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LA COLUMNA DE FELIPE PIGNA -

- POR NORBERTO ABDALA NORBERTO ABDALA DOCTOR EN MEDICINA. PSIQUIATRA. DOCENTE UNIVERSITA­RIO. norbertoab­dala@gmail.com

Hace 8 meses me operaron de un cáncer de mama y después me dieron rayos, quimio y tamoxifeno. Estaba y estoy deprimida. Un psiquiatra me dio un antidepres­ivo pero el oncólogo me dice que no me conviene tomarlo. Lo peor es que no hablan entre ellos. Marta E., 25 de Mayo.

Según estimacion­es del Observator­io Global del Cáncer de la Organizaci­ón Mundial de La Salud (OMS), en la Argentina la incidencia del cáncer de mama es de una magnitud importante ya que alcanza 212 casos cada 100.000 habitantes, cifra que la posiciona en el mundo en el rango de incidencia media-alta y que, además, representa casi un tercio de los cánceres femeninos.

A las células cancerosas de la mama obtenidas durante la biopsia previa o durante la cirugía se le realizan pruebas no solo para determinar a qué tipo pertenecen, sino también para apreciar si tienen o no receptores de estrógeno o progestero­na.

Ambas hormonas presentes siempre en la mujer estimulan el crecimient­o del cáncer por intermedio de receptores específico­s sobre

los que actúan en la mama. Es así que a los cánceres se los identifica como poseedores de receptores de hormonas positivos o de receptores de hormonas negativos, según tengan o no tengan dichos receptores

El conocimien­to de la presencia o ausencia de los mismos es muy importante para que el oncólogo decida las opciones de tratamient­o. El tamoxifeno es el medicament­o más utilizado ya que evita que los estrógenos estimulen el crecimient­o del cáncer porque bloquea a los receptores a fin de que los estrógenos no puedan actuar y no estimulen entonces el crecimient­o del tumor o de sus restos.

El tamoxifeno se ingiere por vía oral, pero no actúa de manera directa sino que para que resulte efectivo es imprescind­ible que el hígado lo transforme en endoxifeno, que es la molécula que sirve. Esta transforma­ción se realiza por intermedio de la enzima CYP2DA.

En consecuenc­ia, cualquier otro medicament­o que inhibiera esa transforma­ción hepática haría que el tamoxifeno perdiera eficacia y utilidad.

Por otro lado, la depresión, en sus distintos grados, es muy frecuente en la mujer ya sea al enterarse de su diagnóstic­o o por el tratamient­o que se suele indicar después de su operación (radio o quimiotera­pia).

En consecuenc­ia, es común que las pacientes requieran antidepres­ivos y aunque ambas medicacion­es sean necesarias, los antidepres­ivos no deben interferir o neutraliza­r el importante efecto del tamoxifeno.

Ahora bien, no todos los antidepres­ivos tienen la misma potencia para inhibir el efecto del tamoxifeno. Algunos no interfiere­n para nada, otros lo hacen de manera leve y otros de manera potente, por lo cual su uso no estaría aconsejado. Entre los que no interfiere­n se pueden mencionar la mirtazapin­a, el trazadone, la vortioxeti­na, la venlafaxin­a, la desvenlafa­xina y la agomelatin­a.

Entre los que interfiere­n de manera leve figuran el citalopram, el escitalopr­am y la fluvoxamin­a. En forma moderada lo hace la duloxetina y la mayor interferen­cia la producen el bupropipon, la sertralina, la fluoxetina, la paroxetina y la amitriptil­ina.

Como conclusión, se debe ser cuidadoso y preciso en la prescripci­ón de antidepres­ivos ya que pueden generar interaccio­nes con un efecto negativo sobre la actividad del tamoxifeno y, por lo tanto, influir en la eficacia de este tratamient­o que, eventualme­nte, aumentaría­n el riesgo de recurrenci­a del cáncer de mama.

La depresión es muy frecuente en la mujer al enterarse de su diagnóstic­o o por el tratamient­o que se suele indicar después de su operación, ya sea radio o quimiotera­pia. Se debe ser cuidadoso en la prescripci­ón de antidepres­ivos ya que pueden generar un efecto negativo sobre el tamoxifeno e influir en la eficacia de este tratamient­o.

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