Calidad: la comunidad educativa puede más
Familias y maestros pueden trabajar en conjunto y a favor de la mejora del aprendizaje, si cuentan con la ayuda de políticas oficiales sólidas.
Familias y maestros pueden trabajar en conjunto por la mejora del aprendizaje.
Desde hace muchos años las escuelas proporcionan información sistemáticamente sobre aspectos clave de su funcionamiento. Gracias a ello sabemos que, por ejemplo, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el nivel primario el 2% de los alumnos repite de año y uno de cada diez tiene más edad que la que en teoría corresponde al grado de estudios que cursa. En el nivel secundario las proporciones son uno de cada diez y tres de cada diez, respectivamente.
Las pruebas de aprendizaje confirman los datos preocupantes. En las pruebas internacionales PISA de 2009, alrededor del 65% de los estudiantes argentinos estuvo en el nivel de desempeño más bajo en matemáticas. En contraposición, menos del 3% de los alumnos evaluados se encontraba en el nivel más alto asociado con poder resolver problemas complejos. Lengua y ciencias muestran un nivel de disparidad similar.
Los sistemas educativos suelen estar mejor preparados para lidiar con la cantidad que con la calidad. En otras palabras, cuando los desafíos son de cobertura, las respuestas son más rápidas y eficaces que cuando los problemas que hay que resolver son de mejora de los aprendizajes.
Pero la complejidad de la tarea de mejorar la calidad debería ser vista como un desafío. Lo que hagan o dejen de hacer las escuelas –las comunidades educativas– puede establecer una diferencia. Para ello, es imprescindible contar con información adecuada.
En esta dirección, desde el Gobierno de la Ciudad hemos elaborado dos herramientas para proporcionar información relevante a cada escuela: el Índice de Calidad de la Educación Porteña ( ICEP) y el Índice de Equidad y Calidad de la Educación Porteña ( IECEP).
Toda la información que permite calcular los índices es generada por el establecimiento ya sea a través de los Relevamiento Anuales de Información o de las pruebas de logros de aprendizaje dentro de cada establecimien- to escolar.
Estos indicadores comprenden información sobre la trayectoria de los alumnos –si finalizan el ciclo y en qué tiempo lo hacen– y sobre lo que aprenden – utilizando la información de las pruebas nacionales–. El IECEP, además, incorpora la medición de la diferencia entre los resultados de los aprendizajes de una escuela y el promedio de los resultados del total de la Ciudad.
Estos índices no buscan promover comparaciones entre escuelas: su uso es exclusivo para cada establecimiento, para el trabajo de los equipos directivos y docentes. Los índices no se presentan exclusivamente en forma agregada – como un solo número– sino que se desagregan en componentes que permiten identificar fortalezas y debilidades en las dimensiones medidas y brindan elementos que permitan ubicarse en el umbral para iniciar el proceso de mejora según sus propias metas y condiciones.
Disponer de información es un avance que, sin embargo, no garantiza por sí solo educación de mayor calidad con equidad. Pero en el contexto de una política educativa de la Ciudad que ha aumentado de forma sostenida los recursos físicos y financieros, y ha jerarquizado la profesión docente, una información precisa y adecuada al contexto es una herramienta necesaria para que cada escuela – con el apoyo de la administración educativa de la ciudad– pueda desarrollar estrategias de mediano plazo para mejorar el desempeño de sus alumnos.