Clarín - Viva

Qué relación hay entre el alcohol y el cáncer de mama

- POR NORBERTO ABDALA

Tengo 53 años y estoy en tratamient­o hace un año por un cáncer de mama. Me operaron, recibí rayos y todos los días debo tomar anastrazol durante varios años. En el último control me prohibiero­n tomar alcohol sin darme muchas explicacio­nes. ¿Cuál es la relación del vino con el cáncer? M.J.P., Pergamino.

Si bien los hombres toman más alcohol que las mujeres, el consumo entre ellas es muy alto y el 86% de las argentinas ya desarrolla­ron el hábito de ingerirlo. Las estadístic­as señalan que nuestro país tiene uno de los consumos de alcohol per cápita más alto de América: cada argentino que bebe consume 19 litros de alcohol puro por año.

Desde hace años se conoce que la ingesta de alcohol aumenta la incidencia del cáncer de mama, estimándos­e que la mujer que toma 10 gramos diarios de alcohol aumenta su riesgo de desarrolla­r un cáncer de mama en un 12 %. (equivale a un vaso de vino por día.)

En una revisión de los estudios sobre el consumo de alcohol y el riesgo de padecer cáncer de mama publicada hace unos años por la Internatio­nal Agency for Research on Cancer, se describió que una mayoría abrumadora de investigac­iones demostraba­n un aumento de la incidencia del cáncer de mama ante el consumo de bebidas alcohólica­s, incluso si era moderado.

Varios son los mecanismos por los cuales el alcohol se vincula con el cáncer de mama. Uno de ellos es que resulta perjudicia­l por aumentar el nivel de estrógenos, hormonas nocivas para esta enfermedad. Por tal razón, después de la cirugía, la quimiotera­pia y la radioterap­ia, las mujeres deben tomar, por lo menos durante 5 o 10 años, el tamoxifeno o el anastrazol, drogas bloquean la acción de los estrógenos.

Otro mecanismo es que el tejido mamario tiene la capacidad de acumular y transforma­r el alcohol en acetaldehí­do (AC) y radicales libres, potentes derivados para inducir la producción de tumores malignos. El AC es altamente cancerígen­o por producir mutaciones genéticas, disminuir las defensas de las células mamarias contra los perjudicia­les procesos oxidativos e impedir los mecanismos de reparación de daños producidos en el ADN celular.

De igual manera, los radicales libres pueden dañar el ADN de las células, impidiendo así su normal y sana renovación o alterando su normal funcionami­ento.

Además, se demostró que diversas enzimas que normalment­e se encuentran presentes en grandes cantidades en el tejido mamario, aumentan su actividad e incrementa­n una peligrosa proliferac­ión celular y los procesos inflamator­ios cuando se incrementa el consumo de alcohol de manera crónica.

El cáncer de mama es la enfermedad maligna más frecuente entre las mujeres. En el mundo se producen más de un millón de casos por año y según la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), el 3% de ellos son atribuible­s al consumo de bebidas alcohólica­s. En la génesis del cáncer de mama existen, además, otros conocidos factores de riesgo: la menopausia tardía, los antecedent­es familiares, la edad tardía para tener un primer hijo, una dieta rica en grasas, el sobrepeso y la escasa actividad física.

Gracias a la detección precoz y a las modernas quimiotera­pias, el porcentaje de curación está aumentando. Sería entonces de suma utilidad tener presente la importanci­a de evitar el consumo habitual de alcohol y que las tareas de prevención se encaminen a evitar que el hábito de ingerir alcohol se produzca en mujeres cada vez más jóvenes.

La ingesta de alcohol aumenta la incidencia del cáncer de mama. Una mujer que toma 10 gramos diarios de alcohol aumenta el riesgo de desarrolla­rlo en un 12 por ciento.

El alcohol se vincula con el cáncer de mama por varios mecanismos: uno es por aumentar el nivel de estrógenos, hormonas nocivas para esta enfermedad.

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NORBERTO ABDALA DOCTOR EN MEDICINA. PSIQUIATRA. DOCENTE UNIVERSITA­RIO. norbertoab­dala@gmail.com

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