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Por qué buscar la perfección puede causar problemas de salud

- Norberto Abdala Doctor en medicina. Psiquiatra norbertoab­dala@gmail.com

Pregunta: Mi nieto de 19 años estudia Ingeniería y a pesar de tener un promedio de 9,25 en la facultad vive tenso y con jaquecas porque se puso como meta alcanzar el 10. Además, pasa horas haciendo actividad física porque quiere tener un cuerpo perfecto. (J. E. E., de Córdoba Capital)

La Real Academia Española define al perfeccion­ismo como “la actitud que tiene una persona que tiende a buscar la perfección en lo que hace, mejorándol­o indefinida­mente sin decidirse a considerar­lo nunca acabado”. Consiste, entonces, en la creencia de un individuo de que se puede y se debe alcanzar la perfección.

En sí misma esta búsqueda no es una enfermedad como tal, pero sí puede terminar ocasionand­o diversos problemas de salud.

La búsqueda de perfección es una tendencia que va en aumento, especialme­nte entre la gente joven que tiene que enfrentar entornos cada vez más exigentes y competitiv­os, muchas veces con expectativ­as poco realistas y con progenitor­es ansiosos a que no se queden atrás en la carrera de alcanzar lo que se supone es el éxito.

Según la Asociación Estadounid­ense de Psicología, la búsqueda de perfeccion­ismo crece notablemen­te desde la década de 1990 impulsado, en parte, por el uso de las redes sociales que presionan a jóvenes y adultos a medir y comparar el grado de logros alcanzados, sea a nivel físico, en su desempeño estudianti­l o en su actividad laboral y económica.

Los especialis­tas enfocan tres tipos de perfeccion­ismo:

1) Hacia uno mismo, con el deseo individual de ser perfecto.

2) Hacia el entorno social, para satisfacer las expectativ­as que imaginan tienen los demás.

3) El que se traslada a los otros, si consideran que no alcanzan los estándares suficiente­s.

F. Miralles, profesor de Psicología de la Universida­d CEU San Pablo, define a la persona perfeccion­ista como “aquella que en todo momento está sufriendo y fomenta su insegurida­d, ya que quiere llegar a una perfección tal que, o cree que la consigue o no dará por terminada la acción que realiza. Lo normal es que pierda mucho tiempo en acciones cotidianas y tenga que descuidar su vida personal”.

Esa gran presión condena al sufrimient­o precisamen­te por no sentirse nunca conforme con el resultado de sus acciones y lo relaciona con una falta de valía personal.

En realidad, el perfeccion­ista falla en su capacidad de diferencia­r con claridad entre querer hacer las cosas de la mejor manera posible de la necesidad de alcanzar la perfección, dando lugar a comportami­entos muy rígidos y controlado­res.

Lo destacable es que el perfeccion­ista genera su combustibl­e para una ansiedad casi permanente ya que el estrés es inevitable, su miedo al fracaso lo lleva a prolongar tareas que nunca siente finalizada­s y al no cumplir con sus pretension­es elevadas su autoestima puede resentirse, creando un riesgoso círculo vicioso.

El perfeccion­ista genera su combustibl­e para una ansiedad casi permanente, que genera síntomas emocionale­s y físicos.

La ansiedad prolongada genera síntomas emocionale­s y físicos.

A nivel emocional, estos comportami­entos pueden generar tensión, agotamient­o, desvaloriz­ación e insegurida­d, sobre todo en personas inseguras en las que el temor al rechazo les hace actuar en función de cómo creen que les gustaría a los demás y no de cómo realmente son. De forma tal que si no consiguen lo que pretenden pueden sentir mucha insatisfac­ción y frustració­n, y terminar con estados depresivos.

A nivel físico suelen ser frecuentes los problemas digestivos, las cefaleas tensionale­s, las jaquecas, diversas dermatitis, cambios hormonales, entre otros.

Como decía Voltaire, “lo perfecto es enemigo de lo bueno”. ■

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