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La escritora que tenía simpatía por los criminales

Patricia Highsmith. Fue la creadora del asesino y estafador Tom Ripley, personaje reactualiz­ado por la serie que estrenó Netflix. Acaban de reeditar el libro en el que ella describió su método para escribir historias de suspenso.

- TEXTO OSVALDO AGUIRRE FOTO ARCHIVO CLARÍN

Patricia Highsmith podía ser tan sincera como inquietant­e: “Simpatizo con los criminales y los encuentro interesant­ísimos, a menos que sean monótona y estúpidame­nte brutales”, según dijo a propósito de sus procedimie­ntos literarios y de la creación del asesino y estafador Tom Ripley, protagonis­ta de una célebre saga. La serie de Netflix de reciente estreno adapta la primera novela del personaje y con él pone también en escena a una de las escritoras más importante­s de la segunda mitad del siglo XX.

Highsmith (Estados Unidos, 1921 - Suiza, 1995) ocupa un lugar singular dentro del género negro tanto por sus indagacion­es en la psicología criminal como por la distancia despectiva que mantuvo ante los modelos consagrado­s.

En ¿Cómo se escribe un libro de suspenso?, reeditado en coincidenc­ia con el estreno de la serie, plantea su rechazo al relato de enigma y a los trucos del policial clásico, “ideas ingeniosas que no tienen nada que ver con la literatura”.

La serie de ocho capítulos dirigida por Steven Zaillian confirma su idea de que el valor perdurable del género reside en las historias, mientras la moral y el comportami­ento social cambian con el transcurso del tiempo.

El Ripley que propone Andrew Scott llega precedido por las interpreta­ciones de Alain Delon, Dennis Hopper y John Malkovich en versiones cinematogr­áficas. Extraños en un tren (1951), la película de Alfred Hitchcock sobre su primera novela, inauguró esa notable serie de adaptacion­es de obras de Highsmith a la pantalla.

Una pregunta graciosa

En abril de 1947 el editor de la revista The Writer le propuso escribir un artículo sobre cómo ganarse la vida a través de la literatura. “Me eché a reír. ¿Qué sé yo de ganarme la vida?”, anotó Highsmith en su diario. En ese momento era una escritora inédita pero la propuesta fue el germen de ¿Cómo se escribe un libro de suspenso?, publicado por primera vez en inglés al cabo de dos décadas.

Reeditado por la Universida­d Diego Portales con traducción de Débora Vázquez y Matías Serra Bradford, un plus más que apreciable respecto a versiones publicadas en España, ¿Cómo se escribe un libro de suspenso? comenta aspectos prácticos desde la concepción de los argumentos hasta el desarrollo de la trama.

Highsmith recurre como ejemplos tanto a sus logros como a los rechazos que recibió por parte de editores, con la idea de que es el fracaso lo que hace entretenid­o y apasionant­e al oficio de escritor.

Un libro logrado es para ella un libro legible, y sus recomendac­iones tienen muy en cuenta las posibilida­des y restriccio­nes del mercado literario y cinematogr­áfico.

La idea de la Justicia como desenlace de una ficción le resulta aburrida. Cuestiona la doble vara del público, que reclama el triunfo de la ley y a la vez aprueba la violencia si está del lado de los buenos.

Highsmith emplea la palabra suspenso “en el sentido en que la utiliza la industria del libro, es decir, narracione­s en las que existan amenazas de violencia física y peligro”. Sin embargo no se siente cómoda con la etiqueta aplicada por la crítica norteameri­cana a sus libros y destaca que en Europa “no estoy catalogada como una escritora de suspenso sino simplement­e como una novelista, con un prestigio mayor”.

El culto del suspenso como forma narrativa puede asociar a Highsmith con Alfred Hitchcock. En las conversaci­ones que sostuvo con Francois Truffaut, el director de Psicosis se pronuncia en términos parecidos a la escritora: “El suspenso es el medio más poderoso de mantener la atención del espectador” y su principal factor no es de orden intelectua­l, como en el relato policial donde se trata de dilucidar un misterio, sino emotivo.

A diferencia de lo común en el gremio, Highsmith no se queja de los editores en su libro. Acepta los rechazos y las sugerencia­s de cambios como reglas del juego, incluso cuando ya está consagrada.

Pero no se muestra dócil ante ciertas imposicion­es. La idea de la Justicia como desenlace de una ficción le resulta aburrida y superficia­l y por otra parte cuestiona la doble vara del público que reclama el triunfo de la ley y a la vez aprueba la violencia si está del lado de los buenos.

En la piel del personaje

El tema recurrente en sus novelas es la relación entre dos hombres de carácter muy distinto. La serie de Netflix, adaptación de El talentoso señor Ripley (1955), lo expone a través del particular vínculo tramado entre el bon vivant Richard Greenleaf, hijo del dueño de un astillero, y Tom Ripley, enviado al sur de Italia con el fin de traerlo de regreso a Nueva York.

El personaje sigue el itinerario biográfico de Highsmith de Estados Unidos a Italia, en la primera entrega de la saga, y por otros escenarios de Europa en las novelas siguientes. No es la única coincidenc­ia entre ambos.

La escritora cuenta que se imaginó dentro de la piel del protagonis­ta: El talentoso señor Ripley fue así el libro que escribió con mayor facilidad “y a menudo tuve la sensación de que Ripley lo estaba escribiend­o y yo meramente estaba tipeando”.

Tan convencida estaba Highsmith de esa confusión de identidade­s que, según ella, los premios recibidos por la novela -los colgaba en el baño, para que resultaran menos pomposos- le correspond­ían a Ripley, su personaje.

La simpatía entre el autor y el criminal es además para ella una exigencia de la novela de suspenso y un problema adicional para la escritura. El público no quiere que los criminales se queden sin castigo, dice, y además se trata de hacer aceptable a un personaje que en principio provoca rechazo.

Highsmith descubre algunos de sus procedimie­ntos al respecto: presentar al héroe-asesino con rasgos de generosida­d o bondad y dotarlo de aficiones artísticas o gustos culinarios.

No le gusta matar al criminal en la ficción (“va completame­nte en contra de mi naturaleza”) ni que le hablen de la identifica­ción del lector con el protagonis­ta en términos convencion­ales y dice que ese requisito se puede resolver con personajes secundario­s.

Rechazo y fascinació­n

Ripley es un estafador de poca monta que pasa penurias hasta su encuentro con Greenleaf. Uno de los aciertos notables de la serie es el límite difuso de la insinuació­n sexual y los propósitos criminales, una ambigüedad que define la relación entre ambos.

Greenleaf intuye el carácter y los planes de Ripley, y precisamen­te cae seducido por ese oscuro trasfondo.

Un psicópata puede ser repugnante, pero también fascinante por su misma personalid­ad, dice Highsmith.

Según su opinión en ¿Cómo escribir una novela de suspenso?, los delincuent­es tienen rasgos positivos para la ficción: son activos, libres de espíritu y no se doblegan ante nadie.

“Tal vez dentro de mí exista un impulso criminal serio y muy reprimido, de lo contrario no me interesarí­an tanto los criminales o no escribiría sobre ellos con tanta frecuencia”, admite Highsmith.

La escritora aprobó las adaptacion­es de Hitchcock y las de René Clement (1960) y Wim Wenders (1977) sobre El talentoso señor Ripley.

La realizació­n de Steven Zaillian no desmerece a los ilustres antecesore­s con su imponente puesta en escena, el blanco y negro como refuerzo de composició­n y en particular la secuencia del crimen en medio de un paseo en bote, una extraordin­aria puesta en práctica del suspenso.

La fijación de Tom Ripley con los objetos de Greenleaf -el anillo, el reloj, el bolígrafo, la bata- recrea por otra parte la atracción de Highsmith por los pasadizos oscuros de la mente criminal e incluso la extiende al travestism­o, en la escena en que el protagonis­ta se viste con la ropa de la futura víctima y ensaya sus gestos y sus palabras ante un espejo.w

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 ?? ?? ¿Cómo se escribe un libro de suspenso? De Patricia Highsmith. Publicado por Ediciones Universida­d Diego Portales. Precio: $29.900.
¿Cómo se escribe un libro de suspenso? De Patricia Highsmith. Publicado por Ediciones Universida­d Diego Portales. Precio: $29.900.

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