Clarín

Si no cambia el rumbo, el blue seguirá en alza

- Alfonso Prat- Gay

Menos dólares oficiales y más pesos en circulació­n colaboran a que suba el dólar en negro.

No merecíamos volver a escucharla más. Con tanta soja, tan buenos precios y tanta bonanza en la región, el dólar negro tendría que estar confinado a la crónica de nuestro pasado turbulento. Una reliquia que sirva tan solo para recordarno­s los errores que no debemos repetir o los regímenes a los que no nos queremos parecer. Pero la pregunta vergonzosa ha vuelto con la misma fuerza de tantas nefastas veces: “¿ Por qué sube el dólar paralelo?” La respuesta inmediata es sencillita. Sube el paralelo porque hay cada vez menos dólares oficiales disponible­s y porque hay cada vez más pesos en circulació­n. La AFIP redujo la oferta de dólares a turistas justo cuando se van de vacaciones. Los que se van, compran al precio que sea y los que se quedan, compran porque ven que cada día sube un poco más. Y los pocos que tienen tarjeta de crédito veranean en cualquier lugar del mundo pagando menos que en nuestra costa, gracias al generoso subsidio del control de cambios. A mediados de 2012 el kirchneris­mo lanzó una gesta Nac& Pop de “pesificaci­ón”. Cadena nacio-

“¿Cuánto más van a subir el paralelo, el desempleo y la inflación?”

nal de CFK, corralito cambiario ratificado por el BCRA, reforma pesificado­ra del Código Civil y Comercial. “Van a querer al peso, por las buenas o por las malas” parecían decirnos. Confiados entonces en que habían engañado una vez más al pueblo, se largaron a disfrutar de las ventajas de la reciente reforma a la Carta Orgánica del Banco Central. ¡Vaya si la disfrutaro­n! Desde principios de junio, el Banco Central le entregó al Gobierno $ 55.000 millones en “adelantos transitori­os” que éste nunca va a devolver. ¿De dónde salieron esos $ 55.000 millones? De la maquinita, claro – incluida la que le expropiaro­n a Ciccone. Desde que asumió Mercedes Marcó del Pont, el Banco Central emitió $ 185.000 millones. Es decir, casi las dos terceras partes de la totalidad de billetes en circulació­n se emitieron en tan solo 3 años. La mitad de esos nuevos pesos se los regaló directamen­te al gobierno nacional, a través de adelantos no retornable­s. Con la otra mitad compró US$ 24.341 millones que ya no están: se los llevó el gobierno para pagar aquella deuda que -nos dijo- había renegociad­o tan bien. El saldo: hay casi US$ 5.000 mi- llones menos de reservas y casi 200.000 millones más de pesos. La inf lación acumulada en estos 3 años fue de 90%, mientras que el dólar oficial subió 40%. Todo subió más que el dólar oficial. Ese es el dólar al que venden los pocos exportador­es que no pagan retencione­s. Al exportador medio y, especialme­nte, a las economías regionales se le hace cada vez más difícil exportar. En consecuenc­ia, la pregunta que nos tenemos que hacer hoy no es por qué sino cuánto. “¿ Cuánto más van a subir el paralelo, el desempleo y la inflación?” Hasta que el Gobierno asuma que nos está llevando al repetido callejón, justo cuando tenemos todo de nuestro lado para evitarlo esta vez.

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