocurriendo o comunicando. ¡Y sobre todo, disfrutando de esta manera de estar juntos! Totalmente comprometidos en el encuentro, sin televisión, sin atender el teléfono, sin nada que nos distraiga”, explica la psicóloga Maritchu Seitún en su libro Criar hijos motivados, confiados y seguros: hacia una paternidad responsable.
Los chicos están siempre dispuestos a jugar y, si es con sus padres, mucho mejor. Es una de sus mayores ilusiones. Sin embargo, no siempre lo consiguen. El trabajo y las tareas de la casa son los principales impedimentos que demoran a los adultos, sin mencionar el tiempo que hoy se destina a la interacción con distintos dispositivos electrónicos.
Sin embargo, propiciar momentos de juego juntos tiene sus ventajas. Cuando los padres toman la iniciativa y dicen “vamos a jugar”, los chicos se sienten queridos y esto aumenta su autoestima. Además, a través del juego se
pueden enseñar valores como la frustración (cuando el chico pierde), la paciencia (cuando debe esperar su turno) o el esfuerzo (cuando debe construir una torre de fichas sin que se caiga).
“La familia es el espacio primario ideal para fomentar el placer y el gusto por compartir. El simple hecho de pensar en imágenes y contar historias genera la posibilidad de un espacio de reflexión y diálogo. Por eso es importante que el adulto se tome su tiempo para escuchar, que le dé al niño la posibilidad de expresarse (en balbuceos, sílabas o palabras), alentándolo ante los logros y así aumentar su autoestima”, asegura la Dra. Nora Zonis, pediatra de Swiss Medical Center.
Jugar supone también una suerte de “antibiótico para el alma”, en palabras de Seitún. Del mismo modo en que los adultos hablan y cuentan lo que les pasa todas las veces que sienten la necesidad de hacerlo, hasta que logran procesar una situación, los chicos se curan jugando. ¿Cómo? “Haciendo a otros lo que sufrieron ellos, repitiendo situaciones para entenderlas y manejarlas. Detener nuestra vida seria e importante para concederles unos minutos por día los hace sentir valiosos, amados y permite criar chicos sanos y felices”, concluye la especialista.
CONCEDER A LOS HIJOS UNOS MINUTOS DE JUEGO POR DIA LOS HACE SENTIR VALIOSOS Y QUERIDOS.