Clarín - Viva

El poder socialdel contacto físico

El tacto es el sentido más desarrolla­do al nacer. La dimensión afectiva del tacto constituir­ía un mecanismo relevante para comprender el desarrollo del cerebro social. Y nos recuerda que en plena era de hiperconex­ión tecnológic­a, nada reemplaza la sensaci

- POR FACUNDO MANES FACUNDOMAN­ES NEUROLOGO. NEUROCIENT­IFICO. PRESIDENTE DE LA FUNDACION INECO. Twitter: @ManesF

Solemos experiment­ar cotidianam­ente lo indispensa­ble que resulta el sentido del tacto para nuestra vida. Así, podemos distinguir los rasgos físicos de las cosas o a qué temperatur­a el agua es más relajante para ducharnos. Pero también a través del tacto podemos sentir la reconforta­nte sensación de una caricia cuando nos sentimos angustiado­s o la confianza que brinda un apretón de manos. Es decir, a través del tacto se transmite también informació­n afectiva y social relevante.

El cerebro recibe informació­n sobre los estímulos que tocamos a través de una variedad de fibras nerviosas y receptor es sensoriale­s, llamados“mecano receptores”, que responden pre fe rencialm ente a distintas estimulaci­ones. Ciertos tipos de fibras, localizada­s en todo el cuerpo (especialme­nte, enlaspalma­s) discrimina­n propiedade­s como forma y textura de elementos del ambiente. Estas fibras están envueltas en una sustancia grasa llamada “mielina”, que permite que los mensajes eléctricos del sistema nervioso sean conducido s rápidament­e. Otras, llamadas“fibras C ”, no están miel in izadas y conducen informació­n más lentamente. Se las relaciona con la percepción del dolor y la picazón. Si bien ciertos estímulosd olorosos se sienten rápidament­e, percibir los detalles que transmiten las fibras C lleva más tiempo. Esto explicaría por qué suele haber un intervalo entre que nos lastimamos y el inicio del dolor. Por su parte, las llamadas fibras C-táctil (CT) oC aferente( nombre que indica que llevan informació­n hacia el sistema nervioso central) se encuentran solo en regiones de la piel donde puede crecer pelo, como el antebrazo. Responden, por ejemplo, a caricias suaves y lentas, y a temperatur­as cercanas a las de la piel humana. Su activación se relaciona con las sensacione­s de placer.

Mientras que es claro que, para sobrevivir, necesitamo­s un sistema de alerta para detectar el dolor, la neurocienc­ia analiza la potencial relevancia de las fibras CT que responden a esta estimulaci­ón suave, no dolorosa. Probableme­nte su función sea registrar las sensacione­s placentera­s provenient­es del tacto y el contacto físico para fomentar la interacció­n humana. Evidencia adicional a esta hipótesis proviene de investigac­iones con otras especies animales.

Animales gregarios, como los primates, presentan una conducta llamada “acicalamie­nto social”, que consiste en limpiar, des para si ta ro cuidar de otra forma el cuerpo ola apariencia de otro individuo de su especie. Además de preservar la higiene, esta actividad serviría para marcar jerarquías, forjar lazos sociales basados en la confianza e incrementa­r el éxito reproducti­vo. En humanos, se viene estudiando la importanci­a del contacto físico y el apego para el establecim­iento de las relaciones sociales.

Sabemos que el tacto es el sentido más desarrolla­do al nacer. Incluso, hay evidencia de que el sistema CT estaría también activo desde el nacimiento, siendo el tacto afectivo clave para el vínculo madre-hijo. Las fibras CT también ayudarían a construir la imagen de uno mismo como diferente al otro, mediante la conciencia del propio cuerpo. Así, la dimensión afectiva del tacto constituir­ía un mecanismo relevante para comprender el desarrollo del cerebro social.

Si bien se trata de teorías que todavía están bajo análisis, la investigac­ión en esta área es prometedor a. Fundamenta­lmente, nos recuerda que, aun en plena hiperconex­ión tecnológic­a globalizad­a, nada reemplaza la sensación de bienestar que produce el abrazo fuerte de un ser querido.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina