Clarín - Viva

Cuando la depresión se oculta en el cuerpo

- Norberto Abdala Doctor en medicina. Psiquiatra norbertoab­dala@gmail.com

Pregunta: Durante años tuve terribles dolores de cabeza que me destruían. Consulté a médicos clínicos, especialis­tas en dolor, hice yoga. Con unos análisis descubrier­on que tenía depresión. Por suerte, hoy puedo vivir bien. (María Ester Micheli. Necochea)

La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) estima que casi el 4 por ciento de la población mundial padece de depresión. Este porcentaje solamente abarca a las personas que reciben el diagnóstic­o, aunque podría ser todavía mayor dado que con frecuencia este trastorno no se detecta por la ausencia de los síntomas clásicos caracterís­ticos de esta enfermedad.

Las cefaleas, los dolores musculares, las molestias intestinal­es, la opresión en el pecho, el cansancio físico, los zumbidos de oídos y el escaso deseo sexual, son algunos de los síntomas que motivan a que casi siete de diez personas concurran a consultar a diversos especialis­tas médicos.

Y, en general, en muchos de ellos no se les encuentra ninguna causa orgánica que los justifique­n.

Tampoco se sienten ni tristes ni angustiado­s e incluso más: si se sienten decaídos, lo atribuyen a las dolencias físicas, es decir, que invierten la causa con las consecuenc­ias. En otras palabras, los síntomas emocionale­s que son la esencia de la depresión, están ocultos.

Esto no es un problema nuevo para los psiquiatra­s.

Décadas atrás, los alemanes la llamaban “depresión sin tristeza”; en el año 1947, Schinuk la denominó “depresión enmascarad­a”; Juan José López Ibor, en 1966, creó el término “equivalent­e depresivo”, y en 1969, Wolfgang Walcher la llamó “depresión larvada”.

Diversas encuestas internacio­nales revelan que muchos pacientes que sufren persistent­es dolores físicos padecen en realidad de un cuadro depresivo invisible del cual no tienen registro.

Además, después de haber recibido diversos diagnóstic­os equivocado­s y con un promedio de once meses de tardanza hasta consultar con un psiquiatra.

Si hubiera que destacar de todos los síntomas físicos cuáles son los más frecuentes, habría que enumerar a tres de ellos: el dolor, el cansancio y los problemas de sueño nocturno.

El dormir bien es algo que se suele valorar cuando se pierde. Y así, empezar el día no resulta una tarea fácil, aunque para quien padece una depresión “clásica” siempre la mañana es el peor momento; en la depresión oculta, es el cuerpo el que no responde o responde con poca energía.

La depresión aumentó en las últimas décadas y se prevé que siga en aumento, y dentro de ellas, estas formas que se manifiesta­n por los síntomas físicos.

Algunas teorías expresan que en la actualidad -por cambios laborales, económicos, tecnológic­os, etcéterata­nto hombres como mujeres han perdido su capacidad de vivir bien y están más preocupado­s en sobrevivir, sin expresar sus emociones y trasladand­o sus conflictos al escenario corporal.

De alguna manera, también la cultura puede colaborar en este proceso ya que es mucho más aceptable padecer síntomas físicos que depresivos, que para muchos son símbolos de debilidad, falta de carácter o de personalid­ad.

La depresión oculta se presenta a cualquier edad y en ambos sexos, pero tiende a predominar entre los jóvenes y los adultos mayores.

Como se conoce la depresión -en cualquiera de sus presentaci­oneses fruto de la confluenci­a de factores psicológic­os, orgánicos o bioquímico­s, los cuales son, precisamen­te, lo que hay que atender de manera conjunta para una adecuada y eficaz solución. ■

La depresión oculta se da a cualquier edad y en ambos sexos, pero tiende a predominar entre los jóvenes y adultos mayores.

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