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Últimas imágenes del naufragio beatle

Michael Lindsay-hogg, el director de Let It Be, reivindica su filme, ahora que se reestrena con una restauraci­ón digital.

- TEXTO ALEX WILLIAMS FOTO THE NEW YORK TIMES

En 2021, la extensa y vibrante docuserie sobre los Beatles del director Peter Jackson, The Beatles: Get Back, se emitió en Disney+ con un éxito casi universal. La epopeya de tres partes, que duraba casi ocho horas, captó el drama y el frenesí mientras John Lennon, Paul Mccartney, George Harrison y Ringo Starr grababan, durante un mes de enero de 1969 lleno de presiones, lo que se convertirí­a en el último álbum que los Beatles publicaron, Let It Be.

Como bien sabían los fans, la serie de Jackson se basaba en 60 horas de imágenes filmadas entre bastidores originalme­nte por el director Michael Lindsay-hogg para Let It Be, su documental de 1970, poco visto y a menudo desestimad­o sobre aquellas sesiones de grabación.

Tras su estreno en cines, la película de Lindsay-hogg desapareci­ó durante más de medio siglo, con la excepción de versiones en VHS de baja calidad y de copias piratas. Los fans tienden a recordarla como un interesant­e documento histórico que capta los últimos vuelos creativos de una fuerza musical sísmica, pero también como una especie de proceso de divorcio, con crudos momentos de discordias internas mientras la banda se precipitab­a hacia una desagradab­le separación. Desde ese punto de vista, Get Back, con sus numerosos momentos de bromas en el estudio, fue visto por algunos como una esperada corrección de Let It Be.

Como no es de extrañar, Lindsayhog­g, de 83 años, tiene una opinión muy distinta. El aclamado director participó en la invención del video musical con sus películas promociona­les para los Beatles y los Rolling Stones a mediados de la década de 1960, y recibió aplausos por la miniserie británica de la década de 1980, Brideshead Revisited. Lleva medio siglo luchando para que Let It Be reciba una segunda mirada y, en su opinión, un trato justo.

El 8 de mayo se cumplirá su deseo, cuando meticulosa­mente restaurada por el equipo de producción de Jackson, empiece a emitirse en Disney+ en colaboraci­ón con Apple Corps, la empresa que supervisa los intereses creativos y comerciale­s de los Beatles.

-Lleva décadas trabajando para rescatar Let It Be. ¿Qué cambió finalmente?

-El catalizado­r fue Peter. Nos conocimos en diciembre de 2018, antes de que empezara realmente con Get Back, y me dijo: “Contame la historia de Let It Be, qué pasó desde que la hiciste, porque la vi hace bastante poco y creo que esa película debería darse”. Pasaron uno o dos años, y me contó que tenía muy buena relación con Paul y Ringo y también con Sean Lennon y Olivia Harrison, la viuda de George, así como con Jonathan Clyde, que produjo Get Back para Apple. Así que empezó a abogar para que se diera Let It Be. Clyde y él consiguier­on un presupuest­o para la restauraci­ón y, poco a poco, el proyecto fue avanzando en Apple.

-¿Let It Be es una versión corta de Get Back?

-La mayoría de la gente que vio la película de Peter como una corrección de la mía no ha visto la mía, porque nadie pudo verla en 50 años. Así que, a menos que fueran chicos cuando la vieron en los cines, la única forma de que la mayoría la hubiera visto era en VHS o en copias piratas, que cambiaban la proporción de aspecto original y tenían imágenes oscuras y un sonido deficiente. Por eso, en parte, la película estuvo guardada en el armario durante mucho tiempo.

-Mucha gente recuerda Let It Be como una película con mala vibra, probableme­nte en parte por esa famosa escena en la que George y Paul discuten sobre la parte de guitarra de George en Two of Us. ¿Fue ese intercambi­o otra señal del principio del fin?

-Nadie había visto nunca a los Beatles pelearse, pero aquello no fue una pelea. Hasta ese momento, nadie había filmado a los Beatles ensayando, salvo en fragmentos. Era un territorio nuevo. El intercambi­o entre Paul y George nunca se comentó, porque era el tipo de conversaci­ón que mantendría cualquier colaborado­r artístico. Como director de teatro y cine, sé que ese tipo de conversaci­ones se produce cinco veces por semana.

-¿En qué medida ha cambiado la restauraci­ón digital el aspecto y el sonido de Let It Be?

-Cuando Peter me mostró por primera vez algunas imágenes restaurada­s de la película, una era la de una pareja de los Beatles de espaldas, y su pelo en el original parecía muy apelmazado. Entonces me dijo: “Ahora permitime mostrarte en qué hemos estado trabajando”. Era la misma toma, pero se veía cada mechón de pelo nítidament­e. La nueva versión es una versión del siglo XXI de una película del siglo XX. Sin duda, es más brillante y vivaz que la que acabó en la cinta de video. Ahora tiene el aspecto que se pretendía que tuviera en 1969 o 1970, aunque, a pedido mío, Peter le dio un aspecto más cinematogr­áfico que a Get Back, que tenía un aspecto levemente más moderno y digital.

-Los cuatro Beatles no asistieron al estreno de Let It Be en 1970. ¿Fue en señal de protesta? -Como sabemos ahora, estaban en proceso de separarse cuando la película estaba a punto de estrenarse. Quizá había rencor entre ellos; no se llevaban bien. Anunciaron su ruptura en abril de 1970, y Let It Be se estrenó en mayo. Fue un daño colateral. La gente no la vio como lo que era y buscó lo que no era.

-En 2021, Ringo dijo que “no había alegría” en la película. ¿Los miembros de la banda parecían descontent­os con ella entonces?

-Después de ver el primer montaje en julio, el día antes de que Neil Armstrong descendier­a en la Luna, John y Yoko (Ono), Paul y Linda Mccartney, Peter Brown de Apple, mi novia y yo fuimos a cenar a Provans en Londres. Creo que la película se considerab­a un trabajo en curso prometedor. No había ningún tipo de malicia. Nos sentamos y pasamos un buen rato como hacen los amigos. Hablamos de nuestra infancia, tomamos un par de botellas de vino. Cuando les mostramos el montaje final a fines de noviembre, volvimos a salir todos a cenar, a un lugar con discoteca. Tomamos una copa y charlamos, y Paul dijo que la película le había parecido buena.

Anunciaron su ruptura en abril de 1970, y Let It Be se estrenó en mayo. Fue un daño colateral. La gente no la vio como lo que era .y buscó lo que no era.

Después de 54 años, ¿cree que los fans tendrán una percepción diferente de la película?

-Si la ves sin ideas preconcebi­das, la película funciona muy bien, y está claro que estás viendo a cuatro hombres que se conocen desde que eran adolescent­es -al menos tres de ellos- y que se quieren como hermanos. Pero ya no eran los flequillud­os. Un par de ellos rondaban los 30 años. Habían dejado de hacer giras, lo que supone un gran cambio para un grupo de rock. Lo que se ve es que el afecto es eterno entre los cuatro. Pero ahora llevaban vidas muy separadas.

-Durante el rodaje, ¿tuvo la sensación de que estaban a punto de separarse?

-No, en absoluto. Empezamos a rodar con cuatro Beatles. Terminamos con cuatro Beatles. Pensé que se irían cada uno a lo suyo, que seguirían su corazón y sacarían discos por separado, pero que luego se reunirían, porque los Beatles eran una fuerza artística muy poderosa y también una fuerza social. No pensé que los Beatles fueran a separarse hasta que se separaron.

-Incluso los críticos de Let It Be tendrían dificultad­es para argumentar que su último recital en vivo en la terraza de Apple Corps no fue un momento de alegría.

-Qué suerte que la última frase de la película sea de John, en la terraza. El recital es interrumpi­do por la policía -lo cual es bueno, porque de todos modos ésas eran todas las canciones que habían ensayado- y entonces John dice: “Y espero que hayamos pasado la prueba”. Porque, si alguien pasó la prueba en toda esa década, fueron los Beatles.■

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Afuera. El último concierto en la terraza de Apple, un punto alto de la película.
El director. Michael Lindsayhog­g tiene 83 años y busca reivindica­r su filme. Afuera. El último concierto en la terraza de Apple, un punto alto de la película.

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