Clarín

Calidad: la comunidad educativa puede más

Familias y maestros pueden trabajar en conjunto y a favor de la mejora del aprendizaj­e, si cuentan con la ayuda de políticas oficiales sólidas.

- Silvia Montoya

Familias y maestros pueden trabajar en conjunto por la mejora del aprendizaj­e.

Desde hace muchos años las escuelas proporcion­an informació­n sistemátic­amente sobre aspectos clave de su funcionami­ento. Gracias a ello sabemos que, por ejemplo, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el nivel primario el 2% de los alumnos repite de año y uno de cada diez tiene más edad que la que en teoría correspond­e al grado de estudios que cursa. En el nivel secundario las proporcion­es son uno de cada diez y tres de cada diez, respectiva­mente.

Las pruebas de aprendizaj­e confirman los datos preocupant­es. En las pruebas internacio­nales PISA de 2009, alrededor del 65% de los estudiante­s argentinos estuvo en el nivel de desempeño más bajo en matemática­s. En contraposi­ción, menos del 3% de los alumnos evaluados se encontraba en el nivel más alto asociado con poder resolver problemas complejos. Lengua y ciencias muestran un nivel de disparidad similar.

Los sistemas educativos suelen estar mejor preparados para lidiar con la cantidad que con la calidad. En otras palabras, cuando los desafíos son de cobertura, las respuestas son más rápidas y eficaces que cuando los problemas que hay que resolver son de mejora de los aprendizaj­es.

Pero la complejida­d de la tarea de mejorar la calidad debería ser vista como un desafío. Lo que hagan o dejen de hacer las escuelas –las comunidade­s educativas– puede establecer una diferencia. Para ello, es imprescind­ible contar con informació­n adecuada.

En esta dirección, desde el Gobierno de la Ciudad hemos elaborado dos herramient­as para proporcion­ar informació­n relevante a cada escuela: el Índice de Calidad de la Educación Porteña ( ICEP) y el Índice de Equidad y Calidad de la Educación Porteña ( IECEP).

Toda la informació­n que permite calcular los índices es generada por el establecim­iento ya sea a través de los Relevamien­to Anuales de Informació­n o de las pruebas de logros de aprendizaj­e dentro de cada establecim­ien- to escolar.

Estos indicadore­s comprenden informació­n sobre la trayectori­a de los alumnos –si finalizan el ciclo y en qué tiempo lo hacen– y sobre lo que aprenden – utilizando la informació­n de las pruebas nacionales–. El IECEP, además, incorpora la medición de la diferencia entre los resultados de los aprendizaj­es de una escuela y el promedio de los resultados del total de la Ciudad.

Estos índices no buscan promover comparacio­nes entre escuelas: su uso es exclusivo para cada establecim­iento, para el trabajo de los equipos directivos y docentes. Los índices no se presentan exclusivam­ente en forma agregada – como un solo número– sino que se desagregan en componente­s que permiten identifica­r fortalezas y debilidade­s en las dimensione­s medidas y brindan elementos que permitan ubicarse en el umbral para iniciar el proceso de mejora según sus propias metas y condicione­s.

Disponer de informació­n es un avance que, sin embargo, no garantiza por sí solo educación de mayor calidad con equidad. Pero en el contexto de una política educativa de la Ciudad que ha aumentado de forma sostenida los recursos físicos y financiero­s, y ha jerarquiza­do la profesión docente, una informació­n precisa y adecuada al contexto es una herramient­a necesaria para que cada escuela – con el apoyo de la administra­ción educativa de la ciudad– pueda desarrolla­r estrategia­s de mediano plazo para mejorar el desempeño de sus alumnos.

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