ARTE Y COVID EN EL MUNDO
Los confinamientos experimentados en ciudades de todo el mundo invitaron a la creación desde el aislamiento. El llamado “arte de cuarentena”, fogueado por redes sociales y la ubicuidad del Internet, supo imponerse tempranamente. El centro de la escena fueron las condiciones de producción: un yo transmite desde la soledad como respuesta a la incertidumbre. Un objetivo fue mostrar y demostrar que desde el encierro también se comunica. Pero con el paso del tiempo, a medida que la ciencia y la medicina permitieron superar la etapa inicial de penumbra, otro arte ocupó su lugar. El de la vida bajo la “nueva normalidad” y la representación de la enfermedad.
Una de las principales formas en que hoy los artistas dan cuenta de la crisis del Covid es mediante la resignificación de objetos. A través de su Mask series, la estadounidense Jennifer Markowitz trabaja la tela de mascarillas como lienzos en los cuales ofrecer “respuestas creativas” a la pandemia. Sus bordados a mano retratan desde gráficos que ponen en perspectiva el avance de casos a diseños con carga simbólica para un país marcado por sus luchas y contradicciones internas. Su más reciente trabajo, inspirado en los cheques de estímulo emitidos por el gobierno norteamericano, está hecho con material
frágil “como la democracia”. Por su parte, el argentino Nicolás Guagnini –reconocido entre otras obras por la instalación emplazada en el Parque de la Memoria– recurrió a lo simple para retratar lo complejo. Con lápiz y papel, decidió narrar la enfermedad con crudeza. Los títulos no apelan a eufemismos: e son algunos de los trabajos de la colección, en la cual construye su propia narrativa entre órganos irregulares y expulsiones de colores. La serie se expondrá localmente muy pronto, en Waldengallery, con fecha para el mes de abril. El poder dar a la pandemia un impacto emocional que no se diluya entre el maremoto de datos y estadísticas fue un desafío con el que muchos creativos se toparon. Suzanne Firstenberg (foto) ideó una ingeniosa manera de humanizar el creciente número de pérdidas en Estados Unidos. A través de una instalación en Washington, D.C., la artista invitó a plantar banderas blancas por cada fallecido en el Robert F. Kennedy Memorial Stadium. El número, rápido y tristemente, superó las 20 mil banderas para el 30 de noviembre, fecha en que la exhibición cerró. Muchas de ellas pertenecían a familiares que se acercaban a sumar las propias en honor a amigos y familiares. Otros eligieron concientizar con humor. El sudafricano Baba Theo ideó una instalación/experimento social consistente en pintar los centros de las bancas de parques emblemáticos, junto a un cartel de “pintura fresca”. De esa forma, los visitantes se veían obligados a sentarse en los bordes, respetando la distancia. Puro ingenio.
30.000,
Tos, Asintomático/ sintomático Infección de los mayores
a Naciones Unidas en Nueva York. La inspiración son las historias y cicatrices físicas de mujeres y niñas de todo el mundo. También está trabajando en una performance inmersiva a estrenar en Londres este año, y en una instalación con la fotógrafa Alejandra López.
Mucho se habla de cómo seremos a nivel humano al salir finalmente de la pandemia. ¿Cómo creés que saldremos?
No vamos a ser los mismos. Hay dolores que nos van a quedar. Hace poco murió una tía mía y no la pudimos velar. Eso duele. Por otro lado, seremos más cuidadosos con nosotros y con los demás. No tengo dudas de que transitamos un nuevo comienzo.
¿Cómo lo imaginás?
Lo veo como un nuevo Génesis para la humanidad. Siento que esto es una gran y dolorosa bisagra. Pero también una nueva oportunidad. Ojalá no la desaprovechemos.