Dibu La revancha de los que siempre iban al arco
Emiliano Martínez, el arquero de la Selección, es objeto de devoción por los chicos. Suena a reivindicación de un puesto ingrato, el que según Maradona estaba ocupado por “boludos”.
Diego Maradona podía ser tan genial como cruel. Alguna vez dijo: “Todos los arqueros son boludos”. Su ocurrencia era hija del folclore barrial. En los picados que se jugaban en los campitos o en las veredas, el arco era la condena del patadura, del salame o del desconocido. Nunca, en un “pan y queso”, se elegía primero al arquero: la pugna era por el habilidoso, por el goleador, por el que “jugaba bien”. Y aquí ya tenemos una diferencia semántica: nadie dice que un arquero “juega bien” sino que “ataja bien”, como si utilizar las manos lo convirtiera en el hablante de un idioma extranjero en el deporte de los pies.
Sergio Goycochea, en una entrevista que le hicieron en 2022, insinuó una defensa ante aquella definición de Maradona, su ex compañero en el Mundial de Italia ’90. Dijo que, a lo largo de la historia, muchas cosas del fútbol habían evolucionado, desde los sistemas de entrenamiento hasta las tácticas, pero una sola se mantenía inalterable: “Lo único que no cambia es cómo se decide el fútbol. ¿Cómo se decide? Por goles. ¿Dónde está el arquero? En el último eslabón”.
Ahí, en la retaguardia, donde el error se vuelve irremediable, hay una épica que los modos para desempatar partidos han multiplicado: en cada definición por penales late el sueño de un héroe y no lo es tanto el que convierte el gol sino el que, en inferioridad de condiciones, parado en un arco grande como el miedo, lo evita.
Emiliano Dibu Martínez fue el héroe impensado de Qatar. Por aquella tapada milagrosa a Kolo Muani en la final, por los penales contra Holanda y Francia, por sus monerías. Nadie podría decir de él que es un boludo. Mucho menos los niños, que lo ven como a un personaje de videogame capaz de todo, incluso de lo imposible. Hugo Tocalli, ex arquero y entrenador de juveniles, asume que la de guardameta nunca fue una función con muchos aspirantes, pero en los últimos tiempos ha visto a tantos chicos con la camiseta del arquero de la Selección que “si el 10 por ciento” elige un futuro bajo los tres palos, el porvenir del puesto estará asegurado.
Una empresa colocó un lienzo de Dibu en una playa de Pinamar para que los pibes le escribieran mensajes. En la tela se lo ve despatarrado, con el cuerpo en esa posición antinatural que le cerró el arco a Kolo Muani. “Gracias por tanto”, “te amamos”, le ponen. Maradona, que podía ser cruel pero también era muy inteligente, le escribiría cualquier cosa menos boludo. ■