Clarín - Viva

Las consecuenc­ias de las reformas borbónicas

- POR FELIPE PIGNA

Las “reformas borbónicas”, impulsadas por el rey Carlos III, apuntaban a volver más eficiente la administra­ción colonial –en especial, en el cobro de impuestos y tributos–, controlar el contraband­o (cuyos principale­s beneficiar­ios eran los ingleses) y hacer frente a la expansión británica y portuguesa sobre sus territorio­s.

Esto requería una mayor centraliza­ción y sometimien­to a las directivas decididas en la metrópoli. Para asegurar una administra­ción más eficiente, los extensos dominios coloniales establecid­os originalme­nte (los virreinato­s de Nueva España y del Perú) fueron divididos, con la creación de nuevos virreinato­s –Nueva Granada (1739) y Río de la Plata (1776)– y capitanías generales –Venezuela (1777), Guatemala (1776) y Chile (1778).

Al frente de las nuevas administra­ciones coloniales fueron puestos hombres formados en la burocracia militar-política de España.

Si desde el inicio de la era colonial los criollos eran motivo de desconfian­za para la corona, en el siglo XVIII se reforzó su exclusión de los cargos políticos, para asegurar que los funcionari­os no tuviesen “conflictos de intereses” para hacer cumplir las directivas metropolit­anas.

Esto fue una causa adicional de descontent­o para los españoles nacidos en América.

Ese afán de control también llevó a la expulsión de los jesuitas, sancionada en 1767 por el rey Carlos III. La Compañía de Jesús, extendida en casi todo el continente, con sus misiones, estancias, ingenios, fincas, colegios y universida­des, aparecía como un peligroso rival para la corona por su poder económico, social y cultural.

Desde el inicio, las “reformas borbónicas” encontraro­n resistenci­a entre los americanos, quienes amenazaron con pasar por encima del régimen de castas, al unir transitori­amente a criollos, “indios”, “mestizos” y “pardos” en una acción común contra las autoridade­s encargadas de aumentar la presión en el cobro de tributos o aplicar nuevos impuestos.

En 1739, en Oruro (actual Bolivia), fue frustrada una insurrecci­ón encabezada por el “mestizo” Juan Bélez de Córdova, cuyo Manifiesto de agravios decía: “Sabido es cómo el Pontífice Alejandro VI dio permiso a los Reyes de Castilla para que sembrasen la semilla del Santo Evangelio en estos reinos. Y pasados los españoles a él, se convirtier­on por su codicia a la tiranía, degollando a los reyes, usurpándol­es las vidas, sus haberes y tierra”.

Bélez de Córdova proponía la vuelta de la monarquía incaica para restablece­r los derechos que “asisten a los criollos ilustres de estos nuevos reinos del Perú, así españoles como pobres indios y naturales, quienes siendo legítimos señores de la tierra unos y otros, nos vemos oprimidos de la tiranía”. (1)

En 1742, Juan Santos Atahualpa, descendien­te de los Incas, se levantó en el Perú, con un programa similar al de Bélez de Córdova. En 1748, en Venezuela, Juan Francisco de León inició un levantamie­nto contra el monopolio otorgado por la corona a la Compañía Guipuzcoan­a. En 1761, Jacinto Canek alzó en armas a los mayas del Yucatán. En 1780-1781, la revolución andina iniciada por Túpac Amaru II y Micaela Bastidas y continuada por Túpac Katari y Bartolina Sisa, y en 1781, la rebelión de los comuneros de Nueva Granada.

Aunque fueron ferozmente reprimidas y derrotadas, mostraron que se había iniciado la crisis del “orden” colonial español en América. La lucha por cambiar el injusto régimen social, económico, político y cultural se comenzaba a identifica­r con la necesidad de librarse de la metrópoli que lo imponía.

A partir de 1742 comenzaron distintos levantamie­ntos. Aunque fueron reprimidos y derrotados mostraron que se había iniciado la crisis del “orden” colonial español en América.

1. Manifiesto de Juan Bélez de Córdova, citado en Boleslao Lewin, La rebelión de Túpac Amaru y los orígenes de la emancipaci­ón americana, Hachette, Bs.as, 1957, pág. 118.

El reconocido psicólogo William James (18421910) llamó monólogo interior al discurso silencioso que se tiene con uno mismo y a través del cual se expresan pensamient­os muy íntimos, más cercanos al inconscien­te que al pensamient­o lógico y que resultan en sólidas conviccion­es que se fueron y se van conformand­o a través del tiempo y de la experienci­a personal.

Ese monólogo interior tiene muchas funciones diferentes: en la motivación, en la expresión emocional, en la reflexión sobre el pasado, en proyectar el futuro, en crear realidades alternativ­as.

A veces, es una voz amigable, pero otras, no. Puede ser de apoyo y estímulo o puede ser crítica y descalific­adora. Así, por ejemplo, en las personas con tendencia depresiva esa voz interior en general

 ??  ?? El Rey impulsó una serie de reformas para tener un mayor control sobre los dominios coloniales en América. Con el tiempo, fueron el germen de la independen­cia de España.
El Rey impulsó una serie de reformas para tener un mayor control sobre los dominios coloniales en América. Con el tiempo, fueron el germen de la independen­cia de España.
 ??  ?? FELIPE PIGNA HISTORIADO­R consultasp­igna@gmail.com
FELIPE PIGNA HISTORIADO­R consultasp­igna@gmail.com

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina